A días de jurar como ministro de Seguridad y Justicia porteño, Marcelo D’Alessandro estrena su nueva función. El abogado de 46 años representa una continuidad con Diego Santilli, quien migró a la provincia de Buenos Aires por su precandidatura a diputado nacional. Con distintos cargos desde 2007 en el área, el sucesor conoce de cerca el paño y trabajó palmo a palmo en el traspaso de la Policía de la Ciudad, uno de los puntos fuertes de gestión en el área.
D’Alessandro recibió a Infobae en su despacho en la sede ministerial, ubicada en el barrio porteño de La Boca. En los primeros minutos de la conversación, repasa de memoria, con precisión, las distintas iniciativas que viene llevando adelante la cartera en los últimos años. Seguidor del estilo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el nuevo jefe de la seguridad se anima -sin confrontar con sus adversarios- a temas controversiales de su incumbencia, como los intentos para adquirir pistolas TASER, la reforma judicial que impulsa el kirchnerismo, la imputabilidad en los adolescentes o sus diferencias de gestión con Sabina Frederic y Patricia Bullrich.
“Cuando aparece un pibe de 14 o 16 años con un arma en la cintura, que está jugado, todos pretendemos que un polícía se haga cargo de esa situación. La realidad es que es un problema político. Hay que mirar la Ley Penal Juvenil, que es una ley de la dictadura, y dejar de ser hipócritas. Es fácil entrar en una discusión simplista y pedir que vayan al penal de Marcos Paz. Yo no pido eso. Pero se les dice ‘pobres pibes’, cuando darles libertad es muchas veces condenarlos a que tarde o temprano terminen muriendo en un enfrentamiento”, definió el nuevo ministro como agenda.
- ¿Cuál va a ser la impronta de su gestión?
- Diego (Santilli) puso la proa a todo esto con la creación y el traspaso de la Policía de la Ciudad. La idea es profundizar esta transformación y seguir en el mismo camino. Venimos con un cambio cultural en las fuerzas de seguridad con políticas de orden público y convivencia que queremos trasladarlas a la sociedad. Esta Ciudad te demanda estar a la altura de las circunstancias. Nuestra mirada en seguridad es multidimensional, mientras tanto tenemos que actuar sobre las causas. Con un uniforme y la Policía no vamos a solucionar todo. En el Barrio 31 tuvimos en un momento el índice más alto de delitos dolosos con el narcotráfico. La Policía tenía que recuperar el espacio público. Ahí bajamos con todos los resortes del Estado -no es casual que el Ministerio de Educación esté ahí- y los homicidios bajaron estrepitosamente. Con el plan integral de seguridad que hicimos no interpretamos lo que necesitan los vecinos: les abrimos las puertas, con la comisarías cercanas y los foros de participación, los escuchamos y actuamos en consecuencia. La responsabilidad de la seguridad es nuestra, pero estoy convencido que la hacemos entre todos.
- ¿Impulsarán alguna nueva reforma en materia de Seguridad y Justicia en la Ciudad?
- Tanto la Ley Penal Juvenil, como la reforma de algún delito del Código Penal o Procesal Penal, pasan más por el Congreso antes que la Legislatura. Si quisiera agravar el robo con moto, tengo que ir a Nación. Lo que está a nuestro alcance lo hicimos, como la desfederalización del narcomenudeo. De eso nos hicimos cargo y empezamos a trabajar en ese sentido. En lo que va del año, tenemos 36 bunkers cerrados, con miles de kilos de droga incautados.
- ¿Con Diego Santilli van a presentar algunos de esos proyectos?
- Nosotros trabajamos mucho en la reforma de la Ley Penal Juvenil. Tiene que haber también algún agravante en algunas modalidades de los delitos, como es el cibercrimen, donde muchas veces se quedan con los ahorros de toda la vida de una persona y la imputación queda configurado como una tentativa de estafa. Hay muchas cuestiones a discutir.
- La pandemia modificó el mapa del delito en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué otro tipo de problemáticas identifican como las más preocupantes o difíciles de resolver?
- Disminuyeron todos los delitos por la pandemia. Si bien estamos en una de las capitales más seguras de Latinoamérica, el que menos disminuyó es el homicidio doloso; en 2019 teníamos menos que ahora. Ahora hay muchos homicidios que son intrafamiliares, y que no puede entrar la Policía para evitarlos, como el caso de aquella mamá oriental que se suicidó de un balcón y mató a sus dos chicos en la caída. Otro de los temas que hablamos con Diego (Santilli) es la Ley de Salud Mental; queremos abordarla, modificarla y debatirla con responsabilidad. A mi entender está mal hecha desde que la reformaron y la pandemia le corrió el velo. Uno de esos casos es del oficial Roldán, donde una persona que no había hecho un tratamiento adecuado lo terminó acuchillando.
