Algunas comparaciones son odiosas y otras no tanto. O aspiran a otra cosa. Tal vez, a sacar una sonrisa. Y a eso pareció apuntar el mensaje que publicó en su cuenta personal de Twitter el decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, Eduardo Levy Yeyati, al equiparar con un ya mítico video viral de 2011 con la carta que le envió la asesora presidencial Cecilia Nicolini a Anatoly Braverman, hombre de confianza de Krill Dmitriev, CEO del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF es su sigla en inglés), encargado de gestionar la venta de vacunas a otros países.
El video viral en cuestión es el conocido como “María Teresa y Enrique”, que hace ya una década fue una de las primeras piezas audiovisuales que se desparramaron desde internet a la conversación off line. “Ni una sola palabra de amor”, es un corto dirigido por Javier “El Niño” Rodríguez durante 2011 que se originó de manera casi accidental. Santiago Barrios fue quien encontró la cinta en un viejo contestador automático en el ya desaparecido Mercado de Pulgas; Mariano Germán Flores, fue el encargado de editar el material y subirlo a internet; Matías Kirschenbaum, difundió el link de la grabación; y luego “El Niño” Rodríguez se ocupó de realizar el cortometraje y Andrea Carballo encarnó al personaje principal, María Teresa.
Según la nota que publicó Infobae, con las voces originales de sus protagonistas, el video muestra la ansiedad, bronca, reclamos y amor de María Teresa, a partir de los consecutivos mensajes que le dejaba grabados en el contestador de su pareja, Enrique, quien después de 10 llamados, a lo largo de todo un día, responde, con desgano y sin pronunciar “ni una sola palabra de amor”. Dos años después del viral, los protagonistas reales, incluso, salieron en televisión y contaron su historia.
Diez años después, Eduardo Levy Yetati evoca ese video y, en clave humorística, resalta: “La Carta de Anatoly me hace acordar a esta obra maestra”.
Es que en el mail que le envió a Anatoly Braverman, Nicolini plantea desde el enojo por no contar con los millones de vacunas del componente 2 comprometidos en el contrato -”Esperábamos que después de la conversación que tuvimos contigo, Carla, Kirill y yo hace un par de semanas, las cosas fueran más sencillas. Pero incluso empeoraron-, a la frustración -Respondimos siempre haciendo todo lo posible para que Sputnik V sea un gran éxito, ¡pero nos estás dejando muy pocas opciones para seguir luchando por ustedes y por este proyecto!-; la amenaza de “romper públicamente el contrato firmado” y, en el final, casi un ruego: Por favor, trabajemos juntos en una solución posible y real. Usted puede contar con nosotros.
Más allá de esa controversia y de la comparación que el decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella, el propio Alberto Fernández salió a defender públicamente y a hacerlo propio el mail con el pedido para que se regularice la entrega: “¿Qué querían? que no hiciera el reclamo. Insólito”, dijo el presidente en Olivos.
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