La confirmación de su nombre no se conoció hasta los días previos al cierre de listas, por las miradas encontradas entre la Casa Rosada y el Instituto Patria sobre las cabezas de las nóminas. Finalmente, Victoria Tolosa Paz fue coronada como primera candidata a diputada nacional por el Frente de Todos. Desde entonces, la expresidenta del Consejo de Coordinación de Políticas Sociales dentro del Gabinete de Alberto Fernández se dedica a tiempo completo a recorrer el territorio bonaerense y los estudios de televisión y radio para conquistar a los votantes del bastión más poblado antes de unas PASO que se perfilan apretadas contra Juntos por el Cambio.
De relación cercana con el Presidente, y un pasado en el gobierno de Cristina Kirchner, Tolosa Paz enfrentó a La Cámpora en la interna del Frente de Todos por La Plata en 2019. Hoy asegura que tiene una buena relación con Máximo Kirchner, aunque admite que existen internas entre los espacios que conforman la coalición de Gobierno. Jura que la unidad del frente se mantendrá a pesar de las fuertes internas, durante los próximos dos años. Incluso de cara a las elecciones presidenciales, donde ya varios de los principales candidatos deslizaron su ambición de ocupar el sillón de Rivadavia.
En una entrevista exclusiva con Infobae, Tolosa Paz despliega un discurso de optimismo frente a la crisis económica, responsabiliza a Mauricio Macri y a la pandemia, y defiende al Gobierno de los cuestionamientos por el impacto de políticas restrictivas. “Cuando salgo a la calle, veo que hay gente que cuando está enojada, a eso hay que ponerle la otra mejilla, saber que hay sectores que no van a estar contentos con nosotros. Pero hay grandes mayorías en la Argentina que ven un proyecto productivo”, opina.
Y, en línea con el programa de campaña del oficialismo, promete una reactivación que, según su perspectiva, saldará el panorama actual. (Aclaración: la entrevista se realizó antes de que estallara el escándalo por las fotos en Olivos. Al respecto, Tolosa Paz dijo el viernes que la fiesta en la residencia presidencial “fue un error que no debería haber ocurrido).
-¿Cómo y cuándo te enteraste que ibas a ser candidata? El cierre de listas fue complicado hasta último momento.
-La primera información concreta vino de parte del Presidente, cuando vimos el partido, en ese sábado previo al cierre, la noche en cenamos en Olivos y vimos Argentina-Brasil. Después de la cena y de la charla más política, Alberto me dijo: “Victoria, sos la mejor candidata para encabezar la lista en la provincia de Buenos Aires, me gustaría que la encares”. Fue el primer ofrecimiento de verdad. Había habido mucho ruido antes. Pero ese día Alberto me dijo que era su voluntad que yo encabezara, a partir de conversaciones con Cristina, con Sergio, con Axel. Me lo estaba expresando él, pero había habido un acuerdo para que yo ocupara ese lugar.
-¿Ya habías hablado con Cristina sobre tu candidatura?
-No había hablado con Cristina, ni con nadie. Había que esperar el momento en que me lo anunciara el Presidente. Así que a partir de ahí hubo una semana en la que nos enteramos de que Daniel Gollán me iba a acompañar en segundo lugar. Y el viernes a la mañana me junté con Cristina y Alberto y Cafiero, el día previo al cierre. Y nos pusimos a preparar cómo iba a ser el anuncio, cómo terminábamos de definir en qué lugar, y cómo anunciábamos mi candidatura y la de Leandro Santoro en la Ciudad.
-En los días previos hubo un sector del Gobierno que estaba impulsando a Santiago Cafiero para que fuera primero. Finalmente fuiste vos, con el aval de Cristina. ¿Por qué creés que tuviste esa bendición?
-Lo que pasó es que Alberto llevó claridad sobre el rol que tiene Santiago Cafiero en el Gabinete. Y que él creía que en esta etapa era la mejor candidata y que Cafiero era mejor ocupando el rol que venía ocupando desde que Alberto asumió. Esa conversación existió entre Alberto y Cristina, y tuvo que ver con la manera en que Alberto está armando un Gabinete en función de las necesidades de este tiempo. Estamos saliendo de la pandemia, y hay un Gabinete que cumplió hasta ahora determinados objetivos, y salen determinados jugadores y entran otros. Es algo relativamente normal en todos los Gabinetes. Hay tiempos. Ahora viene un tiempo donde la salida de la pandemia permite dar mayor velocidad a algunos de los temas que vinimos a hacer, como poner a la economía real de pie en todas sus ramas y sectores. Y para eso el Gabinete va a tomar un dinamismo que hasta ahora muchas veces no lo pudimos hacer con toda su magnitud porque la pandemia fue impidiendo muchos avances que queríamos hacer.
