Cuando comenzó 2012 Florencio Randazzo era ministro del Interior de la Nación. El 22 de febrero de ese año se produjo la Tragedia de Once que provocó 51 muertos y más de 700 heridos. En junio de 2012 la presidente de entonces, Cristina Kirchner, le quitó el área de Transporte al ministerio de Planificación que manejó entre 2003 y 2015 Julio De Vido y lo pasó a Interior. La Tragedia de Once había sido la causa política por la cual De Vido fue apartado del manejo del sistema de Transporte argentino que pasó a ser controlado por Randazzo.
Randazzo, que hoy es candidato a diputado por Vamos por Vos, un armado peronista que no está dentro de la alianza que llevó a la presidencia a Alberto Fernández, declaró como testigo en un caso de corrupción que llegó a la etapa de juicio oral y público.
Desde las 9.35 y hasta las 11.54 el ex funcionario dio su testimonio en el juicio que se lleva adelante en el Tribunal Oral Federal 6 por la compra de trenes chatarra en España en Portugal. En ese caso están imputados entre otros De Vido y el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Tanto De Vido como Jaime están condenados por su responsabilidad en la Tragedia de Once aunque y los fallos aún no están firmes.
“La crisis que generó la Tragedia de Once marcó un antes y un después de la segunda gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Eso aceleró el proceso de inversión en vías, señalamiento y además salimos a comprar trenes nuevos. El proceso de deterioro generalizado del sistema ferroviario no venía de la época de De Vido sino de antes. Pero cambió la política de inversión después de la Tragedia de Once, por más que no se quiera reconocer”, afirmó.
Durante su exposición hizo un diagnóstico sobre cómo halló el área ferroviaria en 2012: “El sistema estaba deteriorado en su conjunto desde décadas. Había deficiencias en infraestructura, vías, estaciones, señalamiento y el material rodante que prestaba servicio. Aunque el deterioro más grande del sistema era el recurso humano. Percibí que los empleados se habían relajado, tenían poco compromiso para mejor el transporte de los pasajeros”.
Respecto de los trenes chatarra comprados a España y Portugal, Randazzo dijo que: “Los contratos estaban cerrados asumí. Se hicieron varias operaciones antes de mi llegada al ministerio. Hicimos un inventario y se determinó que había que reparar a casi todos y otros tenían problemas estructurales. Por ejemplo, las últimas locomotoras que habían llegado en 2010 no se podían adaptar al trayecto a Mar del Plata -se movían bastante- por eso los dos primeros vagones no llevaban gente. Recuerdo haber rechazado la reparación de dos locomotoras por el alto costo de mantenimiento: nos pedían 42 millones de pesos anuales y eso era equivalente a lo que costaba una locomotora nueva. El costo que tenían las reparaciones hizo que compráramos coches nuevos. Algunos coches no estaban acondicionados para llevar pasajeros parados que es como se viaja habitualmente en los trenes interurbanos.. ”.
Randazzo utilizó una metáfora automovilística para explicar el proceso de compra de trenes a China que se encaró luego de la Tragedia de Once. “El tren que chocó en febrero de 2012 era del año 1962. Los trenes tienen una vida útil de 25-30 años y en los países desarrollados se renuevan. En países como el nuestro se los repara. Por ejemplo el sistema de antiacaballamiento que evita que ante un choque un vagón se monte sobre el de adelante -lo que sucedió en la Tragedia de Once- no se puede acondicionar. Comparar los trenes reparados con los nuevos es como comparar un Ford Falcon reparado de 1960 con un Ford Mondeo de 2021″.
Randazzo declaró ante los jueces Julio Panelo, José Martínez Sobrino y Fernando Canero. Fue interrogado por la fiscal de juicio Gabriela Baigún y también por los defensores de otros imputados, especialmente por los de De Vido, Gabriel Palmeiro y Maximiliano Rusconi.
Los abogados de el ex ministro del Planificación preguntaron si hubo diferencias en cuanto a las condiciones presupuestarias y crediticias entre las gestiones de De Vido y de Randazzo. El actual candidato a diputado señaló que: “El presupuesto seguramente fue mayor por eso adquirimos el material rodante nuevo. En tanto las condiciones económicas no eran tan diferentes y las crediticias eran exactamente las mismas. Lo que había cambiado era la Tragedia de Once”.
En el caso que está en juicio se determinó que una empresa intermediaria llamada Caesa y que pertenecía a Manuel Vázquez, asesor y testaferro de Jaime, cobró comisiones (coimas) para realizar tareas de intermediación en la compra hecha a España y Portugal. Los investigadores sospechan de la presencia de intermediarios en una adquisición millonaria hecha de estado a estado.
La fiscal Baigún le preguntó a Randazzo si en la compra de estado a estado de los nuevos trenes chinos intervino alguna intermediaria. La respuesta fue “no”.
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