Cristina Fernández de Kirchner ejecutó una retirada táctica y finalmente admitió que Alberto Fernández nombre a Victoria Tolosa Paz como cabeza de lista de los candidatos a diputados nacionales por el Frente de Todos que se presentará en Buenos Aires.
La vicepresidente empujaba la nominación de Santiago Cafiero, pero en la Casa Rosada evaluaron que podía ser un ardid político para colonizar la jefatura de Gabinete, y entonces el presidente decidió enfrentar las presiones del kirchnerismo duro y sostener la designación de Tolosa Paz al tope de la boleta en la Provincia.
Axel Kicillof colocaría a Daniel Gollan, su ministro de Salud en la Gobernación de Buenos Aires, como segundo en la lista de candidatos a diputados nacionales. Y el tercer lugar sería para Marcela Passo, aliada de Sergio Massa y secretaria de Articulación Interjurisdiccional del Ministerio de Transporte.
Tolosa Paz es concejal y titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales. Alberto Fernández la conoce bien: la elegida es pareja de un amigo del Presidente, Enrique “Pepe” Albistur, publicista peronista que trabajó bajo las órdenes de Ítalo Argentino Luder, Carlos Menem, Carlos Grosso y Néstor Kirchner, entre otros.
CFK y sus socios políticos proponían a Cafiero como cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires. Alegaban que se necesita una figura política identificada con el Presidente, con probada honestidad y conocida pertenencia al distrito bonaerense. De hecho, su abuelo Antonio fue gobernador en Buenos Aires desde 1987 a 1991, cuando Raúl Alfonsín se despedía de la Casa Rosada y era sucedido -antes de tiempo- por Menem.
Alberto Fernández y su círculo más cercano desecharon los argumentos presentados por el kirchnerismo duro. Saben que la vicepresidente cuestiona como un hábito al jefe de Gabinete, y consideraron que los inesperados elogios a Cafiero escondían una táctica simple para aceitar su ego y facilitar su renuncia a cambio de la designación como diputado nacional.
Y después de su eventual partida al Congreso, especulan en la Casa Rosada, el kirchnerismo duro avanzaría para nombrar a su propio representante en la Jefatura de Gabinete. Esa especulación política, que Alberto Fernández guarda in pectore, fortaleció su decisión de mantener a Tolosa Paz y preservar a Cafiero.
Pero el repliegue táctico de CFK no implica que Alberto Fernández pueda bajar las pulsaciones de su ritmo cardíaco. En Balcarce 50 analizan que la designación de Tolosa Paz podría ser “cobrada” por una ofensiva inédita del kirchnerismo para construir un nuevo Gabinete a imagen y semejanza de la vicepresidente.
Y otra vez, la interna palaciega volvería a ocupar la agenda de Gobierno. Alberto Fernández solo podría frenar esa ofensiva de la Cámpora si le va bien en los comicios, una hipótesis de trabajo que es intangible y que siempre será incapaz de satisfacer la vocación de poder de Cristina Fernández de Kirchner.
El presidente y la vicepresidente coinciden en la necesidad de cambiar ministros en el Gabinete, pero esa reforma está atada a los resultados en Buenos Aires. Alberto Fernández, CFK y Sergio Massa juran que se mantendrá el equilibrio interno, una declamación política que será anécdota si Juntos por el Cambio hace una elección ponderable en el conurbano.
En este caso, la responsabilidad política sería de Alberto Fernández, que insistió con Tolosa Paz frente a la sugerencia de Santiago Cafiero. Es un cálculo contrafáctico, aunque suficiente para justificar una intervención al Gabinete Nacional comandada por la Cámpora y diseñada en el Senado y el Instituto Patria.
No hubo cena en Olivos para bendecir el acuerdo político. El jefe de Estado y Cristina Fernández de Kirchner chatearon vía WhatsApp y dialogaron por celular. Ahora falta resolver los nombres hacia abajo, y después comunicar la decisión a los medios de comunicación. Sería el sábado 24, antes que agonice el día.
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