-¿Fue por la pandemia o hubo también un problema en la forma de comunicar del Gobierno?
-Cuando me preguntan qué expresó en estos 18 meses el gobierno de Alberto Fernández yo pienso que hay una palabra que sintetiza lo que nos tocó: fue un Gobierno que cuidó. Esa palabra está muy presente en los hogares de los argentinos. Me lo expresan cuando camino las ciudades y llevo las propuestas del Frente de Todos. Lo primero que me dicen es: “Gracias por cuidarnos”. No fue sólo el cuidado de la vida. Cuidamos a los trabajadores porque cuidamos el ingreso, a pesar de una cuestión inflacionaria que no es la que queremos. Custodiamos que ese ingreso fuera por encima de la inflación. Cuidamos a las Pymes, a los jubilados, a todos los sectores que viven del trabajo. El Gobierno entendió la magnitud del daño que provoca la pandemia y tuvo capacidad de respuesta. Quizá nos faltó comunicar esto de manera más potente. Siento que hay una enorme valoración de las políticas de cuidado incluso con los defectos que uno puede tener cuando gobierna. Somos parte de un gobierno que vino a proteger a los sectores que necesitan ser protegidos, y a que va a enfocarse en la etapa que viene, en la estructura sólida de reconstrucción de la Argentina a partir de un Estado que regule y dinamice la reconstrucción de la Argentina.
-El discurso del “cuidado” fue cuestionado por tener un cariz paternalista.
-Hay críticas de los que tienen una mirada opuesta a lo que pensamos. El discurso de los libertarios prende mucho en las juventudes. Es distinto pensar que el Estado se corra de su rol en sociedades que tienen niveles de calidad de vida de su población donde podemos discutir hasta dónde el Estado puede seguir regulando. En un país con estos niveles de pobreza, indigencia y desigualdad, es imposible pensarse en un rol donde esa recuperación se corra y se achique y deje que la sociedad redistribuya. Eso es lo que está en debate en la Argentina de hoy.
-¿Por qué los jóvenes dejaron de volcarse al kirchnerismo y se inclinan cada vez más a opciones de derecha? ¿Cuánto tiene que ver el discurso restrictivo del Gobierno con la cuestión de la pandemia y cuánto con la situación económica?
-El lunes inauguramos la Semana de la Juventud, en Tecnópolis, y el Presidente tuvo un discurso muy dirigido a los jóvenes. En la pandemia, las libertades de los jóvenes en la Argentina y en el mundo estuvieron restringidas. No se podía ir a bailar, ir a un recital, ir a un asado con amigos. Y en ese momento de la vida, todo pasa por estar con amigos, con pares, soñando, disfrutando. Eso provoca angustia y desasosiego. Hay un enojo entendible en un grupo etario que sufrió mucho más las consecuencias del Covid. El Presidente acierta en su discurso, diciendo que ese discurso tan potente, de Espert, o Milei, diciendo que el Estado no tiene que existir, que tienen que ser libres y tomar las riendas de sus vidas, es un discurso que encuentra en esa juventud un eco. Pero nosotros vemos que se mantiene el apoyo a nuestro proyecto político. Los pibes que se me acercan me dicen: “Victoria, te veo en la tele. Mandale un agradecimiento a Alberto y a Cristina”. Reconocen que hubo un Estado presente.
-¿Esto tiene que ver solamente con el encierro? ¿No influye la situación económica de sus padres, y sus bajas perspectivas de conseguir empleo?
-Es un momento donde las juventudes del mundo se plantean en qué sistema vivimos. El capitalismo genera niveles de descarte y exclusión en todos los países. Necesitamos recomponer de cara a las necesidades de la sociedad y de las juventudes. Ver qué hace la Argentina para mirar a esos jóvenes y decirles que van a tener trabajo, que en este país van a tener oportunidades. Que en este país, hoy, a los 18 años vas a poder entrar a una universidad y cuando salgas, regreses, vas a tener trabajo. Venimos de cuatro años donde esas oportunidades no estuvieron, o estuvieron sumamente limitadas. La gran mayoría hubo deserción escolar de manera muy fuerte. Necesitamos acompañar la formación de esos jóvenes en edades donde puede haber una deserción muy fuerte, como pasó el año pasado. Tenemos que salir a recomponer la vida en hogares donde la opción fue dejar de estudiar. Y eso es un desafío. No es una construcción del día para el otro.
