Su despacho en la Municipalidad de Lanús, el partido que gobierna desde 2015 y en el que cumple su segundo mandato, está repleto de fotos familiares. Tiene un estilo moderno y sobrio. Sobresale en su escritorio un adorno con el escudo de Independiente de Avellaneda, el club que ama desde su infancia “de familia tana” en el barrio de Villa Atlántida, en Lanús Oeste donde se crió a unas pocas cuadras de la antigua cancha de El Porvenir.
Néstor Grindetti se disculpa por una breve demora y responde sobre una gran variedad de temas ante Infobae: la interna de Juntos -así cambiará de nombre Juntos por el Cambio en las próximas elecciones-, la incorporación de Facundo Manes a la política, su relación con Jorge Macri y Axel Kicillof, la campaña de vacunación, la economía y la gestión de Alberto Fernández.
-Hace un par de días hubo cierre de alianzas de cara a las PASO del 12 de septiembre. ¿Cuál fue su papel y cómo evalúa el resultado?
-Trabajé mucho para la unidad. Es un momento donde el gran valor que tiene la alianza nuestra es la unidad o al menos no haberse roto. A pesar de ser oposición durante casi dos años, había que sostenerla. En gran parte se logró porque Jorge Macri está con nosotros, con Patricia Bullrich estamos trabajando en el mismo equipo y bueno, como posibilita la ley, seguramente vamos a tener una contienda electoral con Facundo Manes. Son las reglas del juego. Me hubiese gustado más una unidad total, pero dentro de esto es la lógica que prevé la ley. Lo bueno es que hablando desde el PRO estamos nuevamente juntos, estamos muy bien con la Coalición Cívica, y hacia adentro el PRO está muy amalgamado.
-¿Por qué no se pudo llegar a un acuerdo para evitar las PASO en este espacio?
-Creo que Juntos por el Cambio tiene una gran virtud, compartimos una visión de país de largo plazo y fundamentalmente, valores. Como todo grupo humano es difícil ponerse de acuerdo en lo estratégico. Y una vez que uno se pone de acuerdo puede haber diferencias tácticas. Eso es lo que está pasando en lo que es la lista que va a liderar (Facundo) Manes y la lista de (Diego) Santilli. Son cuestiones meramente tácticas. Si no podemos ponernos de acuerdo, que dirima la gente. Y después las listas, como está hecho el reglamento, se van a mezclar, así que vamos a estar juntos de nuevo. Compartiendo lo que yo digo que es muy importante, que son los valores. Cuando digo valores no es una cosa teórica sino que son valores republicanos, valores democráticos, de transparencia. Cosas que nos caracterizan y queremos ofrecerle a los vecinos como una alternativa a lo que es el Gobierno nacional.
-¿Cómo se puede explicar este enroque para que Santilli sea candidato en Provincia de Buenos Aires y María Eugenia Vidal vaya como primera candidata a diputada por la Ciudad de Buenos Aires?
-María Eugenia (Vidal) ya fue vicejefa de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Que compita allí nuevamente, es una decisión personal de ella. Yo la aprecio mucho, es una amiga y la respeto mucho como dirigente. Creo que ha hecho un gobierno bueno en la provincia, ella ha decidido dar ese paso y no le va a costar porque ya fue parte del Gobierno en la Ciudad. Respecto de Santilli, tiene también un conocimiento importante de la provincia y sobre todo del tema Conurbano, y desde el rol que tiene como vicejefe de Gobierno y desde su puesto de ministro de Seguridad ha trabajado mucho en conjunto, de hecho con nosotros hay convenios firmados. No es tan grande hoy la separación del Riachuelo de la General Paz no hace tanta diferencia. Tal vez haya más diferencias entre Carmen de Patagones y Lanús que entre el partido de Almirante Brown y la Ciudad de Buenos Aires. Es como que todo se va entremezclando. Pasando de una realidad urbana muchas veces a una casi rural. Me parece que no es como si alguien de la Ciudad de Buenos Aires pusiera 10 candidatos en Salta. No hay una diferencia tan importante entre lo que le pasa al porteño con el bonaerense, no es una cuestión traumática.
-¿Cómo puede tomar el electorado este enroque de piezas entre uno y otro distrito?
