El pacto entre Cristina Kirchner y el gobernador Omar Perotti en el armado de las listas en Santa Fe fortaleció al jefe provincial y mostró el poder de la vicepresidenta en el diseño local, mientras que desembocó en una eyección inesperada del gabinete nacional -la del ministro Agustín Rossi, quien insistió en presentar una lista disidente a la acordada por el oficialismo nacional con el provincial- y provocó una crisis institucional en el gobierno local.
Rossi fue eyectado ayer del Gobierno por el presidente Alberto Fernández, tras persistir con su armado propio en la interna del Frente de Todos en Santa Fe. Su salida no solo influirá en el Gabinete, sino que también tendrá inevitables consecuencias en la provincia. En el gobierno de Perotti hay varios alfiles de Rossi, que llegaron a esos lugares en parte por la alianza que lo llevó al poder en 2019, cuando el PJ destronó al socialismo después de 12 años.
La primera evidencia formal de la crisis institucional en Santa Fe -que venía avizorándose desde la semana pasada, según describieron distintos interlocutores claves del armado de listas local en la previa del cierre- se conoció hoy. Se trata del pedido de licencia de la vicegobernadora Alejandra Rodenas, segunda en la fórmula disidente de Rossi en el Frente de Todos, que tenía buena relación con el gobernador pero en los últimos días se volcó de lleno al bando de Rossi.
No es la única: hay rumores sobre la salida de otros hombres que ocupan cargos clave en el Gabinete del gobierno santafecino. Además de Rodenas, serían desplazados de sus cargos el ministro de Gobierno, miembro de la Corriente de la Militancia, Roberto Sukerman, mano derecha de Rossi; y su par de Cultura, en pareja con la vicegobernadora Rodenas, Jorge Llonch, según deslizaron fuentes oficiales.
Cerca del gobernador aseguran que, más allá de que Rossi presenta su propia lista, el problema principal con esos funcionarios es el tipo de campaña se perfila, con fuertes críticas al gobernador. Además, el terreno sobre el que se planteó su candidatura está “embarrado”, dicen en Santa Fe. “El problema no es tanto que sean candidatos, sino que dicen barbaridades. No pueden seguir integrando el gobierno de Perotti con ese nivel de enfrentamiento”, deslizó un hombre importante del armado santafecino oficialista.
Por ahora no hay definiciones concretas, pero en los pasillos ya es un hecho que esos funcionarios se irán próximamente. De todas formas Perotti aclaró hoy que los funcionarios de otras fuerzas políticas que no sean candidatos no van a ser echados del gobierno. El mensaje es que los hombres de Rossi que salen no es por sus candidaturas, sino por sus posturas políticas.
Interna feroz
El drama de la novela de la interna en Santa Fe empezó la semana pasada, cuando se aceleraron las conversaciones por la nómina en la provincia entre las tres fuerzas en pugna, encabezadas por la vicepresidenta, el presidente Alberto Fernández y Perotti, de cara al cierre de listas del sábado
El primer mandatario proponía a Agustín Rossi -aunque el ministro venía sosteniendo, en público y en privado, que no quería participar de las elecciones, sino que prefería quedarse en su despacho del edificio Libertador-, mientras que Cristina Kirchner proponía como cabeza de la lista de senadores a una mujer de su confianza, la senadora María de los Ángeles Sacnun. Por su parte, Perotti impulsaba a su mano derecha, y quien lo reemplazó en su banca cuando se hizo cargo de la gobernación, el senador Roberto Mirabella.
Hacia mediados de la semana, Alberto Fernández y su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, mostraron al resto de los actores una encuesta que mostraba que el perfil de su ministro, Rossi, era competitivo en el terreno provincial. Pero desde la gobernación señalaron que sus números, aunque positivos, tenían un “techo”, marcado por la desaprobación en los sectores del norte provincial, reacios a las figuras kirchneristas.
En contraste, los candidatos de la provincia, pese al bajo nivel de conocimiento, podían crecer en las consideraciones de la opinión pública durante la campaña. Además, en Santa Fe señalaban que Rossi había perdido todas las últimas elecciones desde 2005.
Las dos posiciones, encontradas, seguían muy duras a pesar del avance de los días, ante la inminencia de la fecha límite para la inscripción.
