La interna peronista en Santa Fe rompió los límites de la provincia. Desde que el cierre de listas dejó a Agustín Rossi afuera del armado de unidad que respaldó el Gobierno, y el ministro de Defensa decidió competir igual en las PASO, la discusión de poder en el interior del país se metió en la agenda de la Casa Rosada y del Instituto Patria.
El último jueves Cristina Kirchner recibió en el Patria a los candidatos de la lista Celeste y Blanca. Hasta allí llegaron Marcelo Lewandowski, María de los Ángeles Sacnun, Roberto Mirabella y Magalí Mastaler. Tal como había anticipado Infobae, la Vicepresidenta jugó fuerte en la interna y respaldó con una foto a la lista que pactó con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti.
La imagen tuvo dos objetivos concretos: mostrar el apoyo incondicional a la lista oficial y enviarle un mensaje a Rossi, por si había alguna duda sobre en qué vereda estaba parada en esta interna. Muy cerca de la Vicepresidenta definieron cómo está al día de hoy la relación con el “Chivo”. Una frase que no deja lugar a suspicacias: “La política no es un estado de relación como si fuese un vínculo personal”.
Durante la reunión que se llevó a cabo en el Patria, Cristina Kirchner le planteó a los candidatos santafesinos que le hubiese gustado llegar a otro final en el cierre de listas y evitar la interna. Lo hubiese preferido a Rossi adentro de ese esquema, pero no fueron compatibles los intereses de las partes. Les clarificó que necesitaban una lista ganadora y que ella entendía que la que se armó era la mejor opción.
La ex presidenta hizo una jugada arriesgada en una interna provincial que hoy es mirada con lupa desde todos los sectores de la política y, en especial, desde Balcarce 50. Utilizó su imagen para darle volumen político a la lista de candidatos e intentar influir en el desarrollo de las elecciones que se avecinan.
Si el resultado de los comicios es positivo, su presencia en la campaña será solo una anécdota. Pero si el resultado final es una derrota, el aparato político del Gobierno habrá perdido frente a Rossi, el ministro que el Presidente decidió desplazar de su puesto por no bajar su candidatura a senador nacional.
La foto que publicó Cristina Kirchner en sus redes sociales no fue el único hecho simbólico de apoyo a la lista de Perotti. En el lanzamiento de los candidatos santafesinos estuvieron presentes, a través de un video, tres dirigentes del kirchnerismo: el ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro, la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti y el diputado santafesino Marcos Cleri. Fue un apoyo uniforme del bloque K.
Alberto Fernández también estuvo presente en el lanzamiento. Fue con un video grabado en la Quinta de Olivos. Sin embargo, desde un principio, el Presidente apoyó la lista desde un lugar diferente. Fernández fue el primero en proponer a Rossi como candidato y pedir que estuviese incluido en el armado de las listas. No logró imponer esa mirada.
Lo intentó hasta el miércoles previo al cierre de las listas y no pudo. Perotti arregló con Cristina Kirchner el armado y después se lo comunicó al Jefe de Estado, que lo terminó avalando. Fernández quedó atrapado en la jugada política y decidió levantar el pulgar a lo que la Vicepresidenta y el Gobernador habían acordado durante una reunión en el Senado. Sin embargo, no fue su idea de base, sino a la que se tuvo que adaptar.
Con la lista cerrada, el Presidente se enfrentó a un nuevo problema: la decisión de Rossi de competir en una interna. Era un camino inviable para las pretensiones acordadas en el Gobierno de evitar cualquier tipo de interna en todos los distritos y reflejar la unidad del espacio.
Era un mensaje que iba más allá de la discusión en Santa Fe. Fernández quería mostrar el sello de la unidad como símbolo de un gobierno sin grietas, pero no lo pudo hacer en una provincia clave. Entonces le pidió a Rossi que se baje de la candidatura. El ministro no lo hizo. Se resistió. El Presidente lo corrió del ministerio de Defensa sin dudarlo. Para esa altura la interna ya había tenido un costo demasiado elevado.
El triunfo de Rossi es un escenario posible que nadie descarta en el Gobierno. No es casualidad que Alberto Fernández haya impulsado la candidatura del “Chivo” desde un primer momento. El argumento que le presentaron a Perotti en las negociaciones es que era el que mejor medía. El Gobernador nunca aceptó esa justificación. “Está muy cerca el piso del techo y de ahí no pasa”, sostuvo en reiteradas oportunidades.
Si Rossi pierde, el Gobierno reforzará la idea de que eligió el mejor camino y a los mejores candidatos. Si Rossi gana, se rompe todo el escenario político y tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner estarán obligados a construir un nuevo discurso y evaluar cómo seguir adelante con el candidato peronista al que le soltaron la mano.