-Hoy el electorado, y con eso tenemos que tener cuidado desde la política, tiene en su cabeza entre sus problemas lo que va más allá de la rosca política. La gente hoy tiene miedo a enfermarse, a quedarse sin trabajo, a que lo asalten y lo roben. Esas son las preocupaciones y otras tantas. Pero esas son las preocupaciones de la gente y no tanto donde está uno u otro candidato. Lo que se va a mirar es si hay una oferta electoral, en conjunto, en equipo, porque no nos olvidemos que por el sistema electoral que tenemos uno busca siempre el uno, el que encabeza la lista. Estamos renovando 15 diputados. Tenemos que mostrar una idea, un equipo, una idea de país con valores compartidos. Y ahí no va a importar tanto el nombre, que es lo que hizo en los últimos años, sino si tiene una oferta que le muestre la posibilidad de un país distinto.
-¿Ganar en la provincia de Buenos Aires será como imponerse en la madre de todas las batallas?
-Por la cantidad de diputados y por el caudal electoral va a ser muy importante pero también hay que mirar a otras partes. Como nosotros vivimos acá tendemos a sobredimensionarla. Tiene una importancia superlativa, pero también Córdoba, Santa Fe, Mendoza por decir las más grandes y todo el conjunto de provincias son importantes y hay que estar mirando los distintos armados en cada provincia y los distintos momentos electorales. La provincia de Buenos Aires ha sido en las últimas elecciones realmente determinante.
-Y en ese contexto, ¿cómo ve a Juntos por el Cambio en las provincias más grandes?
-Lo veo bien, Patricia Bullrich se ha cargado prácticamente al hombro la campaña. Está recorriendo el país tratando de colaborar, de verificar, de ver cómo se está ordenando cada uno de los distritos. Por supuesto que siempre hay discusiones. Cuando hay más de dos personas siempre hay algo en lo que vamos a pensar distinto. Lo que es importante es la concepción que hemos adoptado en el PRO y a través de sus dirigentes más importantes como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia, Patricia (Bullrich), Santilli, Jorge Macri, que es privilegiar la unidad. A veces uno tiene una idea de táctica y dice vamos por acá. Pero si nos corremos un poquito y estamos de acuerdo, vamos por allá. Lo digo con mucha satisfacción porque trabajé mucho en las últimas semanas y eso está muy ordenado dentro del PRO y dentro de Cambiemos.
-En toda pelea por las candidaturas hay ganadores y perdedores, ¿perdió el ala dura dentro de la alianza sin Bullrich de candidata?
-Sinceramente ahí está lo que yo le llamo la diferencia táctica. Con Patricia tenemos la misma idea de país futuro y tenemos los mismos valores. Ahora ella tiene una visión de que hay que confrontar con el Gobierno nacional de una forma, que es la que le da ser presidenta del partido opositor y además de todo el país. Y otra puede ser el caso mío que soy intendente, que tengo un gobierno provincial con el cual no estoy de acuerdo en nada pero con el que tengo que dialogar entonces ahí me ven más cerca porque levanto el tubo y el gobernador (por Axel Kicillof) me atiende. Y le planteo mis problemas, algunos me los soluciona, otros no. Pero es una cuestión del día a día. Hacia donde queremos ir no hay ninguna duda de que Patricia y yo queremos el mismo país y vamos a trabajar para eso y le queremos ganar al kirchnerismo juntos.
-¿Qué le puede aportar Manes a la alianza?
-Es un dirigente con un prestigio profesional muy importante, de gran trayectoria, aunque ha incursionado poco en la política. Es nuevo en la política. Desde el conocimiento que uno tiene de su profesión sabe que es una persona inteligente, transparente, que desde ahí puede aportar. Desde el conocimiento de lo que es el ejercicio de la política tengo mis dudas porque en vez de empezar desde los cargos de más abajo a lo largo de los años, entró por arriba. Vamos a escucharlo en la campaña, a ver qué ofrece.
-El intendente de San Isidro Gustavo Posse en todas estas negociaciones, ¿cómo quedó ubicado?
-Hoy por hoy, nada. Falta una semana para el cierre de listas. Lo conozco, tengo diálogo con él. En principio todavía no tenemos ni nosotros ni él definido cómo podemos o si podemos estar juntos en esto que viene.
