Las PASO se llevarán adelante el domingo 12 de septiembre. Para ese momento el Gobierno espera mostrar un cambio importante en la vida de los argentinos debido al volumen que pudo adquirir el plan de vacunación en los últimos dos meses. No fue preparado el momento. Sería imposible. Pero calza justo el avance del plan de inmunización con la fecha de las internas.
El Ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti tiene una hoja de ruta clara sobre los plazos de vacunación y las estrategias que seguirán en el corto plazo. También los inconvenientes que tienen por delante en el suministro de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V, lo que llevó a la asesora presidencial Cecilia Nicolini a enviar un mail al Fondo de Inversión Ruso intentando presionar para que cumplan con el contrato.
Lo que más preocupa en el Gobierno es que por estos días podría haber una irrupción masiva de la cepa Delta en la Argentina. Según un informe que Vizzotti le presentó recientemente al presidente Alberto Fernández, en Paraguay ya hay circulación comunitaria de la nueva variante y el virus no tardaría mucho en ingresar al país, y comenzar a circular a toda velocidad.
En la cartera sanitaria esperan un posible rebrote de contagios como consecuencia de la diversificación de la nueva cepa, pero añoran que llegue con más fuerza recién a fines de agosto. Si así sucediera se cumpliría con el primer objetivo: demorar la circulación comunitaria masiva hasta el final del invierno.
Sin embargo, esa proyección puede caerse rápidamente si los contagios que ya se registraron en Salta, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires empiezan a multiplicarse a toda velocidad.
Hasta al momento se conocieron casos puntuales de viajeros que llegaron desde el exterior y contactos estrechos de esas personas. La señal de alarma surgió este viernes cuando el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó que están estudiando si dos casos de la cepa Delta se produjeron por circulación comunitaria de esa variante.
De confirmarse, sería el principio de una nueva etapa de la pandemia en el país. En ese caso el objetivo inmediato será ejercer una red de contención que demore el aumento de los contagios. Rastrear, testear y aislar. Nadie tiene claridad sobre en cuánto tiempo podrían estallar los casos.
Las autoridades del Ministerio de Salud esperan que ese aumento de los contagios genere tensión en el sistema sanitario, pero advierten que la situación será completamente diferente a la vivida en los últimos meses. El motivo está relacionado a la cantidad de vacunados. Argentina cuenta con la mayor parte de su población mayor de 18 años inmunizada con al menos una dosis.
La vacunación masiva genera una reducción en los contagios y que aquellos que lo terminan teniendo no lleguen a una situación de extrema gravedad. En el gobierno nacional entienden que lo que se está viviendo en este momento en el país es una etapa distinta de la pandemia. Ya no hay posibilidades de un colapso sanitario.
Puede haber una cantidad de contagiados, pero menos gente necesitaría ingresar al Hospital ya que están vacunados. Un escenario de alarma pero no de catástrofe.
Una de las distinciones que tiene la cepa Delta es que es muy contagiosa. Según los datos que tienen, muchos de los viajeros que portaban el virus contagiaron a todas las personas con las que compartían la vivienda. El último jueves quedó expuesto con un caso puntual en la provincia de Córdoba, donde se confirmó que un joven procedente de Lima, Perú, contagió a 13 familiares.
En el cortísimo plazo el objetivo sanitario está dividido en tres frentes. El primero es demorar todo lo que se pueda la circulación comunitaria masiva, el segundo es avanzar en la vacunación de cerca de 900.000 adolescentes con comorbilidades, que tienen entre 12 y 17 años, aplicándoles la vacuna de Moderna, la única de las que tiene el país que está autorizada para menores de edad.
El tercer objetivo que afronta el Gobierno es completar las segundas dosis de dos grupos de riesgo: los adultos mayores y las personas de entre 18 y 60 años que tengan comorbilidades. Cada provincia lleva un ritmo diferente y, en paralelo, avanza con las segundas dosis del resto de la población. En definitiva, apuestan a construir una pared de anticuerpos en la mayor parte de la sociedad y que la cepa Delta no genere un desmadre como lo hizo la manaos dos meses atrás.
Según datos publicados por el Ministerio de Salud, cuentan con una dosis el 90,1% de quienes tienen más de 60 años. En tanto, completaron su esquema el 62,7% de los mayores de 70 años; el 51,2% de las personas con 60 años o más, y el 38,6% de las personas a partir de los 50 años. El 20% de la población con 18 o más años ya cuenta con las dos dosis.
El Gobierno apuesta a que el 90% de los mayores de 60 años tengan el esquema de vacunación completo antes de culmine agosto. La barrera sanitaria en los grupos de riesgo es determinante para evitar el crecimiento de la tasa de contagios y, sobre todo, de letalidad. Aunque las autoridades de Salud estiman que con el porcentaje de vacunados que hay la cantidad de muertes se reducirá abruptamente.
