“Está bien que abramos. Era necesario. No podemos estar todos encerrados. El nivel de vacunación que tenemos nos permite hacerlo”. Mientras se acomoda el pulóver y termina su café de tardecita, uno de los ministros del Gobierno, cercano a Alberto Fernández, advierte que la decisión del Presidente de flexibilizar las actividades sociales, deportivas y culturales era inevitable. Hacía falta un cambio de rumbo.
Hay un ciclo que se cumplió. La pandemia ya no es la que era. Así lo asumen en la Casa Rosada y, en especial, en el Ministerio de Salud. Desde hace algunas semanas los funcionarios del Gobierno empezaron a inclinar su discurso hacia la pospandemia. El día después. El comienzo de la nueva/vieja normalidad. Entre ellos la ministra Carla Vizzotti, que rompió su moderación discursiva para decir que en octubre podría dejar de ser obligatorio el uso de barbijos.
El principal temor que tiene el ala política del Gobierno es que el impacto de la variante Delta los obligue a tomar medidas restrictivas nuevamente. Las proyecciones para que la cepa empiece a circular comunitariamente en forma masiva coinciden con la fecha de las PASO: 12 de septiembre.
Si tienen que aplicar restricciones a los comercios y la vida social, las medidas impactarán de lleno en el humor social, justo antes de que la gente tenga que colocar su voto en las urnas. “Lo único que mueve la aguja es si tenemos que volver a cerrar o si podemos mantener abierto pese a la llegada de la Delta. Ahí nos jugamos todo”, resaltó un ministro que sigue de cerca la agenda política y sanitaria del Gobierno.
En el Ministerio de Salud hay confianza en que el sistema sanitario no volverá a pasar por el estrés que sufrió en el último año y medio con las dos primeras olas de contagios. La tercera, que asumen que se concretará en un plazo breve, aumentará el nivel de contagios, pero no generará un suba abrupta de las internaciones y los fallecimientos. Esa es la proyección que tienen.
Además, se va a cumplir el plan de acción que trazaron desde la cartera que conduce Vizzotti algunas semanas atrás. La idea era llegar al final del invierno sin que la variante Delta circule en forma comunitaria en forma masiva.
Para eso se redujeron los cupos de ingresos al país desde el exterior, se enfrentó el conflicto de los varados sin modificar las medidas tomadas y se aceleró el operativo de vacunación, poniendo en foco la necesidad de las segundas dosis durante agosto. Por ahora, les dio un buen resultado.
A la llegada de la Delta y su futuro impacto en la vida de los argentinos, en las últimas horas se le sumó el escándalo por la filtración de la foto del cumpleaños de Fabiola Yañez, en la que están Alberto Fernández y otras diez personas. Todos sin barbijos, uno al lado del otro. La imagen fue tomada el 14 de julio del 2020, cuando en Argentina estaban prohibidas las reuniones sociales.
En el Gobierno hay preocupación por el impacto que pueda tener en las elecciones, aunque en público insistan con la idea de que no afectará la gestión del Gobierno, que se debe plebiscitar en las urnas. En el interior del Frente de Todos apuntan contra el entorno del Presidente, sus personas más cercanas. Las consideran responsables de una cadena de errores que derivaron en la filtración de la foto.
Hay dos objeciones que corren por las arterias peronistas. La primera es que nadie haya frenado la realización de ese encuentro. La segunda es que una vez que estalló la crisis, en el corazón del Gobierno demoraron un día entero en reaccionar y pedir disculpas.
El desconcierto invadió a todo el oficialismo durante el jueves. Se apagaron las voces de los precandidatos hasta nuevo aviso. Esa misma noche la cúpula del gobierno nacional definió que el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, dos de los ministros más cercanos al Presidente, expliquen el conflicto. Les tocó poner la cara.
El escándalo que se desató por la foto en Olivos se transformó en una bola de nieve de la que se desconoce el impacto real que terminará causando cuando llegue al destino final. En paralelo, el Gobierno sigue avanzando con una idea concreta: instalar en la agenda pública que la sociedad está saliendo de la pandemia y que comienza una nueva etapa en la vida del país.
Esa idea seguirá rodando por detrás de los coletazos que dejé la fiesta en la Quinta presidencial. En el corto plazo las autoridades de salud tienen cuatro temas por delante para tratar: el avance en el plan de combinación de vacunas, la posible vacunación de niños menores de 12 años, la aplicación de una tercera dosis de la vacuna y la implementación de un pasaporte sanitario.