El jueves, desde el ministerio del Interior, que conduce el camporista cercano a Cristina Kirchner Eduardo “Wado” de Pedro, llegó una de las primeras señales negativas a la candidatura de Rossi, que aún tenía el respaldo del Presidente. Un grupo de senadores provinciales que responden al ministro en Santa Fe pidieron una audiencia para hablar de las candidaturas y, no sin sorpresa, se encontraron con que los recibiría un funcionario de tercera línea. Desde allí se desplazaron al Ministerio de Defensa, donde los esperaba Rossi, y se tomaron una foto grupal, junto el ministro, que exhibieron en redes. Era una muestra de persistencia.
Perotti venía negociando, en paralelo, con Máximo Kirchner, la vicepresidenta y con Sacnun. El gobernador no es kirchnerista, ni cristinista, pero el referente del PJ santafecino y la cúpula del Patria se habían apoyado mutuamente en la elección de 2019, que los llevó al poder provincial y nacional. Aunque en otro contexto político, en las legislativas de 2017 también habían tenido sintonía.
Hacia el final de la semana, cerca del cierre de listas, la interna santafecina se calentó a niveles insospechados. La negociaciones seguían y se pensaba en la aún insólita posibilidad de que hubiera PASO cuando Rossi publicó una foto en su cuenta de Twitter que lo mostraba en pose de campaña junto a la actual vicegobernadora, Alejandra Rodenas. En el perottismo como en el cristinismo leyeron ese tuit como una “apretada”. Se estaba proponiendo como candidato en público, a pesar de que los máximos referentes seguían intercambiando figuritas para llegar a un punto en común.
Entre el viernes y el sábado, en diálogos contrarreloj, Perotti y la vicepresidenta llegaron a un acuerdo a través de cual ambos cederían espacios para lograr la unidad. El gobernador accedió a resignar el primer puesto de la lista para el Senado para su candidato, Mirabella. Y la vicepresidenta concedió que su delfina, Sacnun, fuera segunda. Pactaron que a la cabeza de la nómina fuera un perfil “intermedio”.
Así, el senador provincial Marcelo Lewandowski, periodista y relator deportivo cercano a la dirigente local -y ex ministra de Vivienda- María Eugenia Bielsa pasó de ser el primer candidato a diputado al tope de la lista para el Senado. Miembro del grupo de Perotti, pero de perfil independiente, había hecho una buena elección en 2019, y sus niveles de conocimiento y adhesión son altos. Le cerraba a todos. Inclusive a Alberto Fernández, que aceptó el arreglo y se lo comunicó a su ministro.
Después del pacto, a Rossi le ofrecieron algunos lugares en la lista de Diputados, pero el titular de Defensa no se conformó. Quería tener mayor peso y mantuvo firme su candidatura, a pesar de las presiones del ya consolidado bloque entre las cabezas de la Nación y la gobernación. El ministro desoyó el pedido de Alberto Fernández y Cafiero, que escaló al punto de que le dejaron en claro que si persistía, debería dejar el ministerio.
Había tiempo hasta anoche para que Rossi bajara su lista y se plegara a la nómina “oficial” del Frente de Todos. No lo hizo, y hasta última hora había dudas sobre su continuidad en el Gabinete. Alberto Fernández se encontraba de gira en Perú desde el martes, pero el tema estaba presente en las conversaciones en Lima. Finalmente, decidió dar un golpe sobre la mesa, por televisión. En una entrevista con C5N, sentenció: “Todos los que son candidatos tienen que dejar sus cargos”. Por si quedaba alguna duda, mencionó directamente a Rossi, junto a otros funcionarios candidatos.
“La pérdida de Daniel (Arroyo) es muy grande. También la pérdida de Agustín”, deslizó. Hoy, el ministro, visiblemente ofendido, admitió que se enteró por la TV. Aunque se lo habían advertido. Su enfrentamiento con la lista oficial del Gobierno era incompatible.
En Hacemos Santa Fe, la fuerza de Perotti, creen que Rossi no aspira a ganar los lugares a los que se postuló junto a sus candidatos, sino a “romper todo” para que el peronismo pierda las elecciones.
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