En la cartera que conduce Vizzotti sostienen que todas las vacunadas adquiridas por Argentina sirven para contrarrestar los efectos de la variante Delta, pero es necesario tener las dos dosis para que la protección sea más efectiva.
Todas las dosis de la vacunas Sinopharm y AstraZeneca que ingresen a partir de ahora, serán destinadas a segundas dosis. Es decir, a completar esquemas de vacunación. Ese es el rumbo que tomará el plan de vacunación durante agosto. En Argentina hay cerca de 32.000.000 de personas mayores de 18 años. De ese total, fueron vacunadas 25.000.000 con una dosis: el 75,2%.
El gran problema que hoy tiene la gestión de Alberto Fernández es la falta de las segundas dosis de Sputnik V. Hay tres ejes sobre los que el Gobierno trabaja para contrarrestar esa ausencia de dosis. Las gestiones para apurar el envío desde Rusia, el avance de la producción en el laboratorio argentino Richmond y el estudio para combinar vacunas.
En la actualidad hay 1.200.000 dosis, producidas por Richmond, que están almacenadas en un centro logístico y deben ser aprobadas por el Instituto Gamaleya. Falta la habilitación final. Richmond podría generar un millón más en las próximas cuatro semanas pero su entrega siempre está atada a la autorización rusa. En este momento el volumen de esas segundas dosis que faltan solo lo puede dar e laboratorio argentino.
Desde Rusia no llegaron más segundas dosis y entre quienes tienen vencido el plazo de tres meses y a los que se les vencerá en agosto, suman un total cercano a los 4.000.000 de personas. Esa es una de las preocupaciones más grandes que tiene la Casa Rosada por estos días.
El camino paralelo para tratar de salvar el bache que generó la demora de Rusia en la entrega de segundas dosis es la combinación de vacunas. En el Gobierno aseguran que en muy poco tiempo saldría la aprobación del Ministerio de Salud para poder combinar dosis de diferentes laboratorios. Sería la solución a los problemas de provisión.
En el país se está estudiando la combinación de la primera dosis de la Sputnik V y las vacunas de AstraZeneca, Sinopharm y Moderna como segundas dosis. En ese sentido, ayer el Fondo Ruso de Inversión Directa dio a conocer que, según resultados preliminares, fue segura para casos de infecciones y no produjo efectos secundarios la combinación de vacunas Sputnik V y AstraZeneca que realizó en Azerbaiyán.
Además, hay estudios de investigadores Universidad del Sarre (Alemania) que obtuvieron buenos resultados en la efectividad de la combinación entre AstraZeneca y Pfizer, una vacuna que pronto llegará a la Argentina. Los ensayos para estudiar intercambiabilidad de vacunas están avanzando en todo el mundo y en el país la posibilidad de concretar esa opción está muy cerca.
En la hoja de ruta trazada por el Ministerio de Salud, septiembre y octubre aparecen como los meses destinados a buscar y convencer a las personas que no se vacunaron. Ese público es, mayoritariamente, menor de 30 años.
Para eso evalúan colocar postas sanitarias en Universidades, clubes, parques y distintos barrios. Hacer más visible la campaña para un grupo etario que parece mirar de costado el proceso de vacunación. Para ese público podría utilizarse la vacuna de Cansino. Es una sola dosis, por lo que evita que esas personas tengan que ir a un centro de vacunación para completar su esquema. Es una estrategia posible.
Con ese plan de acción, sumado al avance de las inscripciones y el proceso de vacunación vigente, podrían alcanzar el 90% de los mayores vacunados en el inicio del último trimestre. Alberto Fernández está al tanto de todas las proyecciones. Por eso, en el inicio de la campaña electoral, aseguró: “Después de septiembre, cuando terminemos con la vacunación de todos, preparémonos para disfrutar de una linda primavera y un lindo verano en Argentina”.
El Gobierno tiene en claro que el volumen del plan de vacunación y la gestión sanitaria de lo que parece ser la última etapa de la pandemia tendrán impacto en las elecciones. Eso conlleva la muñeca política para evitar que las posibles restricciones frente a un brote por la cepa Delta profundicen el malestar que la sociedad arrastra desde los últimos meses de la pandemia.
Además, la gestión sanitaria es determinante para el relanzamiento del Gobierno en una etapa pospandemia. En la Casa Rosada asumen que el gobierno del Frente de Todos comenzará una nueva fase cuando el nivel de vacunación deje atrás las restricciones vigentes y la vida de los argentinos sea un poco más normal. Hasta ese entonces deberán hacer equilibrio entre la campaña para plebiscitar la gestión en las urnas y la nueva amenaza de la cepa Delta.
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