Hace poco más de una semana, el oficialismo porteño creó una nueva cuenta en Instagram. “Migrantes JxC” tiene apenas 2100 seguidores y una de sus caras visibles es el legislador Claudio Romero, presidente del PRO de la Ciudad de Buenos Aires. El dirigente es la cabeza del equipo que coordina una de las tareas más inciertas del distrito donde hegemoniza el macrismo: capturar el “voto migrante”, un padrón de 417 mil electores que a priori es huidizo al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
La situación es inédita en la Ciudad de Buenos Aires. En los comicios anteriores, los inmigrantes con residencia permanente debían inscribirse voluntariamente para ir a las urnas y elegir a los representantes en los cargos locales. En 2019, apenas 8.965 personas de las 20.857 registradas participaron en el cuarto oscuro. Para 2021, todos los ciudadanos extranjeros mayores de 16 años, con DNI y residencia permanente en los barrios porteños quedarán habilitados automáticamente para elegir a los futuros legisladores. Son casi 400 mil personas más: un incremento del 16% de los votantes del padrón.
El fuerte aumento de la cantidad de personas habilitadas se produce a partir de la entrada en vigencia de la totalidad del Código Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, sancionado por la Legislatura porteña en 2018. Era un antiguo pedido de los colectivos de migrantes, movimientos sociales y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. El debate comenzó por el impulso del legislador porteño Juan Cabandié, y se concretó en el mandato porteño de Paula Penacca, actual diputada nacional y dirigente de La Cámpora. El viernes pasado, el Tribunal Superior de Justicia publicó el nuevo padrón, el cual podrá ser modificado y revisado el 24 de agosto.
En términos potenciales, si se acercaran a las urnas unos 300 mil migrantes, el voto podría definir el color de entre cuatro y cinco bancas de la Legislatura porteña. Pero la competencia en la Capital Federal no registra ningún tipo de antecedentes. La participación efectiva será un misterio el 12 de septiembre, cuando se desarrollen las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
En el oficialismo porteño reconocen que el territorio es “complicado” para conseguir votos favorables a Horacio Rodríguez Larreta. En los últimos comicios, de 2019, el Frente de Todos obtuvo el 65,88% de los votos de extranjeros de residentes de la Ciudad, mientras que “Vamos Juntos” obtuvo el 27,55 por ciento. A partir de ese momento, la participación electoral creció unos 20 puntos y favoreció a la oposición que lleva la lista de Matías Lammens como candidato a jefe de Gobierno porteño. En las comunas del sur capitalino o en el Barrio 31, donde se concentra este electorado, fueron las únicas zonas que Rodríguez Larreta perdió en las urnas
“Es un segmento adverso”, reconocieron a Infobae cerca del equipo de campaña del larretismo. Además, en Argentina, los extranjeros residentes de países vecinos suelen votar a dirigentes de la “izquierda latinoamericana”, lo cual ya de por sí no es favorable a la corriente política que gobierna hace 14 años el centro neurálgico del país.
Como es habitual en el PRO, entre los organizadores de la campaña se analizaron estudios de opinión para identificar el perfil de votante migrante. Una de las características que representará un problema para Rodríguez Larreta es la cultura política de los residentes de países como Bolivia, Paraguay o Perú, donde la organización política corresponde a Estados unitarios y, por lo tanto, el Presidente de la Nación tiene un rasgo preponderante. De este punto de vista, el desafío será mostrar que el gobierno local tiene su importancia para “el vecino”.
“En esos países, el Gobierno nacional se encarga de todo, de conseguir el documento, el agua potable, todo tipo de servicios. Es una cultura política muy personalizada”, indicaron fuentes del PRO. En el oficialismo confían en demostrar que desde Uspallata se impulsa la integración y urbanización de los barrios populares, donde habita la mayoría de los extranjeros residentes y que constituye una de las políticas “vidriera” de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta.
En sus redes sociales, Claudio Romero aparece en las recorridas por los barrios populares de la Ciudad. Es quien le pondrá el cuerpo al diálogo con referentes y colectivos de organizaciones de migrantes. En los últimos días, estuvo en actividades por el Día de la Niñez, en el Barrio 31 Carlos Mugica, o en el bajo Flores, en el vecindario Padre Rodolfo Ricciardelli. “Trabajar por los más vulnerables no es tirar chapa, ladrillos y planes. Es urbanizar y dar trabajo, eso es dignidad. Desde la Ciudad trabajamos para todos los vecinos”, sostuvo el legislador a Infobae.
Las expectativas en el larretismo en esta porción del padrón no son muy altas. Lo observan como un ensayo frente a metas más ambiciosas, como las elecciones para la jefatura de Gobierno porteño de 2023. Todo el esfuerzo estará en incrementar la participación e incorporar a los referentes vecinales en el dispositivo proselitista. Los materiales de difusión apuntan en esa dirección, con consignas como “Los migrantes pueden votar”.
En el Frente de Todos esperan incrementar el caudal de votantes de una población que ya es afín. La precandidata a legisladora porteña y titular del Programa de Derechos Electorales de Extranjeros de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, Madgalena Tiesso, es una de las articuladoras opositoras que están detrás del dispositivo electoral que lidera Leandro Santoro. En ese armado está, además, Alejandro Amor, el ex titular del organismo, quien no casualmente encabezará la boleta para la Legislatura porteña. La perspectiva es poder ampliar bancada alineada con Alberto Fernández.
“Nuestra estrategia es mucha militancia y organización territorial con las distintas colectividades migrantes. Fueron los legisladores y legisladoras del Frente de Todos quienes pidieron la incorporación del empadronamiento automático cuando se sancionó el Código Electoral. Éramos conscientes que el 13% de la población de la Ciudad es migrante, y el número que teníamos empadronados voluntarios era de 20 mil. Era claro que estaba lejos de la realidad”, expuso Tiesso a Infobae.
Según estimaciones del Centro de Estudios Sociales para el Desarrollo Territorial (Cesdet), en base a estadísticas oficiales, la población migrante está integrada por nacionales de Bolivia (unos 65.400); Paraguay (54.800); Perú (41.500); Uruguay (23.300); España (12.900); Italia (11.900); China (10.900); Brasil (6.900); Chile (6.500); Colombia (6.300); Venezuela (5.000) y Corea del Sur (5.000), entre otros. El 54% son mujeres y el 46% corresponde a varones.
Por lo general, hay una relación directa entre aquellas zonas económicas deprimidas de la Ciudad y los extranjeros en condiciones de vulnerabilidad. La Comuna 1 (Retiro) tiene más de 51.000 votantes migrantes; la Comuna 8, que involucra a Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano, tiene unas 45.000 personas registradas. Después le sigue la Comuna 7 (Flores y Parque Chacabuco) con 40.000 electores; y la La Comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya), con casi 39.000 votantes.
“El electorado migrante es muy diverso. Lamentablemente, el Gobierno de la Ciudad los vulnera constantemente. Hace unos años, el PRO y Cambiemos planteaba una cárcel migrante, y cuando fueron gobierno nacional con Macri impulsaron ese DNU 70/2017 que los criminalizaba y que finalmente Alberto derogó. Tenemos mucha población migrante que vive en extrema vulnerabilidad y en barrios de emergencia en el sur. La Ciudad tiene que darse la tarea urgente de incluirlos en políticas que amplíen derechos, no se los puede dejar más afuera”, concluyó Tiesso.
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