-¿Creés que al Gabinete le falta dinamismo?
-La macroeconomía del país estuvo muy dañada en el 2020. Recibimos una economía con niveles de endeudamiento enormes. Hasta el 4 de agosto, cuando se hizo el pago a acreedores externos, la Argentina no tenía ninguna posibilidad monetaria para sostener la inversión pública necesaria en salud para atravesar una pandemia. Todo eso retrasó otras prioridades. Este gabinete toma dinamismo también porque fuimos sacando algunas bombas del camino. El acuerdo con acreedores nos permitió liberar 37 mil millones de dólares que se iban a pagar y que ahora no se van a pagar, y extender los plazos de los pagos al FMI. Y este año, con el plazo que nos dio el acuerdo de París, liberamos 2800 millones de dólares que teníamos que pagar en junio. También están los Derechos Especiales de Giro. El Fondo nos permite utilizarlos para los vencimientos, nos permite ir transitando un camino donde la macroeconomía se empieza a suavizar o tranquilizar. Teníamos un nivel de reservas muy bajo, que se va ampliando a través de la exportación de commodities y del ingreso de divisas a la Argentina. El colchón de reservas crece y eso permite evitar cualquier proceso devaluatorio de una economía que estaba dañada, y que sigue dañada a pesar de los enormes esfuerzos que hacemos para curarla. Lo que no está bien no lo podemos solucionar mágicamente. Y eso requiere que empiece una mayor posibilidad de avanzar con algunas de las políticas con las que queremos avanzar, como la recuperación del salario, la recuperación de las jubilaciones y del consumo.
-¿No es tarde para acercarse al electorado con esta inyección de fondos durante la campaña, que no se hizo antes?
-Quienes entendemos un poco la vocación política de querer mejorar la situación de la gente, también sabemos que cualquier decisión que se tome puede agravar aún más los problemas que tiene la Argentina. Si tuviste un primer trimestre con un pico de inflación altísimo, de 4,8 puntos... no hay posibilidad de expandir con una inflación a ese nivel. No hay posibilidad de que expandas el circulante, porque eso te complica más la vocación de mejorar el bolsillo. Nos cuesta mucho, a quienes amamos la economía, explicar por qué no hacemos cosas que la sociedad demanda de manera más rápida. No se hace más rápido porque el daño puede ser mayor y contrario al que se está buscando. No se podía. Y claramente hubo una mirada distinta a partir de abril, cuando la curva de la inflación empezó a tranquilizarse. En este segundo trimestre seguramente podremos acompañar. Otorgamos el bono a jubilados en agosto de 5000 pesos, el Presidente aumentó la tarjeta del plan Alimentar y dio aquel bono extra de Anses para las mamás de la AUH, para los monotributistas de la mínima. Siempre resguardando para que no crezca la enorme inflación que tiene la Argentina, algo que tenemos muy presente. No hay que desatender esa agenda.
-Hubo críticas dentro del mismo gobierno por este tema. En particular al ministro de Economía, Guzmán, por el ajuste.
-Hubo una mirada respecto de que hubo un ajuste. Acá nosotros nos propusimos dotar, por ejemplo, a cuatro millones de niños con la Tarjeta Alimentar. Y eso es un gasto que expande. Lo que pasó en el primer semestre es que hicimos una reducción del déficit primario. Hay dos maneras de verlo. No es que hubo un ajuste. Diría que al revés. En el primer semestre hubo medidas que expandieron el gasto de las propias partidas que tenía la Anses. La Argentina tuvo un muy buen nivel de recaudación, pero también por el aporte solidario, y por el aumento de las commodities. Esto permite expandir. No es expandir todo lo que quisiéramos. Sino hasta donde podamos para que no haya un proceso de inflación, que golpea a todos los argentinos de manera igualitaria. Y eso hay que cuidarlo.
-Hubo un giro en la decisión de usar los DEG para pagar la deuda y no para financiar el gasto público o la campaña.
