Cuando uno dice que alguien está más allá del bien y del mal podría estar refiriéndose perfectamente a Elisa Carrió. Inquieta, contundente, verborrágica y sin ataduras, la fundadora de la Coalición Cívica habla con más libertad que nunca, aunque esa característica siempre fue una de sus marcas registradas. Asegura que no quiere ser candidata a nada, ni a legisladora ni a Presidenta, y se le nota porque su palabra es un estilete que se hunde en el corazón de las definiciones políticamente correctas de la mayoría de sus colegas: “Me encanta ser la peor de todas. Amo la incorrección”, admite.
La ex diputada recibe a Infobae en su chacra de Exaltación de la Cruz, donde parece haber encontrado mucho más que un lugar para vivir como le gusta. Su casa es, además, una suerte de Meca para gran parte de la dirigencia opositora, que recorre muchos kilómetros en busca de consejos y, en algunos casos, de su bendición. Allí son visitantes frecuentes los miembros de su partido y dos referentes del PRO que se convirtieron en sus favoritos: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, a quien quiere tanto que hasta tiene una foto de ambas en la cómoda de su dormitorio.
En la extensa entrevista, Carrió explicó por qué está tan enojada con Facundo Manes, confiesa qué le aconsejó al jefe de Gobierno porteño, cuenta detalles de su relación con Mauricio Macri, sostiene que “estamos en la decadencia final”, dice que Alberto Fernández “forma parte de la agonía argentina y destaca que no vio “nunca una persona más alejada de la izquierda que Cristina Kirchner”. No fue lo único, por supuesto. Además de elogiar a un ministro de este gobierno como Daniel Arroyo y a una “dura” del PRO como Patricia Bullrich, por su implacable filtro pasaron casi todos los temas políticos, a veces entremezclados en una misma respuesta, como un caleidoscopio impiadoso de la realidad.
-Las peleas en Juntos por el Cambio se están profundizando y para algunos comenzó cuando usted lo trató de “mentiroso y mitómano” a Facundo Manes por haber dicho que le había ofrecido la vicepresidencia en 2015. ¿Por qué tomó la decisión de responderle directamente?
-Primero, porque siempre hago eso. Segundo, porque amo la verdad. Como diputada nacional, jamás he querellado a nadie, incluso por discriminación, porque era gorda o era loca. Hubiera ganado toda la plata del mundo. Ahora, la verdad es la verdad sobre los hechos, entonces lo que no podemos discutir son determinados hechos, pero lo que sí podemos discutir es la opinión sobre esos hechos. Y ahí hay libertad de opinión. Cuando los hechos se falsean en lo minúsculo quiere decir que la persona no es confiable en lo mayúsculo. Soy fundadora de Juntos por el Cambio y por eso no estoy dispuesta a que se mienta. Y no estoy dispuesta a que nadie discuta hechos porque hemos sobrepasado los niveles de la mentira a nivel nacional. A nosotros, en la Argentina, nos ha matado la mentira, la falta de autenticidad, de sinceridad, la distorsión de los hechos. Por eso el tema no es Manes, sino la verdad.
-¿Va a denunciar a Manes ante la Justicia por este episodio?
-Obvio. Voy a denunciarlo y ya instruí a mis abogados. No voy a tolerar más. Porque el nuevo contrato moral de la Argentina, que es un estado de la conciencia, del espíritu, está escrito desde agosto del 2002. No es que se firma, no van políticos hipócritas a firmar un documento, sino que es un estado de la conciencia colectiva. Lo explico en mi artículo fundante del partido, donde digo que el peor problema de la Argentina es la violencia. Y una de las formas de violencia es la violencia de la palabra. Y dentro de la violencia de la palabra, la falta de verdad. Cuando yo escribí ese contrato moral puse que una de las condiciones era no robar, no mentir y no votar contra los pobres, que son prohibiciones para que exista el otro.
-¿No es muy común la mentira en la política?
-La mentira es corrupción. Cuando leés en el diccionario qué significa corrupción es la desnaturalización de la verdad. Por eso la corrupción se hace en cuartos oscuros: siempre está escondida. Este chico (por Manes) es una excusa, pero mandé un comunicado a todos los miembros de Juntos por el Cambio que están haciendo reglas de convivencia para que incluyan “no mentir”.
-¿Van a incluir lo que pide?
