El presidente Alberto Fernández anunciará este jueves la designación del intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, como reemplazante de Daniel Arroyo en el ministerio de Desarrollo Social. Es una formalidad. Será el primero de los dos cambios que habrá en el Gabinete hasta después de las elecciones, momento en que el que habría una nueva renovación de los ministros.
Con la llegada de “Juanchi” al ministerio, Fernández contará con un hombre de confianza nuevo dentro de la estructura ministerial. El jefe comunal es un dirigente muy cercano al mandatario: visita asiduamente el despacho presidencial y funciona como nexo con muchos de los intendentes del conurbano bonaerense. Es, al mismo tiempo, mirado de reojo por el kirchnerismo y La Cámpora.
En principio Zabaleta no juraría, tal como estaba previsto, en la tarde de este jueves. Su juramento se postergaría por unos días. Pero su arribo al ministerio de Desarrollo Social es un hecho. Formará, junto con Gabriel Katopodis, la escudería “albertista” en el Gabinete.
En el Gobierno necesitan nuevos voceros. Ministros que asuman el compromiso de defender la gestión. Arroyo lo hacía. Zabaleta lo hará. En la Casa Rosada asumen que la mayoría de los ministros hablan poco en los medios y solo hacen públicas sus opiniones cuando el tema vigente en la agenda política está vinculado a sus ministerios. Sino evitan asomar la cabeza.
El otro cambio de Gabinete también se demoraría hasta la próxima semana. El Presidente no tiene apuro en designar al reemplazante de Agustín Rossi en el ministerio de Defensa. Entiende que la cartera está funcionando bien y no tiene urgencias de gestión que lo obliguen a nombrar un ministro de apuro.
Hasta el fin de semana el único nombre que sonaba para ocupar la silla de Rossi era el de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic. Este semana se incorporó a la danza de nombres el del ex presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.
Domínguez mantiene un buen vinculo con Alberto Fernández, a quien conoce desde hace décadas. Después de su paso por el randazzismo, en el 2017, bajo su perfil y tomó distancia de la elite política, y se acercó al Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) que conduce Ricardo Pignanelli.
El dirigente de Chacabuco se volcó a trabajar en un plan estratégico para el sector automotriz y mantuvo abiertas las puertas de su estudio de abogacía. Mantiene un buen vinculo con el Presidente, con el que suelen hablar sobre los pormenores del sector industrial, y está en buenos términos con la Vicepresidenta.
Alberto Fernández aún no definió quién será el nuevo ministro de Defensa, pero quiere evitar que la danza de nombres desgaste a los posibles candidatos. Por eso mantiene un total hermetismo sobre el o la dirigente que puedan ocupar el edificio Libertador. Se tomará el tiempo que sea necesario para definirlo, pero no pasaría de la próxima semana.
En el Gobierno hay quienes advierten que el Presidente se inclinaría por un perfil con trayectoria en el peronismo y que su nombre no genere un cortocircuito con Cristina Kirchner. Tal como sucedió con Rossi, a quien Fernández convocó para sumarse al Gabinete.
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