-No, la campaña no iba a ser. Pero sí para fortalecer algunas áreas. Ahí hubo una decisión acertada, de la mirada compartida entre Alberto y Cristina. Muchas veces se tienen lecturas que no son adecuadas. El 24 de julio, Cristina, cuando anunciaba la lista, hablaba de lo importante que es decir que esos derechos especiales de giro se iban a usar para pagar la deuda. Este es un Gobierno que mira el daño colateral. No pagar esos vencimientos era entrar en un default técnico. No hay cosa peor en la Argentina. Así nos dejó Macri. El default técnico se iba a producir por no poder pagar los vencimientos que nos dejó Macri. Que era imposible. Me parece bueno que el Congreso haya debatido esa ley para que nunca más nadie, gobierne quien gobierne, va a poder endeudar a las generaciones futuras.
-En 2019 compitió en las internas en La Plata y tuvo una situación de roce con la candidata de La Cámpora que era Florencia Saintout. Se presentaron cinco listas, y al final se impuso Saintout, que terminó perdiendo con Garro. ¿Cómo quedó la relación con La Cámpora y con Máximo Kirchner?
-No, muy bien. Yo siempre lo digo. Nadie entiende cómo puedo enfrentar, en algún momento de elección, a una agrupación política, pero llevarme muy bien con su conductor. Siempre hubo un entendimiento de que esa disputa electoral no iba a dejar ningún tipo de heridas entre nosotros, porque siempre fue muy frontal la construcción que encaramos en la vocación de querer gobernar la Ciudad. Y ahora la relación está igual que antes. Previo a esa interna, y después de esa interna, me junté muchas veces con Máximo, a hablar de La Plata y de política en general, y no tuvo ningún roce. Máximo es muy pragmático, no es una persona que no pueda comprender la disputa electoral y al día siguiente dar vuelta la página y ponerse a construir para lo que viene. Eso lo cuento desde mi experiencia, pero se empieza a construir en otros ámbitos. Se ve con Massa en el Congreso, a pesar de las desavenencias. Se ve entre Alberto y Cristina, entre Cristina y Massa. Hoy está todo en este marco de unidad. Quizá para muchos era impensado. Pero hay un pragmatismo que no se ve.
-Hay quienes dicen que es un pragmatismo orientado a la elección, sobre todo de parte de la vicepresidenta. ¿Coincide?
-No. Yo creo que no. Decían que el Frente de Todos se unía para ganarle a Macri y que después todo volaba por los aires. Van 18 meses y les aseguro que hay una coincidencia sobre cómo la Argentina se va a poner de pie. Por supuesto hay aspiraciones legítimas de los distintos integrantes con respecto a su futuro político y el de los distintos espacios políticos, y está bien que así sea. Pero no hay posibilidad de quiebre o fisura del Frente de Todos. Ya quedó demostrado. Estamos unidos bajo un proyecto de país que es mucho más que una candidatura, o sobre quién tiene posibilidades o no de gobernar la Argentina o la provincia en los años venideros. Hay una base que nos une, que es saber que desde lo que nos pasó con Mauricio Macri y Vidal hay una raya: nosotros no queremos esta política económica porque destruye a la Argentina. Y sí puede haber matices, pero el frente tiene una concepción firme: cómo plantear una estructura firme para que la Argentina crezca y redistribuya.
-Esos matices suelen transformarse en internas fuertes
-Seguramente, los matices tienen que ver con cómo pensamos y qué herramientas públicas aplicamos para una solución determinada. Y ahí es donde los matices tienen una mirada y un cariz. Habrán quienes habrán pensado que el cuadro tarifario tenía que ser del 9 por ciento y habrán quienes habrán pensado que tenía que ser más, para permitir inversiones. Pero cuando tenés distintas miradas, lo bueno es que el frente pueda confluir en la toma de decisiones y avanzar. Y eso enriquece el debate. Cuanto más nos establezcamos en una mesa donde podamos avanzar con algunos temas importantes en la Argentina para buscar consensos, mejor. Massa plantea salir de los planes y reconstruirlos en puestos de trabajo formales. Y están quienes piensan que es con un salario básico universal. Esto es un pedido legítimo que hacen algunos movimientos sociales, una política más universal donde llegues a todas las personas que no tienen ingresos. Hay personas que piensan que esto es a través de cooperativas que pueden insertarse en el mundo de la obra pública. Para eso hay que tener los universos, los grupos etarios, cuántos de ellos son mujeres, cuántos hombres. ¿Qué edades tienen? ¿Cuántas tienen más de 45 ? Eso requiere una mesa de trabajo para ver cómo avanzamos para incluir a todos aquellos que no tienen trabajo en la Argentina.
