Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa coinciden en su valoración política de Elisa Carrió. Pero en las últimas horas, los tres socios del Frente de Todos no tienen más que palabras de agradecimiento para la líder de la Coalición Cívica. Carrió está en una cruzada personal contra Facundo Manes -precandidato radical a diputado nacional- y puso a Juntos por el Cambio en una inédita crisis institucional con final abierto.
El Presidente cesó por televisión al ministro Agustín Rossi, los embarques de dosis dos de Sputnik V aún no llegaron desde Moscú, y la inflación ya pulverizó el presupuesto oficial de Martín Guzmán para 2021.
Alberto Fernández, Cristina y Massa asumen que cargan con una agenda compleja para recuperar el voto perdido y seducir a los indecisos del conurbano bonaerense, pero a la par descubrieron que Carrió y sus acusaciones contra Manes facilitan su propia campaña electoral en un contexto de crisis económica y avance de la variable Delta.
El comité de campaña del Frente de Todo diseñaba una estrategia electoral que buscaba recuperar el voto perdido, camuflar los índices básicos del programa económico, asegurar que los resultados del plan de vacunación son un ejemplo mundial y enfrentar con cierto éxito a un adversario político que aparecía ordenado, racional y sin pujas internas.
Los embates de Carrió contra Manes facilitan la estrategia del Gobierno. Y Alberto Fernández, CFK y Massa aprovecharán la oportunidad para acicatear la crisis interna de Juntos por el Cambio y usar el enfrentamiento palaciego en la oposición a favor de sus propios objetivos electorales.
El Presidente, la vicepresidente y el titular de la Cámara de Diputados conocen a Carrió desde hace décadas y calculan que su cuestionamiento a Manes no será un episodio político fugaz y de resolución ordenada. La líder de la Coalición Cívica ha protagonizado rupturas partidarias con personajes con mayor peso político que Manes -Raúl Alfonsín, por ejemplo- y ya se sabe que no tiene intenciones de firmar la pax armada con el inesperado referente político de la Unión Cívica Radical (UCR).
A la quinta de Olivos y al Senado llegaron los argumentos que exhibe Carrió para castigar a Manes. Y esos argumentos políticos, con la impronta histórica de la exdiputada, arrancaron sonrisas complacientes y comentarios irónicos en la cima del poder oficialista.
Esos argumentos de Carrió aseguran que la fundación de Manes (se llama INECO) está financiada por Cristina Fernández de Kirchner y que el precandidato a diputado de la UCR es un Caballo de Troya puesto por la Casa Rosada para implosionar a Juntos por el Cambio.
Carrió no tiene pruebas para convalidar esta aserción. Pero ya adelantó a su entorno y sus aliados que no retirará la acusación política y que aguarda un pedido de disculpas ipso facto protagonizado por Manes.
La táctica oficial ante las acusaciones de Carrió se apalancará sobre las declaraciones de los propios candidatos del Frente de Todos, las redes sociales y los discursos que protagonicen Alberto Fernández, CFK, Massa y el gobernador Axel Kicillof.
Será una táctica desplegada por goteo que apuesta a una continuidad temporal asumiendo la personalidad de Carrió y la duración de sus decisiones políticas cuando considera que se ha puesto en juego su ética republicana.
“Puro manual de elecciones: vamos a decir que si no se ponen de acuerdo entre ellos, cómo van a gobernar en medio de la pandemia. Carrió nos hizo un gran favor”, explicó un miembro del Gabinete que conoce Olivos de memoria.
La inesperada estrategia electoral del Gobierno, basada en las declaraciones públicas de las figuras clave de la oposición, no termina en los dichos de Carrió. Balcarce 50 tomó nota de las críticas del gobernador Gerardo Morales a Horacio Rodríguez Larreta, y puso en marcha un maquinaria de propalación oficial para limar al principal referente de Juntos por el Cambio.
El Gobierno no puede probar que llegarán millones de dosis 2 de Sputnik V en los próximos días, y menos asegurar que la inflación bajará a los niveles previstos por Alberto Fernández y Guzmán en el presupuesto 2021. Tampoco habrá tregua en las pujas palaciegas, y aún no se conoce el nombre del futuro ministro de Defensa que reemplazará al renunciado Agustín Rossi.
La agenda cotidiana del Poder Ejecutivo complica la campaña electoral del oficialismo. Pero Carrió está dando una mano al Gobierno. Y el Gobierno aprovechará su diatriba contra Manes hasta que ya no le importe a nadie.
Alberto Fernández, CFK y Massa están entusiasmados: saben que Carrió amenazó con romper Juntos por el Cambio, si Manes y la UCR no le piden disculpas. Hasta anoche, esa posibilidad olía a quimera.
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