-Lo entendieron todos muy bien. Hay un dicho de muchos que dice: “Con Carrió se puede hablar de todo, pero no le mientas”, y creo que lo han aprendido todos. Se ve que este chico no aprendió. Si dice la verdad, yo le pido disculpas y se terminó todo, pero tiene que decir la verdad. Cuando fundamos el ARI sobre la base de “no mentir” dije que tiene que estar en un código de convivencia política. De cualquier convivencia política. Y me indigna porque mentir es como traicionar a Dios.
-¿En quién más piensa cuando piensa en las mentiras en la política?
-Cristina (Kirchner) se construyó sobre la base de muchas mentiras. Fui compañera de banca de ella, conocía sus posiciones cuando estaba con (Domingo) Cavallo en la Convención Constituyente, vi desde el inicio cómo construía su vida con una mentira sobre otra. Después vi cómo de repente se hacía de izquierda, se juntaba con las Madres cuando detestaba los derechos humanos. No decía eso en la Convención. Yo vi cómo le fuimos permitiendo a una persona montar una mentira sobre otra en la Argentina.
-¿Mauricio Macri nunca le mintió?
-No. En todo caso, me omitió parte de una verdad, pero nunca me mintió o es el que menos me mintió. Macri cometió muchos errores, que los hemos discutido los dos a los gritos y después terminábamos comiendo, pero no el de faltarme a la verdad. De hecho, nosotros hicimos el acuerdo porque nos dijimos muchas verdades, porque le confesé lo que pensaba de su padre, de todo.
-Es difícil creer que nadie le haya mentido en tantos años de trayectoria política.
-No, pero ahora estoy pasada de los 60 años. Quizás a otro le dejo de hablar tres meses, pero en este momento lo que se juega es si perdemos para siempre o si construimos con criterio de verdad, de justicia. Además, estoy más allá de la política. Yo quiero terminar mi vida como la viví. No me preocupa el marketing político, no quiero que me vote nadie, no quiero estar en el Parlamento, no quiero ser Presidenta, pero no estoy dispuesta a consentir la mentira y esto es un aviso para todos. Yo dije la verdad sobre De Vido cuando todos lo aplaudían. Yo dije es el cajero de Kirchner. Tuve razón. Entonces no confío más en el que miente. Yo puedo entender, pero no estoy dispuesta.
-¿Las elecciones legislativas son realmente una bisagra en la historia, como dicen algunos de sus colegas? ¿No es exagerado decir que estamos a siete diputados de ser Venezuela?
-Es lo que dije. Sí, estamos a siete diputados de ser Venezuela.
-¿No es frase efectista para captar votos?
-No, estamos en la decadencia final.
-¿Qué significa eso?
-La decadencia final es cuando el país es inviable o se hace dictatorial. Ya no existimos en el mundo, estamos fuera del sistema mundial.
-¿Estamos en un momento dictatorial?
-No, ya es rayano en algo menor. Ni siquiera es dictatorial, es un fin miserable, agónico. No es un gobierno, es una cultura. Más allá de eso, la sensación colectiva es que nos pasó un camión por encima. A mí no, me encantó estar encerrada porque siempre estuve expuesta, pero se nos murió tanta gente, tenemos tantos problemas con el hambre, con el empleo, que vamos a salir paso a paso de abajo ese camión. Tampoco hay que sobreofertar. Esto se lo digo a la oposición.
-¿Qué sería sobreofertar?
-Sobreofertar es decir “si ustedes votan mis ideas, vamos a salir al otro día”. Eso es mentira. Todavía quedan dos años de gobierno de Alberto Fernández y la Argentina, gane quien gane en 2023, va a salir paso a paso. Por eso no escucho música, pero me gustó eso de “Despacito” que escuché en una radio y decía: “pasito a pasito”. Es una gran verdad: la Argentina se va a reconstruir paso a paso con el enorme esfuerzo de todas y todos los argentinos. Y se va a reconstruir sólo desde un contrato moral, es decir, una toma de conciencia. No hay que prometer lo que no se va a cumplir. No crean que acá hay un salto mágico. Se puede evitar. Está el mando de Cristina con el montaje de la mentira, pero reconstruir el país tarda años. Esta es la verdad histórica.
-¿Qué implicaría que gane el kirchnerismo en las próximas elecciones?
-Significaría la toma definitiva de la Justicia, del Ministerio Público, y la impunidad para todos los hechos, que ya se está operando igual. Vamos a tener que revisar muchas cosas.