-La relación con los movimientos sociales está tensa. Hubo una marcha importante el sábado, Grabois recordó que está en peligro la paz social, y le contestó una entrevista al Cuervo Larroque. ¿A qué responde esta tensión? ¿Hubo una puja por las listas?
-Hay una tensión lógica. Cuando la Argentina tiene estos niveles de pobreza y marginalidad social, y no encuentra rápidamente una salida para el mundo del trabajo, se generan estas tensiones. Vivíamos en una Argentina con esos niveles de tensión antes de la política universal por excelencia, que fue el Plan Jefes y Jefas. A partir de ahí se montó una estructura, como nunca antes, con dos millones de planes sociales. Luego vino Néstor Kirchner y yo vi cómo esos dos millones se transformaban en 220 mil planes, que fue lo que dejó el gobierno de Cristina cuando se fue. Tenemos que encontrar la salida a esta complejidad de la Argentina, con problemas económicos y sociales, y con el agravante de la pandemia. Están los que piensan que la salida es con una política universal, que son los movimientos sociales; y quienes piensan que hay que dinamizar aún más la economía real, para encontrar más rápido la puerta del empleo formal, ya sea en la construcción, en la metalmecánica, en la construcción, en cada una de los sectores de la economía. Claro que hay ramas de la economía que están más dañadas. Si mirás para adelante, encontrás algunas ramas o sectores que todavía por la epidemia no pueden incluir a los hoteles, la hotelería, las casas de venta, catering. Hay muchos sectores que todavía no están funcionando.
-¿Y cuál es su postura sobre el salario universal?
-Yo lo que digo es que hay que debatir en el Congreso nacional cómo hacemos. Si vamos a crecer a más de 6 puntos del PBI, esto significa que se va a crear una cantidad de puestos de trabajo formales. Pero en este marco de pobreza, ¿cuándo vamos a tener la certeza de que esa cantidad de excluidos van a encontrar un mundo con trabajo? Esto no pasa por falta de vocación. Construir lleva tiempo. En ese tiempo tenemos que ser lo suficientemente inteligentes en las políticas en materia social. Yo coincido con el Cuervo Larroque en que las políticas tienen que ser universales. Soy de las que cree que de esa forma no hay discriminación, y que se genera un piso de igualdad. Ahora, esa discusión la vamos a dar en el Congreso nacional, y en una mesa en donde los movimientos sociales tendrán una voz importante. Pero la cuestión económica argentina tiene que tener el resorte para poder pagar esa inyección. No podemos levantarnos mañana y decir: “No hay más indigentes”.
-Nombraste la herencia de Macri, pero ¿cuál es la responsabilidad del gobierno previo, del que formaste parte, y que gobernó durante 12 años?
-Estamos en pandemia. ¿Hubo destrucción de empleo? Sí, claramente. 260 mil puestos de trabajo, de los cuales ya recuperamos 220 mil. Argentina recuperó el 60 por ciento del empleo que destruyó la pandemia. Pero si vemos los indicadores del SIPA, se ve la radiografía de lo que nos dejó Macri. Macri causó la destrucción más grande del empleo privado. Por eso me llama la atención cuando nos dan cátedra a nosotros, en los canales de televisión, de lo que hay que hacer. Macri, en cuatro años, creó 112 mil puestos de empleo. Esos 112 mil trabajos fueron del empleo público y del ámbito monotributista. Fue lo único que creció en cuatro años. Cuando decimos que destruyó el entramado pyme, no lo estamos contando, es la realidad. Es lo que dicen las estadísticas, es lo que vemos en Chivilcoy, en Mar del Plata, en La Plata. Destruyó empleos privados. Nos pasó una pandemia. Un Covid que destruyó ramas y sectores de la economía real. Cuando el Covid se vaya, ¿qué va a quedar de la gestión Fernández-Fernández? La reconstrucción de la Argentina, porque es diametralmente opuesta a esas políticas, y el resultado lo estamos viendo. El Presidente entiende el rol del Estado en la economía real.
