Desde las 9, cooperativas de pescadores venden pescado a “precios populares” en la Plaza del Congreso, en plena Ciudad de Buenos Aires, con el objetivo de visibilizar la difícil situación que atraviesan ante la histórica bajante del río Paraná y pedir por “políticas públicas que contemplen las necesidades” del sector.
Los comerciantes provenientes de las localidades bonaerenses de San Pedro y Baradero, y santafesinas de Villa Constitución y Villa Gobernador Gálvez ofrecen, entre otros productos, sábalo, bagre y dorado a $150 por kilogramo, patí a $180; y boga a $240 el kilo.
En un comunicado, uno de los referentes cooperativos, José Ramírez, indicó que con esta manifestación el grupo busca “que se conozca la grave problemática que sufre la pesca artesanal fluvial de la zona del Delta medio”.
“Los cuatro años de gobierno entre 2015 y 2019 en los que fueron abandonados los pequeños productores; la aparición posterior de la pandemia de la covid-19; los continuos incendios que se registran en la zona; y la histórica bajante del río Paraná, han generado una de las crisis más grandes que se recuerden en la pesca artesanal de la región”, señaló el dirigente.
El río Paraná atraviesa una bajante extraordinaria que lo sitúa lejos de sus niveles normales, y muy por debajo de la marca de aguas bajas, afectando la vida ambiental y social de ciudades a la vera del agua y las actividades económicas relacionadas.
En los últimos días, presentó en la capital entrerriana una altura de -26 centímetros (debajo del nivel del mar), la peor situación hídrica detectada desde 1944 y lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros).
En este contexto, Ramírez pidió que “se instrumenten de inmediato políticas públicas que contemplen las necesidades de los pescadores artesanales, ya que esta situación no solo afecta al presente, sino que tendrá graves consecuencias por lo menos en los próximos dos años”.
Recientemente, el Instituto Nacional del Agua (INA) advirtió que la tendencia descendente del río “continuará predominando en los próximos tres meses”, al menos, y exigió “especialmente” atención a mantener “la captación de agua fluvial para consumo urbano”.
Además, el organismo remarcó que esta situación también podría generar problemas en “la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes” y una “exposición a incendios en márgenes e islas”.
La bajante actual ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual. Ese año el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
Por su parte, el secretario de Agricultura y Ganadería de Entre Ríos, Lucio Amavet, reconoció a la agencia Télam que la bajante “impactó fuertemente en acopiadores, fileteadores, transportistas y más de 3.000 familias de pescadores que viven de eso”, registrando “el cupo de exportación más bajo de los últimos 15 años”.
Ante esta situación, hace algunas semanas el presidente Alberto Fernández declaró formalmente el “Estado de Emergencia Hídrica” por 180 días en la región de la cuenca del río Paraná que afecta a las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires.
De esta manera, a las diferentes áreas del Poder Ejecutivo se les asignó una misión en particular, todas tendientes a disminuir los efectos negativos de la bajante en las zonas alcanzadas por el fenómeno ambiental.
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