- ¿La Ciudad no podría aplicar algún protocolo específico de intervención policial o médica para este tipo de casos?
- Lo está a nuestro alcance es el protocolo de reducción de dementes a cargo de los grupos especiales. A esto sumamos un proyecto de móviles TASER para que cada comuna tenga el suyo. Nosotros hicimos un proceso de licitación y compramos sesenta pistolas. La ANMAC (Agencia Nacional de Materiales Controlados) nos autorizó la compra y a la semana echaron al funcionario que nos la dio (NdR: se refiere al ex director ejecutivo, Ramiro Urristi). Algunos medios dieron a entender que lo echaron por esa decisión, espero que no haya sido así.
- ¿Hoy en día la Ciudad no tiene pistolas TASER?
- Hoy la Ciudad no tiene TASER. Las compramos, pero el proveedor todavía no está autorizado por la ANMAC para ingresarlas a la Ciudad. Los instructores viajaron a Brasil, vinieron capacitadores y se trabajó en ese sentido. Pero no logramos que nos autoricen más allá que tenemos todo el proceso licitatorio hecho.
- El Ministerio de Seguridad de la Nación afirma que esas pistolas no son recomendables para utilizarlas ante personas con trastornos de salud mental.
- Sin lugar a dudas se pueden usar, aunque es una realidad que no se les puede dar 27.000 TASER a los hombres y mujeres de la Policía de la Ciudad. Por eso nosotros pensamos en este despliegue de móvil TASER, donde haya gente capacitada en cada comuna para usarlas y acuda ante una situación específica antes que usar un arma de fuego. Está comprobado en el mundo que es una herramienta que puede usarse para cuidar al policía y a una persona que puede autolesionarse o lesionar a otros, y que está transitando este problema.
- El Gobierno nacional plantea críticas muy duras hacia el funcionamiento de la Justicia Federal por su intervención en causas vinculadas con imputaciones de corrupción y involucran a ex funcionarios. ¿Cuál es su mirada sobre el tema?
- Según nuestra experiencia, el grueso de los jueces y los fiscales trabajan a la par en las políticas de seguridad. Lo que sí tienen que entender es que el expediente no es un papel frío, se están resolviendo cuestiones de conducta que afectan a las personas. Si hay una persona con varios ingresos por robo, y en una tentativa se le pone $700 de fianza, cuando lo puede vender a 20 o 30 mil pesos, no se está haciendo Justicia. Ahí no se entiende todo el miedo o problema psicológico que pudo generar esa persona. Tampoco hubo Justicia cuando un pibe que roba en forma continua le dan una probation para que entregue un litro de leche por mes al Juzgado, y éste le pega un tiro en la pierna a una persona y termina amputado, como fue el caso del turista sueco. Lo mismo pasa con la Justicia Federal. Siempre hay que generar reformas para lo que necesita la ciudadanía, pero ninguna de todas esas situaciones hubieran tenido esas consecuencias si se hubiera actuado con responsabilidad.
- ¿Cree que la Justicia Federal está politizada como señalan algunos sectores?
- Quienes critican eso son los que suelen politizarla. La Justicia es un poder independiente. Hay que respetarlo y trabajar con las reglas de la democracia. Hay que dejar de decir frases grandilocuentes y aplicar la división de poderes. Están el Consejo de la Magistratura para juzgar o evaluar a los jueces. Hay que volver a tener una cultura política en este país y dejar de hacer politiquería.
- Mauricio Macri considera que lo están persiguiendo judicialmente a él y a parte de su entorno. ¿No hubo una persecución política ahí?
- Es la misma mirada que tengo para con el resto. Muchísimas veces se utilizó a la Justicia, en muchos gobiernos. Que se haya querido instrumentarla es de público conocimiento.
- ¿Es un problema de jueces individuales o de funcionamiento del sistema?
- Es un problema de jueces individuales. Le corresponde al Consejo de la Magistratura determinar cada caso.
- Hay causas que se impulsaron durante el Gobierno de Cambiemos contra funcionarios del kirchnerismo y que ahora no están avanzando o se desactivan. ¿Cuál es la explicación?
- Insisto: para eso tienen que intervenir los jueces y fiscales. También hay una situación que se ha hecho casi rutinaria de utilizar la Justicia para dirimir diferencias políticas, en todos los sectores y en todos los gobiernos. Cualquiera ya denuncia cualquier cosa, ni siquiera se hace con pruebas. Me tocó a mí con el Barrio Mugica cuando me acusaron de ‘liberar la zona’ para el narcotráfico. Tengo geoposicionados a todos los policías de la Ciudad con sus patrulleros, no hay ningún juez o fiscal que pueda hablar de una zona liberada. Estuve hablando personalmente con el juez durante un año pidiéndole allanamientos. Cuando todo eso explotó, nos dieron el allanamiento a las 24 horas. Las pruebas estaban para pedirlos. Me gustaría saber por qué se esperó tanto hasta llegar a esa situación.