-Le preguntaba por la etapa previa.
-Tuvimos otros problemas. El gobierno de Cristina tuvo un gran acierto, que fue mirar el entramado pyme y dar oportunidades al sector textil, del calzado. No lo digo yo, lo dicen los empresarios, los que fabricaban productos de limpieza. La industria automotriz fue récord en esos años. Hubo una política que le dio un volumen a la industrialización de la Argentina. ¿Fue suficiente? No, porque en doce años, desde donde partimos, no llegás a industrializar todas las ramas y sectores de la economía real con niveles de sostenimiento que nos permitan no tener dependencia sobre las divisas que necesitamos para desarrollar a cada rama o sector de la economía.
-¿Es posible tener un acuerdo con la oposición si constantemente hay una crítica a los dirigentes que formaron parte del gobierno anterior?
-Yo creo que sí. De hecho, puedo dar dos o tres ejemplos de leyes sobre las que se lograron consensos. La ley de zonas frías, por ejemplo. ¿Por qué Mario Negri o Alfredo Cornejo pueden levantar la mano con Máximo Kirchner por una ley donde el Estado regula el cuadro tarifario para hogares donde se vive con niveles por debajo del promedio de la temperatura de la Argentina? Ahí hubo un entendimiento claro. Hay radicales que se sientan, debaten y aprueban una ley que promovió Máximo Kirchner. ¿Cómo voy a pensar que no es posible la reconstrucción de un Congreso donde los temas para transformarle la vida a la gente logran consenso? Soy de las que piensan que sí es así, y voy a hacer todo el esfuerzo para lograrlo.
-Hay un intento de unificar la campaña. ¿Cree que es posible? En sus discursos se hace referencia al gobierno anterior o a esta gestión, cuando lo que se plantea desde el búnker proselitista central es que hay que dejar de mirar hacia atrás y enfocarse en el futuro.
-Siempre en las campañas hay aportes y gente que tiene mucha experiencia, que pone su aporte para homogeneizar el discurso de los candidatos. Somos 16 candidatos, o veinte, tenemos que tener un ordenamiento sobre el lugar al que vamos. Los que no están en el Gabinete tienen menos información. Eso ordena y simplifica. Para quienes venimos del Gabinete es más fácil, porque podemos hablar de muchos programas, de muchas políticas, porque estamos siendo parte de ese gabinete. Pero creo que Victoria Tolosa Paz no se ajusta a una forma de expresar lo que creo y lo que siento. Lo que nutre mi manera de ver es la realidad. Cuando camino no quiero perder la capacidad de escuchar. Yo lo que veo, en cada caminata que hago, es un apretón de manos y un agradecimiento por ponerle voz al proyecto de Cristina, y porque de esta salimos juntos. Quiere decir que a pesar de todos los errores que podamos tener, y aunque no comuniquemos todo lo que hacemos, hay un registro del daño de lo hecho. Ese daño está, la herida de haber perdido el trabajo, la herida del cuento del mercado, de la deuda que tomó Macri. Eso está presente en los hogares. Nosotros no lo refrescamos porque nos encante hacer leña del árbol caído. Nos gusta decir, en todo caso, que las consecuencias las seguimos pagando.
-Las encuestas actuales muestran disgusto con el Gobierno. ¿Qué se hace para conquistar a un electorado que tiene heridas por la gestión más reciente?
-Es difícil que la gente no esté sintiéndose con una forma de vida que no es la que quiere nadie. Fundamentalmente los que perdieron a sus seres queridos. Eso lo tenemos claro. Pero también somos conscientes de que el gobierno ha tratado por todos los medios de que el sistema sanitario no colapse, de trabajar junto al sistema privado para que las camas en toda la región del AMBA alcancen. Eso no ocurrió y estamos en la puerta de la salida de la pandemia. El cierre de comercios ocurrió acá, en París y en Barcelona y en Londres. No es un tema de la Argentina. Y eso nos permite entablar un diálogo donde decimos que hay que entender el enojo. Creo que hay un mensaje concreto y claro: va haber trabajo en la Argentina y lo vamos a generar. Lo estamos generando.
-¿No cree que la gente responsabiliza al Gobierno?