En el rossismo aseguran que todas las encuestas los dan ganadores. Algunas por 2 puntos y otras por 7. Pero advierten que pueden ganar y que tiene sentido competir. Rossi asume con tranquilidad que el Gobierno se moviliza para enfrentarlo en una interna y que ese movimiento estratégico puede torcer la votación en las PASO peronista.
“Van a ennoblecer mi derrota o exaltar mi triunfo”, le dijo en los últimos días, volcado completamente a la campaña, a uno de sus dirigentes de confianza. No tiene intenciones de confrontar con los conductores del Frente de Todos. Tal es así en que cada entrevista que realiza evita criticar a Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y enfoca su enojo en Perotti.
Rossi está convencido de que en pocos meses Perotti va a construir un esquema similar al del peronismo cordobés y se separará del Frente de Todos. Acusa al Gobernador de formar una estructura personalista con la creación de su espacio Hacemos Santa Fe - igual al nombre que tiene el espacio político del mandatario cordobés Juan Schiaretti, Hacemos por Córdoba - y de montar una estrategia para alejarse de la coalición.
En el perottismo desmienten ese accionar y consideran que el “Chivo” lleva adelante una “campaña del miedo”. Pero no son solo chicanas cruzadas. También reconocen que la interna será compleja y que no habrá ganadores, ya que dejará heridos dentro del mismo espacio político. “En esta interna no gana nadie. Tenemos que salir todos juntos”, reflexionó un dirigente del oficialismo provincial.
Además, son conscientes del riesgo que conlleva perder la elección con Rossi. Un dirigente cercano al Gobernador lo definió con absoluta crudeza. “Si gana Rossi nos va a costar terminar bien el gobierno. Tenemos en claro que no es fácil, que no es un trámite esta elección”, asumió.
Comprenden las reglas del juego y entienden a la perfección que un triunfo de Rossi pondría en riesgo de muerte el proyecto político de Perotti en la provincia. Sobre todo el armado que inauguró hace pocas semanas y que fue la cristalización del perottismo como corriente política interna del peronismo.
El “Chivo” asegura en público y en privado que él es parte del Frente de Todos y que no sacará los pies del plato. En el entorno de Perotti dejan entrever que si Rossi pierde, no apoyará la lista peronista que quede en pie. La discusión de fondo que se presenta en el territorio es dónde queda parado cada actor en el inicio del camino hacia el 2023.
Hay dos encuestas que lo dan ganador a Rossi. Una es la que realizó el consultor Federico González, en la que la lista que encabeza el “Chivo”, junto a la vicegobernadora Alejandra Rodenas, aparece con el 19,7% de los votos en toda la PASO. Es decir, contando las cuatro fórmulas que compiten internamente en Juntos por el Cambio y las dos que lo hacen en el Frente Amplio.
En esa misma encuesta la lista que lleva a la dupla Lewandowski-Sacnun tiene un 13,1%. En el mano a mano la consultora de González señala que Rossi tiene un 60,1% de los votos, mientras que Lewandowski un 39,9%.
La segunda encuesta es la que realizó la consultora que dirige Raúl Aragón. En el esquema de PASO, junto a todos los protagonistas, Rossi obtiene el 17,8% de los votos, mientras Lewandowski se queda con el 13,7%.
Una tercer encuesta, de la consultora INNOVA Opinión Pública, realizada en Rosario, la principal ciudad de la provincia y la que es determinante para el resultado de la elección, lo coloca a Rossi debajo de Lewandowski por tres puntos. En el escenario de las PASO el periodista deportivo mide 18 puntos y Rossi 15. Los números son parejos. No hay grandes diferencias en ningunas de las encuestas que se consumen en Santa Fe.
En ambos trabajos de consultoría la mayoría de los votos se los lleva la interna de Juntos por el Cambio, en donde competirán cuatro duplas. La elección en Santa Fe no será fácil para el peronismo. Sea quién sea el que gane la interna. En el Gobierno lo saben y lo asumen. Incluso contabilizan una posible derrota.
Frente a este complejo escenario electoral, el Gobierno desplegó sus cartas en la antesala de la pelea interna en Santa Fe. Puso sobre la mesa la necesidad de ganar, la fortaleza de la estructura política y el impacto de los simbolismos. Todo a disposición del esquema respaldado por Perotti y en contra de la lista que encabeza Rossi.
Es una apuesta fuerte que no puede salir mal. Si así fuera, se originaria un nuevo problema para el oficialismo. Y, sobre todo, dejaría expuesto las posibles falencias de la estrategia política. Son proyecciones que pueden concretarse o no. Lo más lógico es un triunfo del aparato oficial. Pero en la política, sobre todo en la nacional, hay margen para que los resultados no sean tan lineales.
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