Martín Báez fue el último de los detenidos por la “ruta del dinero K” en dejar la cárcel. Desde junio está cumpliendo su arresto domiciliario en el mismo barrio privado donde vive su padre, a escasos metros, aunque no pueden verse. La Justicia hasta ahora no lo autoriza. El último intento, sin éxito, fue para el Día del Padre. Ahora, el mayor de los Báez volvió a pedir permiso. Ya no para ver a su padre, sino para irse a vivir a la famosa “chacra 39”, en Santa Cruz, conocida por la bóveda que nunca se encontró.
Esa chacra, ubicada en las afueras de Río Gallegos, tiene seis hectáreas y todas las comodidades propias de un millonario: pileta climatizada, cancha de fútbol con césped natural y sistema de iluminación propia, un gimnasio completo y un total de cinco habitaciones, la mayoría con baños en suite.
Durante estos años, el lugar fue mantenido por un encargado y era visitado por algunos de los integrantes de la familia. Durante la pandemia, y luego de una serie de episodios sospechosos, estuvo viviendo en esa chacra el hijo menor de Báez, Leandro, junto a su familia.
Aunque ahora la chacra está vacía, el pedido de Martín ante la Justicia podría romper la estabilidad entre los miembros de la familia, que vienen arreglando sus cuentas personales por lo bajo. “Hay una presentación de su defensa y se mandó a hacer un informe socio ambiental en el lugar, pero todavía no fue respondida”, confirmó a Infobae una fuente judicial. La decisión está en manos del Tribunal Oral Federal 4, el mismo que estuvo a cargo del juicio.
La chacra elegida por Martín ya había sido evaluada como un posible refugio para su padre, a mediados del año pasado, luego del escándalo en el barrio Ayres del Pilar, donde los vecinos resistieron su llegada. En ese momento, Báez llamó desde la cárcel de Ezeiza a su ex mujer Norma Calismonte y luego a uno de sus hijos para interiorizarse sobe el estado de la “chacra 39”, tal como contó Infobae. El lugar se descartó por varios motivos. Y finalmente se mudó en secreto a un barrio privado de San Vicente, al sur de la provincia de Buenos Aires.
Pese a las condenas y los embargos, la chacra que se hizo famosa por la denuncia de Elisa Carrió ahora vuelve a ser una opción concreta. La Justicia nunca pudo comprobar la existencia de la bóveda y esa causa terminó archivada. Antes, el empresario abrió las puertas de su refugio para mostrar que solo tenía una bodega de vinos.
En 2016, cuando fue allanada, los efectivos de la Gendarmería y la PSA que ingresaron al lugar se sorprendieron con otro detalle: un inmenso armario, digno de una celebridad, lleno de ropa de primera marca que nunca se había utilizado, una estatua de bronce de Néstor Kirchner y un galpón repleto de autos de alta gama.
La chacra también fue el escenario del primer encuentro entre Báez y Leonardo Fariña, en marzo de 2010. Esa noche, el arrepentido se sorprendió por la seguridad y las comodidades del lugar. La charla fue extensa. Entre mollejas y un costillar, hablaron de autos importados y hasta de política. Fariña terminó trabajando con Báez y visitó varias veces la chacra más lujosa del empresario.
Después de muchos años de vivir en Buenos Aires y de su paso por la cárcel, Martín Báez podría regresar al Sur junto a su mujer y sus dos hijos para seguir cumpliendo con su condena de nueve años.
El hijo mayor del empresario K fue detenido el 7 de febrero de 2019, en pleno juicio oral, porque se detectó que había realizado movimientos de dinero en cuentas bancarias que estaban involucradas en las maniobras ilícitas. Compartió la cárcel junto a su padre durante un año y medio, pero fue el último en salir. Recién en junio de este año, la Cámara de Casación ordenó que se vaya a una casa sin pagar fianza.