-Habrá sectores que votarán a Cambiemos porque hacen responsable a Alberto de todo lo que pasa en materia del Covid. Algunos hablan de la cuarentena más larga del mundo, otros sobre las vacunas que no llegan en tiempo y forma. Habrá votos de distintas expresiones. No sabemos lo que motivará. Yo siento que hay una valoración positiva de las políticas de cuidado. Lo siento de verdad. Me lo expresan así. Por supuesto, cuando salgo a la calle veo que hay gente que está enojada, a eso hay que ponerle la otra mejilla, saber que hay sectores que no van a estar contentos con nosotros. Pero hay grandes mayorías en la Argentina que ven un proyecto productivo, que les permite tomar crédito. Hay grandes empresarios, grandes sectores que están apostando a esta Argentina que invierte en este país y que sabe que viene un Gobierno que va a generar condiciones para aumentar la rentabilidad y la capacidad de producción.
-¿Qué va a significar para ustedes ganar las elecciones? ¿Van a comparar con 2019 o con 2017?
-Para nosotros ganar las elecciones va a ser tener la posibilidad de reafirmar el rumbo que toma el Gobierno, que ya está tomando. El apoyo de la ciudadanía y Axel en la provincia nos va a dar la posibilidad de no encontrar trabas, para tener diputados y lograr volumen político y capacidad de discusión para avanzar más rápidamente, para ir a donde tenemos que ir.
-¿Y en términos de números?
-No somos triunfalistas.
-¿Qué es ganar la elección? ¿A qué margen aspiran?
-Ganar la elección es ganarla por un voto. No es un tema de si por cinco o diez. Sí nos parece oportuno ganar la elección para sentir la reafirmación de lo que venimos a hacer. Es importante que en una elección intermedia, el Gobierno encuentre en el pueblo la comunión y el aval para que avance. Creo que es necesario.
-El sello del Frente de Todos mide más que cualquiera de los candidatos, ¿esto se puede revertir?
-Siempre se espera que el candidato aporte por arriba del propio sello. El problema que tenemos en la Argentina, por suerte digo yo, es que el Frente de Todos tiene muy buena valoración, y mide como frente. La gente elige el Frente de Todos y alternativas políticas. Y claramente el frente mide bien, independientemente de quién encabece la lista. y esto habla a las claras de que es una valoración positiva. No del candidato o candidata, sino del frente. Y si Victoria Tolosa Paz puede adherir a ese sello, a ese frente, un porcentaje mayor de votos por lo que fuere, en el transcurso de la campaña, bueno, maravilloso. Hay que poder expresar al frente cabalmente. Con la mirada de Massa, Cristina, Máximo, Alberto, Axel. Ya es toda una tarea esa.
-El kirchnerismo se ha negado sistemáticamente a hacer un debate y usted ha hecho exactamente lo opuesto, ¿lo ha consultado previamente?
-Tenemos una mesa de decisión, por supuesto que sí.
-¿Con Alberto, con Cristina?
-Hay una mesa donde trabajamos sobre los ejes y cuando escuchamos ese carancheo... yo propuse esa mesa donde definimos algunas cuestiones de campaña para plantear un debate. Basta de carancheo y basta de descalificaciones y agravios. La Argentina necesita ver qué van a hacer. Qué pretenden de la argentina, qué matriz impositiva, que imaginan hacer con la deuda, si somos capaces de ponernos de acuerdo para discutir los plazos, si somos capaces de discutir la matriz energética de la argentin, de incluir a los sectores que están afuera del sistema laboral, de discutir una ley de educación... hay que discutir mucho más que cuestiones efímeras. Me molesta en términos de que se alejan de los problemas reales que tiene la gente. Tenemos que ser capaces de resolverle la vida a la gente. La gente está sufriendo las consecuencias.
-¿Va a ir por la intendencia de La Plata en 2023?
-Lo expresé una y mil veces. Mi objetivo es el 12 de septiembre, lograr la victoria en la provincia de Buenos Aires, y construir la victoria el 14 de noviembre que es la fecha final. Achiqué la vista, la tengo muy corta, el objetivo es este. después, vemos.
-¿Pero a mediano plazo, le gustaría ir por ahí?
-Lo expresé muchas veces. Y creo que distrae. A veces me cuido en lo que digo en función de no distraer. Soy candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires. Tengo un objetivo concreto: lograr que después de 16 años, el frente de todos unido y compacto gane una elección intermedia en la provincia de Buenos Aires. La batalla de todas las batallas. Ese es el objetivo.