- ¿No es necesaria ninguna reforma del orden judicial para “despolitizar” a la Justicia o que tenga más controles?
- ¿Cuál sería esa reforma? El Consejo de la Magistratura ya está y están los mecanismos. La Constitución es muy sabia. La pregunta es por qué esos mecanismos no funcionan. El Consejo de la Magistratura tiene la representatividad de todos los sectores y evalúa el desempeño de los jueces. Eso es mucho más sano para la democracia que hacerlo a través de los medios.
- ¿Funciona bien la Justicia porteña en términos de transparencia, recursos, tamaño?
- Nosotros estamos trabajando en un proyecto para establecer qué Justicia necesitamos cuando nos traspasen todos los delitos y fueros, en una mesa que la integramos con el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público de la Defensa, el Tribunal Superior de Justicia y representantes del Consejo de la Magistratura. Ahí se van a revisar las dimensiones de los juzgados, su personal y si están acordes al sistema acusatorio que tenemos. La Justicia en la Ciudad está en pleno desarrollo y, en muchos casos, es un ejemplo de modernidad. Pero todavía no tenemos todos los delitos transferidos, en algunos de los convenios acordados nos deben dinero. Sería bueno que el Gobierno los adecúe, respete lo que manda la Constitución y cumpla con esa deuda.
- ¿En qué estado se encuentra la negociación con Nación sobre la quita de los recursos coparticipables?
- No hay negociación porque cortaron el diálogo. Lo intentamos bajo todo punto de vista, con pedidos de audiencias voluntarios. Hoy está todo en manos de la Corte Suprema. Entendemos que tienen una visión incorrecta sobre la manera de cuantificar la función de seguridad. Cuando se transfiere una función, esa función se paga. Según la teoría de ellos, no había que transferir ningún dinero si no había traspaso de ningún efectivo. De forma que, de manera inconsulta y repentina, nos sacaron $65.000 millones que afectan tremendamente la gestión para seguir brindando un servicio de seguridad. Todo lo que bajamos en índices de delitos queda afectado cuando hay recortes.
- ¿Coincide con la orientación que tuvo la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich durante su gestión?
- En el Barrio 21-24 hubo más homicidios dolosos en diez meses de gestión de este gobierno que en todos los cuatro años de gestión de trabajo conjunto con Patricia. Si evitar los homicidios dolosos o tener una política concreta contra el narcotráfico es estar de acuerdo, por supuesto que lo estamos. Tenemos diferencias con ella, como ella las tiene conmigo, pero trabajamos de conjunto durante su gestión.
- Patricia Bullrich planteó que Sabina Frederic está desprotegiendo a los policías con la orientación en términos de Seguridad. ¿Coincide?
- Yo soy un firme defensor del buen policía. Es muy fácil echarle la culpa a un policía y hacerle un sumario administrativo. Muchas veces hay responsabilidades políticas cuando se recae sobre un policía. Está mal el enfoque cuando se pretende que un policía resuelva un tema de un menor de 16 años que “está jugado” y lleva un arma en la cintura. Al policía se le exigen situaciones que después le reprochan. Quienes tenemos responsabilidad política tenemos que ser responsables de las carteras que llevamos, y generar las condiciones necesarias para que la Policía tenga las herramientas adecuadas, así como una capacitación continúa.
- ¿Chocobar fue un buen policía?
- Chocobar fue una situación específica. Él actuó ante una situación de violencia de alguien que había recibido diez puñaladas. Una cosa es analizarlo mirando una cámara y otra es estar en su lugar. Pongo otro ejemplo que conozco mejor; el de Villa Crespo, donde un patrullero intenta notificar a una persona y el agresor intenta apuñalarlo junto a su compañera. Los policías intentaron no matarlo y le tiraron debajo de la cintura. Pero esta persona, ante la excitación y armado con un cuchillo de guerra, seguía avanzando. Terminaron matándolo con 9 tiros. Hoy esos policías están procesados por homicidio. Desde el Juzgado dijeron que si solo le hubieran pegado un tiro en la cabeza no tendrían este problema. ¿Qué es lo que tiene que hacer un policía frente a un caso así?
- ¿Fue correcta la decisión de Patricia Bullrich y Mauricio Macri de apoyar a Chocobar en Casa Rosada?
- No estoy para evaluar las actitudes del ex presidente, de Patricia o Alberto Fernández. Yo tengo mi perfil de gestión. Todos hablan en contrafáctico con el caso Chocobar. Bueno, yo también lo hago: y si ese delincuente que escapó hubiese tomado de rehén a una criatura, ¿qué hubiera pasado? ¿Y si terminaba matando a otra persona? ¿Hubiese estado bien no actuar, en vez de evitar próximas muertes?
FOTOS: Adrián Escándar
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