-¿Qué significa “revisar muchas cosas”?
-Hay cosas en la Justicia que realmente son terribles, como que hagan la audiencia del pacto con Irán en el día del atentado a la AMIA. No lo puedo creer: o son muy ignorantes los miembros de una cámara oral, al punto de no saber qué día ocurrió el hecho más terrible de la historia argentina, o tienen mala fe. Es como cuando el ex ministro de Cristina que era amigo mío, (Héctor) Timerman, no podía desconocer que el día en que hacía el pacto con Irán era el día del Holocausto, y lo estaba firmando con Irán, cuyo presidente era un antisemita total. Estas cosas de la historia denotan la banalidad del mal. Prefiero creer que son estúpidos, pero los estúpidos pueden producir el mal. No podemos ser estúpidos, tenemos un deber de elevar nuestra conciencia como humanidad porque en la estupidez han arrebatado las clases medias, en la ligereza hemos sido arrebatados de nuestra cultura, de nuestras escuelas, de nuestras universidades. Yo le digo a la gente: “Mire, vaya a votar por usted misma, no porque yo esté haciendo campaña, depende de su conciencia”.
-El Gobierno está decidido a seguir emitiendo billetes para llevar plata al bolsillo de la gente y así ganar las elecciones. ¿Qué puede hacer la oposición ante esa estrategia?
-El desastre viene después de las elecciones y todo el mundo lo sabe. Cuando emitís dinero sin sentido durante tantos meses ya nadie se engaña. De hecho, ¿por qué sube el dólar? La gente quiere comprar dólares porque sabe que después de la elección, pase lo que pase, ganemos nosotros o ellos, se desata la puja del dólar. Gane quien gane, el problema de la inflación no queda resuelto, con lo cual el tema del hambre tampoco queda resuelto. Las consecuencias de esta política demagógica van a tener sus efectos después de las elecciones, y lo saben todos los argentinos, del más pobre al más rico.
-¿Si no se hace demagogia no se ganan las elecciones?
-No, no es así. Creo que se tienen muchos medios para engañar a la gente, hay toda una tecnología puesta al servicio de la manipulación de la voluntad en el mundo. De hecho, se ha convertido la política en un mercado competitivo donde hay mucho dinero, el que más dinero tiene es el que gana las elecciones, y así después se caen los presidentes.
-¿Puede haber fraude en estas elecciones?
-Sí, seguramente con el Correo en manos de La Cámpora. Por eso tenemos que ganar por más votos que el fraude.
-¿Diego Santilli y María Eugenia Vidal son los mejores candidatos para sus distritos?
-En provincia tengo mis esperanzas puestas en Santilli. Tiene corazón y lo conozco desde hace muchísimos años. En la relación humana es un capo y tiene una capacidad ejecutiva impresionante: le pedís una cosa y enseguida te la resuelve. Era como María Eugenia, que cuando era vicejefa del gobierno porteño y yo le decía a Macri que lo iba a denunciar porque se inundaba o estaba sucio mi barrio, la llamaba a ella y en el acto se resolvía el problema. Apuesto por ellos y, además, tenemos una amistad política con gente extraordinaria de la Coalición Cívica como Paula Oliveto, Juan López o Fernando Sánchez. Son buenas personas, expertos en Derecho y mucho más prudentes que yo porque soy una bestia. Son una versión muy perfeccionada de mí.
-Vidal originó una gran polémica con su mudanza de Provincia a Capital.
-Es una polémica inexistente. ¿cuál fue la mejor vicejefa que manejaba la ciudad cuando Macri fue jefe de Gobierno? Se llamaba María Eugenia Vidal.
-¿Usted le aconsejó que no fuera candidata bonaerense?
-Por supuesto. Si ella no quería volver a ser gobernadora, ¿por qué hay que obligarla a disputar un distrito? Eso es usarla para obtener votos. Ella tomó una decisión personal, fue muy lastimada y vivía casi prisionera cuando gobernó la provincia de Buenos Aires. Sigo pensando que el pueblo de la provincia fue injusto con María Eugenia Vidal, pero es una mujer de una envergadura y de un futuro político extraordinario. El retrato de María Eugenia está en mi cómoda porque apuesto a ella. Que se dejen de jorobar con eso de que si está bien que vaya a provincia, las personas tienen derecho a decidir y las personas políticas también son humanas. Que se dejen de hablar disparates.