-¿Y el apoyo del resto de los intendentes?
-Resuelto el tema de la unidad dentro de la coalición, con la UCR como socio principal, con Patricia (Bullrich), con Jorge Macri, nos encaminamos todos detrás de Diego Santilli, estamos organizando la campaña. Cada uno de los intendentes cabecera, de cada una de las secciones electorales trabajando como responsables de su sección en la campaña y de ahí hacia abajo todos los intendentes de las ciudades o pueblos más chicos van a estar consustanciados con eso. No hay dudas. Dimos un buen ejemplo cuando se dio la interna entre Horacio (Rodríguez Larreta) y Gabriela (Michetti). Una vez que ganó Horacio todos fuimos detrás de él. Así debe ser una interna.
-¿Usted va a ser el jefe de campaña de Santilli?
-Sí, voy a ser el jefe de campaña de Diego. Me pone muy contento y me honra que hayan pensado en mí para desempeñar ese rol, de todos modos será una conducción colegiada. Estamos trabajando en una mesa integrada por los intendentes cada uno en representación de cada sección electoral, Jorge Macri en su calidad de Presidente del partido en la provincia y también el acompañamiento de Cristian Ritondo.
-Y en este armado, ¿qué papel cumple Mauricio Macri?
-Primero hay que aclarar desde dónde. Él fue el creador del PRO, socio fundador de Cambiemos, ex presidente, en mi caso particular referente, hace 40 años que lo conozco, que estamos juntos, si se quiere de todos los liderazgos es un primus inter pares (en idioma latín, el primero entre iguales, una persona relevante dentro de un grupo) de Cambiemos, con el respeto que le tengo a Lilita Carrió, a Mario Negri, a Alfredo Cornejo. Para mí Mauricio es eso y por lo tanto un referente muy importante en este momento. Con un futuro que él decidirá, y las circunstancias y los electores decidirán cuál puede ser después de 2023. Yo no dejo de reconocer, siempre esto se lo digo a muchos de mis pares, que en el caso mío es igual al de muchos de otros dirigentes sobre todo los del PRO, que acá con el equipo trabajamos mucho para ser intendente, recorrimos, caminamos pero no seríamos intendente si no fuera porque un día Mauricio creó el PRO y ganamos la ciudad y después ganamos el país. Soslayar eso o ignorarlo me parece que no es justo hacia él y hacia el electorado es una chantada.
-En una entrevista reciente dijo que veía a Macri candidato en 2023...
-Lo dije en un contexto. No es momento de hablar de candidaturas para 2023, falta un siglo para eso. Dicho esto, tanto Mauricio Macri, como Rodríguez Larreta, María Eugenia, Lilita, Cornejo, Negri, y alguno que seguramente se va a enojar si no lo nombro, pueden ser. Todo puede ser. El equipo está trabajando para que sea Rodríguez Larreta. Pero trabajando en el sentido de hacer las cosas bien, cumplir con lo que nosotros prometimos, y trabajar en un proyecto de país pensando en los vecinos. Falta muchísimo igual. Pueden pasar tantas cosas... No sabemos qué va a pasar de aquí a fin de año en la Argentina. Lo bueno es la oferta de candidatos que hay dentro de Cambiemos que pueden aspirar a ser presidente.
-¿Qué autocrítica hace del Gobierno de Macri? ¿Por qué no pudo lograr la reelección?
-No se supo transmitir al vecino la real situación en que se recibió el país. Obviamente lo digo con el diario del lunes. No es cuestión de echar culpas sino de ver qué no salió. Hubo un problema de transmisión, recibimos un país que requería que hagamos una determinada cantidad de cosas. Y en la economía, que es lo que más preocupaba a la gente en lo electoral cuando tuvimos la elección, hubo cosas que evidentemente no salieron bien, no hay duda. En un contexto mundial muy complicado, y con una oposición que realmente se oponía por oponerse. Tiraron piedras e hicieron un desastre con el tema de los jubilados y resulta que después sacaron una ley que es peor para los jubilados. Este país necesita, porque si no no vamos a salir nunca, que la dirigencia política piense que hay que ganar una elección, pero después hay que gobernar y para gobernar se necesita que del otro 50 por ciento que no acompañó, el 25% o el 35% necesitamos que comprenda los cambios que hay que hacer para que de alguna forma nos acompañen porque son leyes muy importantes. Creo que eso no funcionó. Será responsabilidad del Gobierno, será responsabilidad de la oposición o propio de la sociedad que algunas cosas no captó. Poniéndolo en un solo concepto, creo que no estuvo bien afiatado el vínculo entre el gobierno y la sociedad en términos de diálogo, de transmisión de la situación en que se recibió el país.