Las discusiones sanitarias de las próximas semanas estarán enfocadas en esos cuatro ejes. Todos vinculados a avanzar en el plan de inmunización y las aperturas de actividades. Según los datos sanitarios, Argentina tiene, en lo que respecta al nivel de contagios, una situación similar a la que se vivía en marzo, antes de la llegada de la cepa Manaos. Es decir, un panorama positivo que solo puede empeorar de acuerdo al impacto concreto que tenga la Delta.
Otro de los objetivos que tiene el Gobierno en el corto plazo es abrir las fronteras terrestres. Estiman que sería a partir de septiembre. Todas se encuentran cerradas. Sería otro paso concreto en la vuelta a la normalidad.
Según explicaron a Infobae desde Migraciones, para que un paso pueda ser habilitado tiene que ser solicitados por las provincias. Tendrán que cumplir con los protocolos sanitarios que se les pidan para generar corredores seguros. Si lo cumplen, serán aprobados. Ya empezaron los pedidos desde los gobiernos provinciales.
A la Casa Rosada llegan buenos comentarios por parte de los gobernadores sobre el efecto que generaron las últimas aperturas, detalladas en el decreto que se publicó el sábado pasado. Son una serie de flexibilizaciones en actividades recreativas, culturales y deportivas. Las que pueden cambiar el humor de la sociedad que, en definitiva, es lo que busca la Casa Rosada en la antesala de las elecciones, que se llevarán a cabo el domingo 12 de septiembre.
En los próximos dos meses el Gobierno intentará agarrarse de los efectos del plan de vacunación, la apertura de actividades y las pocas medidas económicas que pueda implementar para instalar una agenda positiva. Desde lo discursivo y conceptual avanzará sobre la idea de “rescatar y blindar a los sectores medios, y trabajar en el ascenso social de los sectores bajos”.
Hay siete ejes trazados sobre lo que trabajarán: la recuperación de ingresos, la creación de empleo industrial, la creación de empleo en la economía del conocimiento, la recuperación del sector turístico, la entrega de viviendas y créditos hipotecarios, los planes para la incorporación laboral de los jóvenes y una serie de ayudas y subsidios al sector cultural. A ese plan se le suma el avance de la obra pública en todo el país.
Hay un costado negativo que parece no poder modificarse. Asumen que la inercia de la inflación será inmodificable en lo que resta del año. Por eso van a buscar medidas que disminuyan el impacto en el bolsillo de la gente. Asumen que deben conectar con el sufrimiento de la clase media y las preocupaciones de ese sector de la sociedad. Sino lo hacen, pagarán un costo alto.
“Lamentablemente, el 2020 y el 2021 fueron años para mitigar daños más que para plantearse una recuperación. Apuntamos a que la economía crezca en los próximos dos años para lograr una recomposición de ingresos y robustecer a la clase media”, sostuvo un funcionario nacional que sigue de cerca el camino de la pospandemia que trazó el Gobierno.
Este sábado, por ejemplo, el ministro de Turismo, Matías Lammens, lanzará, junto a Alberto Fernández el Plan Pre Viaje II, que busca la reactivación de uno de los sectores más dañados por las restricciones que se impusieron en la pandemia. La intención es reactivar el turismo interno y regional y crear nuevos puestos de empleo. En el 2020 se inyectaron $15.000.000. Este año lo duplicarían el presupuesto.
La apertura del turismo es un claro ejemplo de la búsqueda de una agenda positiva. Otro objetivo del área que conduce el ex presidente de San Lorenzo es habilitar el regreso del público a los estadios de fútbol. No está definido, pero sería entre fines de septiembre y principios de octubre, según el escenario sanitario que genere la cepa Delta, habilitarían el ingreso de gente con un aforo del 30%.
El gobierno de Alberto Fernández ha dado claras muestras de que quiere dejar atrás la pandemia. Desde el discurso, los hechos y los símbolos. Tienen la necesidad de empezar una nueva etapa y dejar atrás el coronavirus como forma de vida.
Si ese era el objetivo hasta el último jueves, con las elecciones por delante y el apremio por mejorar el humor social, desde que estalló el escándalo por las fotos de la fiesta en Olivos, la búsqueda de una salida de la pandemia será aún más incisiva.
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