-¿Rodríguez Larreta ya se transformó en el líder de Juntos por el Cambio?
-Sí, cuando estuvimos en Santa Fe para el último intento de unidad en Santa Fe le dije a Horacio: “Bueno, te toca el liderazgo”. Y lo está haciendo bien. Ahí me corrí.
-¿Cómo es su relación con él?
-Tengo una relación muy directa con Larreta, hemos logrado una amistad real.
-¿Qué consejos le dio para que construya su liderazgo?
-Le saqué los discursos. Era muy tronco porque es muy tímido y ahora está hecho un junco, como le digo yo. Cuando uno quiere ser perfecto, a veces se empaqueta. Domina la ciudad de Buenos Aires de una manera impresionante y domina el conurbano, y sabe trabajar en equipo, desde la cinco de la mañana hasta las nueve de la noche. Yo le digo “El peluquero” porque te da turno para hablar: la secretaria me pregunta si puedo llamarlo a las tres menos cuarto. ¡Y yo qué miércoles sé qué voy a estar haciendo a las tres menos cuarto si yo nunca fui a la peluquería porque me daban turno! Ahora ya aprendió que me tiene que atender y si me da turno no puedo.
-¿Habló en estos días con Macri?
-Sí, hablo siempre con Mauricio.
-¿Cómo está la relación?
-Muy bien. Volvimos a empezar, retándonos, gritándonos, pero bien. Por eso a me gusta la relación con Mauricio, porque es muy sincera. Una vez me tuvo que pedir disculpas porque me faltó el respeto y después me dijo: “¿Por qué te falté el respeto?”. “Ahora no me acuerdo porque tengo mala memoria”, le contesté. La verdad es que yo sostuve su gobierno. Estuve cuando perdimos las internas y yo salí a decir “todavía podemos remontar”, sola porque no me quiso acompañar nadie. Yo se lo venía avisando, le decía “tenés que salir a las provincias, la gente te espera, el que está operando mal es (Rogelio) Frigerio”. Frente a ese resultado (de las PASO) estuvimos una semana para que él se recompusiera, con Juliana (Awada), con todos, para que él asumiera que lo habían engañado incluso con las encuestas, y ahí empezamos a ganar puntos. Yo estoy segura de que ganábamos la Nación si hubiéramos tenido todos más compromiso desde el mes de marzo.
-¿Qué lugar le asigna ahora a Macri?
-No sé. Si me preguntan qué va a pasar en Argentina el año que viene, contesto con una conclusión sincera: no sé. Porque los liderazgos se construyen en la historia, a veces hay etapas en que podés estar abajo y después te reconocen. El caso de él va a ser como el de Marcelo T. de Alvear, olvidado incluso por los propios radicales durante años y hoy reivindicado. Es decir, lo que estoy segura es que cumplió un mandato y terminamos el mandato. Históricamente es un paso enorme desde 1930. Por primera vez el peronismo sabe que aún haciendo fraude puede perder.
-En Juntos por el Cambio algunos quieren esconderlo en la campaña.
-A mí también me quieren esconder, quizá. Igual, yo decido. Algunos te dicen “a tal lado no vayas porque tenés imagen negativa”, pero después cuando arrecian los resultados te dicen: “Por favor, Lilita, andá”.
-¿Se arrepiente de haber apoyado a Macri?
-No, asumo todo el gobierno. Tenía muchas diferencias. pero soy responsable. Nos equivocamos en muchas cosas, pero no estoy para correrme de la responsabilidad ni de las personas, y menos en la derrota. Me puedo correr de Macri dentro de unos años cuando no esté en política, pero estos que hacen la nueva política que esconden al derrotado me parece terrible. Lo hicieron conmigo cuando nadie ni de la Coalición Cívica se quería sacar una foto conmigo. Yo no hago eso. No pego cuando alguien está en el piso ni no abandono a un derrotado. Es una regla de la humanidad.
-Pese al liderazgo de Rodríguez Larreta, hubo problemas para cerrar las listas en la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, e incluso en la Ciudad de Buenos Aires.
