Unidad. Otra vez. El discurso y la gestualidad intentará ser el salvoconducto del Gobierno para escaparse del impacto negativo que generó el escándalo por la filtración de la foto del cumpleaños de Fabiola Yáñez tomada en julio del 2020, en plena cuarentena estricta.
Las esquirlas del estallido generaron heridas indisimulables en la Casa Rosada. La principal es el aumento del nivel de incertidumbre sobre cómo puede influir ese suceso en las PASO, que se llevarán a cabo el 12 de septiembre, y en las que el Gobierno espera sacar un resultado positivo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
Este martes el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, los principales socios del Frente de Todos, compartirán un acto en Avellaneda junto al ministro de Hábitat, el ex intendente de esa localidad del conurbano, Jorge Ferraresi.
El objetivo es claro. Dejar atrás es el escándalo por la fiesta en Olivos, enfocar la atención en la campaña electoral e intentar cerrar las grietas que abrió la filtración de la foto cumpleañera, tomada en una época donde los argentinos estaban encerrados en sus casas, aislados y cumpliendo con una cuarentena estricta como resultado de la gestión sanitaria del Gobierno.
Será la foto de la unidad. “Unidad frente a todo y todos”, advirtió un ministro con peso político dentro del esquema oficial. El oficialismo cierra filas frente al conflicto, entendiendo que recorrer caminos paralelos solo los podría llevar a un revés electoral. Ante la adversidad, la unidad como factor determinante para mostrarse de cara a la sociedad como una gestión confiable.
El Gobierno se siente herido por un error propio. Es extraño. Lo demuestra la decisión, explícita, de atacar a la oposición cómo una estrategia de defensa. Lo dejó en claro el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en sus últimas apariciones públicas. Reconoció el error, pidió disculpas y desvió la atención hacia el accionar de Juntos por el Cambio.
“Tenemos que dejar en claro esto: el Presidente no jodió a nadie, y sin embargo ellos fueron a liberar a Formosa y hacer marchas de contagio que luego suscitaron aumentos de contagios y muertes. Eso es necesario remarcarlo”, resaltó Cafiero durante una recorrida por Entre Ríos. El jefe de los ministros metió a la oposición en el medio del camino. “A la gente le debemos todas las explicaciones y las estamos dando, no a la oposición negacionista que endeudó al país por 100 años”, sostuvo.
El viernes había recorrido el mismo camino. “Fue un error, no debería haber ocurrido”, dijo el jefe de los ministros sobre la foto. En ese mismo discurso resaltó que el escándalo de la foto no era parte de los temas que le importaban a la gente y que la oposición busca en forma permanente “generar escándalos para esconder los planes económicos que dañaron a los argentinos”.
Cafiero fue el encargado de poner la cara por el Presidente y amortiguar el costo negativo del escándalo. Tuvo que defender lo indefendible. Ponerle palabras a lo inexplicable. Asumió las desventajas de las reglas del juego y se inmoló por la causa.
En ese camino, parte de la estrategia resultó ser embarrar más la cancha, después de un conflicto que se autogeneró el propio Gobierno por la indisciplina presidencial y la falta de control de su entorno.
La oposición, al mismo tiempo, aprovechó el traspié político y aceleró un pedido de juicio político sin tener consenso previo entre los propios. Cada uno se tropezó con una piedra diferente.
La foto del martes estaba programa antes de que se desate el escándalo por la fiesta en la Quinta de Olivos, pero se llevará a cabo en un contexto diferente, con otra connotación política. Será, por un lado, el final de la primera etapa de la campaña antes de que comience la prohibición para ser actos públicos en tono electoral.
Por otra parte, se convertirá en una muestra de unidad frente a la adversidad. Todos los sectores respaldarán al Presidente de cara a la sociedad. Pasó la etapa de la autocrítica y las disculpas. Aunque desconozcan si la gente les creyó.
En Avellaneda estarán presentes el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof; un grupo de intendentes del conurbano, ministros, funcionarios y la precandidata a primer diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz.
En lo formal, toda la cúpula del gobierno nacional estará presente para la entrega de la vivienda número 20.000, dentro del programa Casa Propia. Será, además, el lanzamiento del Plan Hábitat Integral Isla Maciel, donde se construyeron 72 viviendas y se sumarán otras 48.
El en el acto volverán a mirar al pasado y caer sobre la gestión de Mauricio Macri. Esta vez será para resaltar que avanzó en la reconstrucción de 84 viviendas que quedaron paralizadas entre el 2016 y el 2019, tiempo en que Cambiemos gobernaba el país.
Desde el ministerio que lidera Ferraresi informaron que con este plan se generaron 790 puestos de trabajo y se realizó una inversión cerca a los $1.124.000. Además, anticiparon que para fin de año se llegaría a concretar la entrega de 10.000 viviendas más y se llegaría a 30.000.
En el Gobierno aún resuenan las quejas de sus propios integrantes por la filtración de la foto de cumpleaños en Olivos. Los pases de facturas y las preguntas en el aire que nadie contesta. Una en especial: “¿Quién cuida al Presidente?”.
Ese cuestionamiento interno es el que intentará dejar atrás este martes. Todos detrás del Presidente, que asumió el error, pero responsabilizó a su mujer por la organización del evento. El silencio de las criticas será solo para mostrar la unificación de las piezas que integran la coalición de gobierno. Detrás de la puesta en escena quedan cuentas pendientes y discusiones estratégicas sin resolver.
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