-¿Los últimos dos años, de 2017 a 2019, fueron los más difíciles?
-Si, porque el mundo estaba en crisis y eso le pegaba a los argentinos. Lo que no me gusta y es algo que le critico a este Gobierno, es echar culpas. Hay circunstancias, salieron mal, lo admitimos y punto. Lo admite Mauricio en su libro, lo admite María Eugenia en el suyo, las cosas que no se hicieron bien. Ahora miremos cómo las hacemos bien. Ahora tenemos que decirle al electorado aquello que hicimos mal ahora tenemos una idea para hacerlo mejor. Si hacemos lo mismo vamos a meter la pata de nuevo.
-¿Cómo analiza en el contexto de la pandemia que azota a la Argentina y al mundo, la gestión del Gobierno de Alberto Fernández?
-Creo que es un Gobierno que ha perdido el eje estratégico. Un poco por el virus, otro poco por alguna incapacidad en la gestión y otro poco por una cuestión ideológica, es como que uno no ve el eje por el cual el país tiene que ir avanzando para salir adelante. Vamos a los tumbos, vamos administrando el día a día y entonces creo que el gobierno está cómodo en que tiene un argumento por el cuál las cosas no le salen bien y le echa la culpa al bicho. Me gustaría una planificación estratégica y lo expongo cada vez que le doy una charla a los jóvenes: uno no saca un ticket de un avión antes de ver adonde va a ir de vacaciones. Dice, me voy de vacaciones a Mar del Plata y me voy en auto. Siempre la estrategia y el horizonte de adonde uno quiere ir tiene que ir encajando ahí. Un Gobierno que está muy en la coyuntura, en la pelea política intragobierno no nos transmite a los ciudadanos cuál en el camino que va a recorrer en los próximos dos años aunque sea. Es hoy, arreglamos esto, sacamos un bono de 5.000 pesos para los jubilados, van poniendo parches.
-¿Cree que la pandemia le cambió los planes a Alberto Fernández?
-La verdad que los primeros meses, sobre todo, al Presidente lo veía que había una posibilidad de dos cosas que no se dieron. Que tuviera un rumbo estratégico y otro que llamara a la oposición para buscar políticas de Estado. De hecho yo me he acercado y he conversado con él en alguna oportunidad, obviamente de temas municipales y sinceramente pensé que por lo menos podían recibir un aporte, si después lo llevaban a cabo o no era otro tema. Y lamentablemente se agigantó la grieta. Con lo cual en un punto me equivoqué de apreciación en ese momento o ellos cambiaron. Tenía otra expectativa al principio.
-Suele decirse que no se sabe si gobierna Alberto Fernández o la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
-No sé si son esas dos personas solamente. Yo diría que hay un equipo de gobierno que uno podría decir que es liderado por Alberto que tiene una idea que cada vez se acerca más al otro equipo que es el que en apariencia lidera Cristina, que tiene una idea de gobierno hegemónico, más de control férreo del Estado, de aislamiento del mundo. Cada vez estamos más cerca de las ideas que tiene el equipo de Cristina.
-¿Qué opina de las últimas medidas del Gobierno Nacional? La restricción de los vuelos, que haya cupos para la exportación de carne...