-En Ciudad de Buenos Aires estamos todos juntos. Hay un sector del radicalismo afuera, pero la verdad es que tendría que haber tenido su lugar. Son buenas personas, yo traté de que estuvieran, pero era una lista que comprendía a muchos y todos tuvimos que resignar. Lo que vi como rasgo de Larreta es su generosidad para armar las listas. Un líder, si no es generoso, no es líder, aunque te traicionen después. El problema con provincia de Buenos Aires se hubiera podido solucionar, pero la irrupción de Manes, que sólo quiere ser primero en la lista y que es desconocido, por ejemplo, en el conurbano, puso al radicalismo en esta situación. Hasta diez minutos antes de la aparición de Manes había acuerdo total, Maxi Abad es excelente, en Córdoba obviamente va a haber internas, pero ahí es una interna donde Mario Negri está acompañado por el primer candidato a diputado no sólo del PRO sino que es el candidato de Macri. En Santa Fe se dispersó más, hay una lista sola del PRO, hay tres listas del radicalismo y una de ellas está integrada por José Corral, de la UCR; un candidato del PRO y el segundo lugar para Lucila Lehmann, actual diputada por la Coalición Cívica. En otras provincias hay muchas internas entre sectores del radicalismo entre sí, que no sé cómo lo van a resolver…
-El radicalismo está envalentonado porque piensa que Manes es la gran esperanza blanca que le va a permir ganar las elecciones y tener un candidato presidencial en 2023.
-No, porque muchos de esos quieren la Presidencia. No sé qué van a hacer porque Manes quiere la Presidencia y el gobernador de Jujuy también.
-Los radicales dicen que no quieren seguir siendo el furgón de cola del PRO. ¿No tienen derecho a disputar los espacios y la candidatura presidencial?
-Por supuesto, es que yo no sé quién va a ser candidato y yo voy a acompañar al que sea después de una interna. Con los radicales soy hermana, una hermana rebelde, obviamente. A mí no me dominó Alfonsín, que era íntimo amigo de mi padre, ni mi partido, ni el PRO, ni nadie. Incluso renuncié una vez a mi propio partido para organizarlo, así que no tengo problemas en que un radical sea el candidato presidencial. Lo que no quiero es que sea un mentiroso.
-En 2023 a usted seguramente le va a costar definirse porque es amiga de Rodríguez Larreta y de Vidal, dos potenciales candidatos a la Presidencia.
-Tengo mi corazón en mucha gente, pero eso se va a decidir colectivamente. También tengo mucho afecto por Patricia (Bullrich). No se olviden que arribó a la política integrando la Coalición Cívica.
-¿No tiene muchas diferencias con ella?
-Es una muy buena persona con la cual compartimos algunas cosas. En su forma de ser es más dura que yo, saca menos la afectividad, pero nos llevamos muy bien porque siempre fuimos muy sinceras.
-Volvamos al gobierno nacional. Ahora somos espectadores de lo que está ocurriendo con los funcionarios que no funcionan, terminan siendo candidatos y los terminan echando.
-Daniel Arroyo es una excelente persona, fue compañero de banca y les puedo asegurar que es un profesional muy competente y una excelente persona. No sé porqué lo sacaron, pero quiero reivindicarlo. Creo que esto lo comparte todo el peronismo.
-¿Qué opina sobre la decisión de Alberto Fernández de anunciar por televisión que un ministro debe dejar su cargo?
-Forma parte de la agonía argentina. El es casi un símbolo de la decadencia.
-¿Quién?
-Ese ser tan ordinario que es el Presidente, tan vulgar en su expresión, en sus formas, dice que es profesor que nunca rindió un concurso en la universidad. Fui profesora por concurso a los 28 años con sobresaliente. Me río de estos contratados que dicen ser profesores de la Universidad de Buenos Aires.
-¿Este es un gobierno de científicos?
-¡Un gobierno de científicos! Es para llorar de la risa. ¿Saben quién decía que eran un gobierno de científicos? La mujer de Ceaușescu, que se llamaba Elena, que estudió ingeniería en esas facultades que dan diplomas gratis y después empezó a rodearse supuestamente de intelectuales y de científicos que eran amanuenses. Parecido a lo de Cristina. Entonces cuando se dice esto de científicos a mí me hace acordar a Elena, que es el caso de la mentira construida paso a paso. Como el caso de Cristina, que dice ser una intelectual y es una persona que habla con aparente autoridad de cosas que no sabe en absoluto. Si yo dijera que soy la mayor especialista en obra pública que tiene la Nación, entonces ustedes van a decir: ¿Carrió está loca? En cambio, a Cristina nunca le dijeron eso y podía hablar de todos los temas. Eso le pasaba a Elena. Rumania fue el ejemplo de un matrimonio que mintió.