-Hay muchos candidatos que tienen la mirada puesta en 2023. ¿Cree que el votante registra esto como candidaturas testimoniales, como que van a estar dos años en el Congreso y luego se van a abocar a otros proyectos, ejecutivos?
-No, yo creo que no. En la Cámara de Diputados está probado que tenés excelentes diputados que pueden estar un tiempo no completo de su mandato porque cumplen funciones en el Ejecutivo. Vemos ministros que eran diputados y pasan a ser ministros. Eso pasa en muchos gobiernos. Y cuando uno integra una lista es parte de un equipo y va al Congreso a trabajar y representar a quienes nos votan. Por lo menos en mi caso, quienes me conocen, ven que soy Sarmiento. No falto a las sesiones, no lo hice como concejal en la ciudad de La Plata. Me tomo lo público con mucha responsabilidad. Y voy a estar en ese Congreso poniendo toda la energía y todos los consensos para avanzar. Creo que eso es una tranquilidad, es una forma de entender lo público y la política.
-¿Planea impulsar algún proyecto en particular?
-Veníamos trabajando con Valdés en proyectos que buscan la igualdad de oportunidades en el acceso a los servicios públicos. Argentina tiene profundas desigualdades, pero a veces nos cuesta mirar qué pasa con el acceso a los servicios públicos. Qué ocurre en un hogar que puede pasar 30 años sin acceso al agua potable, o al gas por red, y qué diferencias encontramos ahí. Nos hemos propuesto empezar a trabajar en el registro único de los titulares de derecho de servicios públicos. Es algo técnico, que modificaría mucho las desigualdades. En la Argentina, desde el 94 todos los servicios públicos están delegados en las provincias, que tienen distintas prestadoras de servicios. No todas tienen el mismo cuadro tarifario ni las mismas capacidades de inversión. Entonces las extensiones de redes terminan definiéndose a partir de la capacidad financiera de la propia cooperativa. Creemos que tiene que haber información, de parte del Estado, pero también una mirada que vaya nivelando las desigualdades en el acceso a los servicios básicos, que no es algo menor. Cuando hablamos de pobreza, hablamos de pobreza por ingresos. Pero necesitamos ampliar la mirada a la pobreza multidimensional. Los hogares no acceden de la misma forma al agua, la luz, el gas. Y, en un cuarto capítulo, a la telefonía móvil y al internet y la televisión por cable, que son componentes que nuestro Presidente ha decretado como servicios básicos.
-¿Cuál es el rol de Cristina del gobierno, cuál fue su rol en las listas y en las designaciones en el gabinete.
-Hay una mirada puesta siempre en tratar de saber cómo se toman las decisiones en el gobierno. Yo vengo diciendo que Alberto es quien toma las decisiones, como quien conduce la administración nacional de la Argentina. No tengo dudas de que cuando define su Gabinete, en una cena con Cristina, puede contarle su proyecto, lo que está armando. ¿Cómo Alberto se va a privar de tener la mirada de alguien que fue ocho años Presidenta? Ha quedado demostrado que quien toma las decisiones en el gabinete es Alberto Fernández, pero esto no quiere decir que no haya charlas y consultas y miradas estratégicas de cómo se ven las cosas. Hay una necesidad permanente de tratar de interpretar si a este ministro o a esta ministra lo puso uno o el otro. Hay periodistas que dedican mucho tiempo a contar los diputados, y esto está lejos de lo que es el frente, que tiene heterogeneidad. Por supuesto, Cristina tiene un valor enorme en el frente, porque es una persona con un poder enorme en la Argentina. Pero esto no es en desmedro de Alberto Fernández. Creo que vamos a un camino donde la unidad va a potenciar aún más las miradas
-¿Cree que esa unidad se va poder mantener en la previa de 2023?
-Se va a resolver para garantizar el rumbo de la Argentina. No hay nombre personal que pueda estar por encima de la reconstrucción. Eso quedó demostrado con el paso enorme que dio Cristina, de haberse corrido y haber dicho: “Mi candidato es Alberto Fernández”. Eso va a quedar muy presente en la etapa que viene de la Argentina. Tenemos que ser muy capaces de poder reconstruir. Y en dos años no se reconstruye. El frente, por suerte, tiene candidatos, hombres y mujeres, para llevar adelante ese proceso. Alberto, primero. Axel, también. Por lo cual, tenemos Frente de Todos para rato.
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