La Confederación General del Trabajo (CGT) reunirá este miércoles a su consejo directivo, luego de seis meses de inactividad.
La organización del congreso para elegir nuevas autoridades será uno de los principales puntos de la agenda sindical, pero también se espera una definición sobre un polémico tema que enfrentará a la central obrera con el gremialismo kirchnerista y, por extensión, con Cristina Kirchner: la reducción de la jornada laboral como una forma de mejorar la productividad y facilitar la creación de nuevos puestos de trabajo, tal como sucede en varias partes del mundo.
La cúpula cegetista se opone a esa idea porque no cree que ayude a combatir el desempleo y considera necesario debatirla en el Consejo Económico y Social. El secretario adjunto de la CGT, Andrés Rodríguez (UPCN), tomó distancia del proyecto K al declarar que “hay que crear empleo aumentando la producción”.
Esa postura anticipa la conclusión a la que llegaría el consejo directivo de la CGT cuando delibere, desde las 15, en la sede de Azopardo 802, y que abriría una polémica que sacudirá el tablero oficialista: hasta ahora, la reducción de la jornada laboral está contemplada en dos proyectos presentados en el Congreso, uno del diputado Hugo Yasky, jefe de la CTA oficialista, y otro de su colega Claudia Ormaechea, proveniente del gremio bancario.
Sin embargo, la propuesta será el eje de la campaña de Sergio Palazzo, el líder de la Asociación Bancaria, flamante precandidato a diputado del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires: el dirigente privilegiado por la Vicepresidenta quiere que uno de sus primeros proyectos cuando debute en la Cámara baja sea justamente la reducción de la jornada laboral y ya logró el decisivo aval de Máximo Kirchner, jefe del bloque de diputados del Frente de Todos.
Eso significa que la propuesta de reducir la jornada laboral legal en la Argentina (de 48 horas semanales como máximo) ya no es de un sector del kirchnerismo ni de dos legisladores oficialistas sino de una de las principales espadas de la coalición gobernante. Si la CGT concreta su rechazo al proyecto se estará enfrentando con Cristina Kirchner.
Será la segunda idea de la ex presidenta que rechaza la central obrera: la otra fue la reforma del sistema de salud, que busca centralizar los recursos para mejorar la atención médica, pero el sindicalismo teme que implique ceder el control de los fondos de las obras sociales.
El proyecto de ley presentado por Yasky plantea que “la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta horas semanales” y que la reducción de la jornada laboral sea una suerte de “compensación” por la caída del poder de compra del salario de los últimos años. Ormaechea, por su parte, contempla en su iniciativa que “la duración del trabajo no podrá exceder de seis horas diarias o treinta y seis semanales”, mientras que “la jornada de trabajo nocturno no podrá exceder de cinco horas y quince”.
Palazzo tiene una postura intermedia entre esos proyectos y ya está analizando la experiencia internacional en la materia. Dicen que incluso ya convenció de los beneficios de esa idea al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien consideró “imposible” aplicar la reducción de la jornada laboral en la Argentina: “Hay que ser cuidadosos con ese tema porque en los países donde ha habido avances en este sentido son países desarrollados y, en general, han incorporado un esquema de reducción proporcional del salario porque estamos hablando de países donde el mercado laboral está muy desarrollado”, dijo.
Por las dudas, el líder de la Asociación Bancaria aclaró a sus interlocutores oficiales que la iniciativa que está preparando establece la reducción de la jornada de trabajo con igual salario. Ese es uno de los puntos sobre los que Kulfas había expresado sus dudas, sobre todo luego de que el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, advirtió que la reforma “implicaría también proporcionalizar el salario, con su pertinente reducción”.
Más allá de este espinoso tema, el consejo directivo de la CGT analizará esta tarde los preparativos del congreso que elegirá sus nuevas autoridades. En principio, todo indica que tendría lugar en la última semana de octubre, aunque los abogados cegetistas todavía están evaluando los plazos legales para la convocatoria. El Ministerio de Trabajo dictaría en breve una resolución para legalizar la reanudación de la vida sindical interna, ya que desde el comienzo de la cuarentena obligatoria dispuso la prohibición de las asambleas, congresos y elecciones en los gremios. Esa veda finalizará el 1° de septiembre.
Los dirigentes que lideran la CGT le darán al resto de la conducción un informe detallado de los contactos que mantuvieron en los últimos meses con diversos sectores sindicales para lograr la unidad sindical. Se espera que después de la reunión de esta tarde se aceleren las negociaciones para llegar a un acuerdo interno sobre las autoridades que sucederán a Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), los actuales cotitulares cegetistas.
Sin consenso para elegir un solo secretario general, vuelve a hablarse de un triunvirato o cuarteto para conducir la nueva CGT. Daer, del sector de “Los gordos”, buscará su continuidad durante otro mandato de cuatro años, mientras que el moyanismo quiere ubicar en la máxima grilla de la central obrera a Pablo Moyano, el secretario adjunto del Sindicato de Camioneros. El sindicalismo kirchnerista, con poco peso interno en la central obrera, propondrá a un integrante de la Corriente Federal, sector gremal que integran Palazzo, la judicial Vanesa Siley, quien también buscará su reelección como diputada del Frente de Todos, y Walter Correa, del Sindicato de Curtidores, otro diputado que entró en la lista de candidatos del oficialismo en la Provincia.
Otro de los puntos que discutirá la dirigencia sindical es la promoción de las mujeres a los principales cargos de la central obrera. Gerardo Martínez, líder de la UOCRA, propondrá a sus colegas “una participación femenina igualitaria”, para lo cual habría que reformar el estatuto de la CGT. La idea avanza en el resto de la conducción cegetista, pero la que despertará más resistencia interna es la propuesta de que se sumen los movimientos sociales a través de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), el sindicato que representa al sector de los trabajadores informales
Antes del congreso de la CGT, la pelea de los sindicalistas se concentrará en las elecciones del 7 de octubre en la poderosa Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), liderada por Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), quien buscará su reelección apoyado por la UTA, conducida por Roberto Fernández, y La Fraternidad, que encabeza Omar Maturano. El otro candidato para la CATT es Sergio Sasia, titular de la Unión Ferroviaria, que estructuró una alianza con el moyanismo. Todavía no está claro a quiénes apoyarán los sindicatos aeronáuticos, donde la mayoría está enrolada en el kirchnerismo.
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