-¿Qué piensa de lo que ocurrió en Argentina con el tema de las vacunas?
-Esta es una de las alianzas que hizo Cristina. Hay una política exterior íntimamente vinculada con las expectativas de Cristina respecto de Putin.
-¿En qué sentido?
-En el sentido de una relación que ella imagina como él presidiendo a la líder de la Argentina. Una relación en su imaginario, esto no existe. Putin es un psicópata, es como Hitler. Rusia está penetrando, pero no tiene recursos para invertir, a diferencia de China que tiene una política de hacer inversiones, pero quiere tener una permanencia en América Latina porque quiere entrar a jugar como tercera potencia. Acá tiene que venir una alianza interamericana por la democracia y por los derechos humanos porque no podemos caer en dictadores, cosa que está ocurriendo con lo de Nicaragua. Ella juega con Rusia. ¿Adónde va? No sé, porque tampoco es que juega con China sino en esta relación micro donde ella delira con ser el Che Guevara. Lograron que solamente llegara la Sputnik porque con esto “vamos a vacunar a todos, vamos a ganar las elecciones”. Señores, no hay segunda dosis de Sputnik, lo cual frente a la variante Delta es más grave. Tenemos AstraZeneca, que gracias a Dios está en un laboratorio inglés, aunque estuviera (Hugo) Sigman, que también quería hacer negocios, y después cortaron Pfizer. ¿Se dan cuenta la locura? Ella cortó Pfizer e hizo poner a Cecilia Moreau la norma que impidió que tuviéramos esa vacuna y ahora encima Estados Unidos es el único país del mundo que nos hizo una donación...
-Y ahora volvimos a Pfizer.
-Sí, ¿cuántos muertos podríamos haber evitado por el capricho de una mujer? Por eso ella se retira. No puede estar en el frente porque no le puede explicar a la sociedad que no puede completar la vacunación por un capricho de ella en una supuesta alianza socialista rusa, cuando Putin es un hombre de derecha, de la KGB, de lo más ortodoxo, de la Iglesia Ortodoxa rusa. Es una mentira colosal.
-¿Le sirvió a Cristina Kirchner para no alinearse con los Estados Unidos?
-¡Pero si lo que más le gusta es la Quinta Avenida! ¿O no recuerdan cuando iba con Kirchner y se paseaba por la Quinta Avenida y se compraba todo? Ellos odian lo que aman. No vi nunca una persona más alejada de la izquierda que Cristina. Quizá usó un discurso, pero lo que es mentira es mentira: junto con alguien que había sido secretario de finanzas, fueron los representantes de Cavallo.
-¿Qué siente ante la cantidad de gente que se está yendo del país para radicarse en el exterior?
-Una vez tuve una discusión con un hijo cuando me dijo: “Mamá, yo me quiero ir a España, pero vos tenés que sacar la ciudadanía española”. “No -le respondí-, no la voy a sacar porque los empresarios españoles nos robaron, y para qué hacerlo si vos creés que Dios va a venir a salvarnos”. Y me contestó: “Bueno, mientras viene me voy a ir a España”. Creo que esta victoria electoral va a animar a muchos, y por lo menos que antes de irse vayan a votar, no se resignen, aunque sea por los viejos olulet que quedamos acá y que vamos a seguir luchando. Ya somos muchos los padres que hemos dejado que nuestros hijos y nietos están fuera del país, pero como madre y abuela, una sabe que el lugar de uno es la gran familia argentina, es la Patria y que ojalá un día termine la diáspora.
-¿Volvería a ser candidata alguna vez?
-No, hay que dar paso a las nuevas generaciones. Tengo la misma edad que los que dicen que son de una nueva generación, porque ahí hay algunos viejos. Yo tengo 64, con lo cual estoy muy cerca de los de la renovación. Ahora me declaré vieja outlet, es decir vale menos de un dólar, pero estoy feliz y voy a estar feliz con muchísimos amigos y con mi familia. Y si me muero también voy a estar feliz porque creo en la otra vida y creo en Dios antes que nada en el mundo. Viví la vida, muy bien vivida, con todos los errores, las adversidades, la impotencia, y me encanta ser la peor de todas, es un papel exacto para mí. No quería no ser correcta, ya lo viví en mi casa. Amo la incorrección.
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