-Lo de la exportación de carnes, como muchas medidas económicas que se tomaron, creo que es errado. Tengo un concepto de la economía que no es el de buenos y malos como lo quiere plantear el Gobierno, que dice “yo ayudo a los que yo considero que son buenos y castigo a los malos”. La economía es un juego de intereses y el Estado tiene que direccionar esos intereses. Tiene que captar la riqueza que se genera y distribuirla a través de un buen sistema impositivo. Así funcionan los países normales. Creo que en la economía la están errando, son medidas coyunturales, ninguna estructural. Es complejo y peligroso el manejo de las libertades. Esto de restringir los vuelos en nombre de un supuesto mal que es que la gente se contagie... Hay que administrar mucho eso pensando que hay que tener empatía con la gente. Algo que yo discutí mucho y que es chiquitito frente a esto que estamos hablando, es cuando se cerraron los templos. Mi postura en una iglesia, católica, evangélica o en una sinagoga porque en el partido de Lanús tenemos de todo tipo, donde entran 200 personas, dejar entrar a los creyentes a orar de a 10 personas es un cable a tierra para esa gente. Cerrarlo es fácil porque evitó el riesgo de contagios. Pero si lo abro, lo ordeno y lo controlo yo dejo que la gente sea un poco más feliz. De estos ejemplos hubo muchos. Como lo de los comercios. Cerrarlos es una decisión fácil que uno toma desde un escritorio. Lo más probable es que si no salimos no nos contagiemos. Creo que debíamos haber apelado a la educación, a la responsabilidad individual y darle más libertad a la gente.
-Pero las veces que se apeló a la responsabilidad individual hubo mucha gente que no hizo caso a las medidas restrictivas.
-Si uno se pone resultadista, tuvimos una cuarentena de un montón de tiempo y tenemos 100 mil muertos. No funcionó. Es contrafáctico decir que hubiera pasado si nos quedábamos un año todos encerrados. Por ahí bajaba la cantidad de muertos pero estábamos muertos de hambre. Cuando hablábamos de los colegios con la Gobernación, nosotros en Lanús tenemos 200 y pico de establecimientos, les dije: “Tengo la posibilidad con mi equipo de establecer protocolos y nos encargamos de controlarlos, dejemos que haya clases”. Faltó diálogo ahí con la oposición. Porque los que no fueron a la escuela, sobre todo en los barrios populares, estuvieron todo ese tiempo en la calle contagiándose. Reconozco que yo llamo al gobernador, le tiro una idea, me atienden pero luego no logro plasmar eso en los niveles inferiores de gobierno.
-¿Por qué le pasa eso?
-Creo que en la gobernación hay hacia nosotros un problema de prejuicio, una cuestión dogmática desde el punto de vista ideológico. Porque lo dice Grindetti de Lanús no está bien. Hay mucho de eso cuando logro transmitir una idea. Un día lo llamé al gobernador y le dije que había gente que no estaba yendo a vacunarse y que nosotros podíamos ayudar. Ya que no nos dejan vacunar a los municipios y lo hace la Provincia... Hicimos reuniones de Zoom con esa gente y muchas de esas personas fueron después a los vacunatorios. Les gustó mucho la idea. Les dije un poco en broma, ¿ven que alguna vez se nos cae una idea? Escuchen. Eso no tiene fluidez, tiene buena voluntad en el gobernador pero luego no tiene relación en los distintos estamentos de su gabinete.
-¿Qué les pasó con la vacunación en el municipio? Ustedes tenían un esquema armado que no fue utilizado.
-Teníamos 17 salas a disposición, estratégicamente ubicadas y más de 100 personas capacitadas para las aplicaciones. Ellos eligieron hacer postas, yo me vacuné en el club Ferroviario, por ejemplo. Me parece que era mejor haber utilizado una sala sanitizada que ir ahí a un lugar no preparado. Además, lo hubiésemos organizado distinto. Vacunar por ejemplo, como en Estados Unidos o en Ciudad de Buenos Aires, desde el auto. Eso si lo hacemos bien porque los municipios sabemos lo que es la cercanía con los vecinos.
-Tuvo diferencias notorias con Kicillof por las vacunas y por las escuelas. ¿Hubo algún otro aspecto de su gestión que se vio perjudicado desde diciembre de 2019?
-Algunos problemas menores pero que son administrativos. El tema de la obra pública que acordamos con él, luego demoró meses. Pero no creo que haya sido un problema del gobernador. Destaco eso. Soy opositor y no lo digo para quedar bien. Yo llamo y él me atiende. O le mando un mensaje y al poco tiempo me lo contesta. De ahí para abajo no funciona igual.
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