Las cúpulas del Frente de Todos (FDT) crearon en conjunto un manual para marcar el estilo de la campaña para las PASO y lo difundieron entre los dirigentes y equipos de comunicación que trabajan en la carrera proselitista. Fue consensuado entre las cabezas de la coalición de gobierno y discutido en las reuniones que, como publicó Infobae el domingo, se celebran desde la semana pasada en el nuevo búnker del oficialismo, en el Complejo C de Chacarita, con el objetivo de unificar los mensajes del Gobierno en los distintos niveles.
El manual, que circulaba por WhatsApp bajo el título del slogan “La vida que queremos” entre los equipos de comunicación de la coalición de gobierno, se basa en el diagnóstico de que la campaña se realizará sobre una base de “imprevisibilidad” y de que “hay antecedentes de que la mayor parte de los oficialismos a nivel mundial están en crisis y fueron impactados en las urnas”.
Por eso, el comando central llama a los equipos de campaña a “evitar triunfalismos y derrotismos” en los mensajes. “Más que de un plebiscito de la gestión, esta elección se trata de una oportunidad para renovar el compromiso electoral de 2019. El mensaje negativo no alcanza. Se necesita transmitir confianza para desalentar la fuga hacia terceros″, rezan las consideraciones del manual.
Y llaman a “darle más volumen a la agenda propia, salir del encierro discursivo y esquivar el marco opositor” a través de un “mensaje optimista y a la vez realista”.
En estos lineamientos se establecen como distritos prioritarios a Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Corrientes y Chubut y se informa que el objetivo general de la campaña es mejorar la composición en Diputados y mantener la mayoría en el Senado. Los objetivos específicos serán superar el 40% de los votos a nivel nacional, alcanzar el 42% en la provincia de Buenos Aires y repetir los resultados en las elecciones al Senado. Y la principal búsqueda “estratégica” será “generar confianza en el rumbo del Gobierno del Frente de Todos”.
“El desafío de esta etapa es persuadir a aquellos que a pesar de estar dispuestos a votarnos todavía no están decididos”, proclama el manual de estilo, y pide “activar la desconfianza entre quienes podrían votar a Juntos por el Cambio pero a la vez rechazan la gestión de Macri”.
También describe a los votantes como “insatisfechos” con el resultado de la gestión de Alberto Fernández y asegura que, según los diagnósticos realizados, esos electores a los que aspiran a convencer esperan poder mejorar su situación económica personal una vez finalizada la pandemia. “En estas elecciones decidimos cómo queremos salir de la pandemia. Si con trabajo y reactivación o volviendo al pasado”, reza el texto del manual.
En ese sentido, pide “retomar la idea de futuro” generando “confianza en el rumbo”; “devolverle sentido a la unidad” y “contrastar de un modo positivo y realista” a través de mensajes “empáticos”. “Empatizar no es sinónimo de llorar o enojarnos todos juntos. Es ser capaz de entender al otro y proponerle una salida”, sostiene.
El manual fue elaborado por los equipos de asesores y dirigentes vinculados a la comunicación de los entornos de los máximos referentes del Frente de Todos. La semana pasada se terminó de definir que la sede de la campaña se instale en un antiguo búnker, en terreno imparcial, en un centro cultural ubicado en Chacarita, lejos de la Casa Rosada, de La Plata, del Senado y de Diputados, donde reinan, respectivamente, Alberto Fernández, Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa.
La coalición ya había utilizado el edificio ubicado frente a la plaza Los Andes como base física durante los domingos de las elecciones primarias y generales de 2019. Ahora, como cábala para repetir aquel triunfo, el centro cultural se transformó en el asiento unificador definitivo del montaje de la campaña. El apartamiento geográfico e institucional no fue casualidad: se buscó un lugar neutral para minimizar las refriegas y abonar la ansiada y proclamada unidad.
En esas oficinas se apuesta a concentrar la comunicación proselitista bajo una serie de lineamientos centrales, basados en el tipo de votante al que se aspira convencer a través de un mensaje-base, sobre todo en ciertas áreas geográficas. Todo esto quedó plasmado en el manual que por estas horas estaba siendo analizado y aplicado por los equipos proselitistas del oficialismo.
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