Con más de 100 días de vigencia, la política oficial que restringe los vuelos desde el exterior implementada desde marzo no demostró ser efectiva para que en el país se produzca una reducción en la cantidad de muertes ni de contagios de coronavirus. Se trata de una de las principales medidas, más duras y de mayor extensión, que aplicó el gobierno nacional para frenar el COVID-19. La información oficial que analizó la Unidad de Datos de Infobae da cuenta de que, a contramano de la medida, los contagios subieron aún cuando se reforzaron esas restricciones para el ingreso de argentinos, muchos de los cuales continúan varados y sin fecha de regreso.
Mientras los países con mejores resultados en frenar el COVID-19 vienen demostrando que es mediante la vacunación masiva y completa -con dos dosis- la herramienta más eficaz para reducir la transmisión y, por consecuencia, los fallecimientos, en Argentina se optó en los últimos 100 días por aplicar restricciones a la movilidad, paralizar actividades económicas y sociales, y cerrar las fronteras, incluso, para los mismos argentinos que salieron del país por diversos motivos y quedaron varados y sin fecha cierta para regresar.
La primera restricción al ingreso de argentinos desde el exterior fue dictada el 27 de marzo pasado, cuando se anunció la suspensión de los vuelos con origen en Brasil, Chile y México, y en el artículo 4 de la decisión administrativa 268 estableció que sólo se permitiría un máximo 2.000 pasajeros por día. Desde ese día los contagios fueron en ascenso. Un mes después habían crecido a 614.121 nuevos casos; a finales de mayo ya se habían contagiado otras 783.538 personas y para el 27 de junio se sumaron 783.112 contagios más.
Sin haber tenido resultado, las autoridades nacionales resolvieron mediante la decisión administrativa 643, reforzar la misma medida, ahora con el argumento explícito plasmado en la medida de evitar el ingreso de la variante delta del coronavirus, mucho más contagiosa y mortal que las anteriores. En su artículo 2, dispuso aplicar “un cupo de 600 plazas diarias en vuelos de pasajeros para el reingreso al territorio nacional de los argentinos, las argentinas y residentes que se encuentren en el exterior”. Desde esa fecha, cuando se ajustaron aún más las restricciones, se detectaron hasta el final de esta semana 331.000 nuevos casos. El crecimiento en la cantidad de muertes tuvo saltos aún mayores, de la mano de la segunda ola.
Las nuevas cepas que enfermaron a los argentinos en esos meses recién comenzaban en marzo a detectarse en un puñado de casos dentro del país. La restricción en los vuelos, sin embargo, no frenó los nuevos casos originados en la transmisión de cepas más contagiosas. Los primeros positivos de la variante Manaos, originada en Brasil, fueron detectados en el país días antes de que el gobierno decretara las restricciones aéreas. Eso no impidió, sin embargo, que se convirtiera en la cepa predominante durante los meses posteriores.
Un estudio realizado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología que tomó muestras entre el 2 de abril y el 19 de mayo determinó que la cepa Manaos fue la predominante en esos meses, con el 46% de los contagios tomados como muestra, seguida por la cepa Andina (Perú) con el 32% y, en tercer lugar, aparecía la variante Alpha (Reino Unido) con una influencia menor.
Uno de los médicos más críticos contra el cierre de fronteras y la prohibición de ingresar al país por vía aérea, entre ellos a Estados Unidos, fue Conrado Estol. El neurólogo fue más allá y habló de que que habría que “quintuplicar los vuelos” debido a que cuenta con vacunas, testeos y controles: “Yo entiendo que hay que cuidar la frontera terrestre. Miremos Uruguay, en Rivera, donde entró la variante P1 de Manaos y les provocó 5.000 muertes en esta segunda ola. Quienes vienen de Estados Unidos no solamente están dejando una dosis para un argentino que no puede viajar, sino que además llegan vacunados con algo que al virus le cuesta mucho más invadir. Hay que quintuplicar los vuelos a EEUU, es una obviedad esto”.
“Cancelar es fácil, pero lo que es difícil es testear. Acá lo que hay que hacer es testear, aislar, comprar vacunas temprano y aplicarlas rápido. Acá quieren tapar una gotera en el jardín cuando en realidad el caño se rompió en el medio del living”, graficó Estol.
El cupo de los 600
La restricción de los vuelos, que a fines de marzo fijaba un máximo de 2.000 personas diarias, se acentuó en junio cuando el gobierno acotó a 600 el cupo diario de ingresos a través del aeropuerto de Ezeiza. Esa decisión fue extendida a comienzos de este mes por 30 días más. Desde el gobierno advirtieron que irán ampliando el plazo de manera progresiva hasta llegar a los 1000 personas por día para fin de mes para que puedan comenzar a regresar al país los 14.000 argentinos que están varados en el exterior.
El 27 de marzo, día en que comenzó a regir el cupo de 2.000 pasajeros habilitados a entrar al país procedentes de otros países, el promedio semanal de nuevos casos diarios era de 8.521; los fallecidos diarios eran de 122. Un mes después, el 27 de abril, estos valores aumentaron a 23.079 y 401 respectivamente. Es decir, casi se triplicaron los casos y casi se cuadruplicaron los fallecidos. Pero eso no fue lo peor. Las curvas siguieron en ascenso. Para el 27 de mayo el promedio de nuevos casos diarios había ascendido a 30.882 y el de fallecidos a 491. El pico se dio el 18 de mayo, cuando se notificaron 745 fallecidos en tan solo 24 horas.
Los muertos acumulados durante todo el mes de marzo fueron de 3.893. En abril, fallecieron 8.007 personas, es decir más del doble. En mayo, 14.227 y en junio 16.212 personas perdieron la vida como consecuencia de la pandemia. En lo que van de junio, se contabilizaron 6.863.
Críticas y defensa
La medida acumula críticas desde distintos sectores a lo largo de estos meses. Fue cuestionada reiteradamente por la oposición, que esta semana además presentó un proyecto de ley en el Congreso para modificar la normativa impulsada por el presidente Alberto Fernández. Algunos argentinos varados en el exterior, además, acudieron a la Justicia para reclamar poder regresar al país a través de un habeas corpus. Tal fue el caso de dos ciudadanos que se encontraban varados en Estados Unidos y que solicitaron un permiso especial para volver por razones humanitarias: el 8 de julio pasado la Justicia le ordenó al gobierno que en 24 horas coordine el regreso de ambas personas.
“Se entiende que la necesidad gubernamental de adoptar medidas que, en resguardo de la salud pública, contribuyan a demorar el ingreso de las nuevas cepas del COVID, aunque justifica el dictado de limitaciones de carácter general como las asumidas mediante la Decisión Administrativa 643/2021, no puede ser invocada frente a la urgencia en reingresar al territorio nacional que deriva de un padecimiento grave de salud”, señalaron los jueces de la Sala VII de la Cámara del Crimen, Mauro Divito y Juan Cicciaro.
El tribunal resolvió de esta manera el hábeas corpus que presentaron cuatro argentinos -uno de ellos menor de edad, de 10 años- que debían regresar al país el 3 de julio pero cuyo vuelo fue cancelado. Dos de ellos alegaron problemas de salud. Uno tiene un hematoma cerebral secundario que le requiere un tratamiento neurológico estricto y debe tomar medicación diariamente. El segundo sufre una arritmia supraventricular que le requiere control y tratamiento crónico.
Por su parte, la Cámara de Líneas Aéreas en Argentina (Jurca) pidió al gobierno “reconsiderar” la extensión de esta medida ya que no tiene en cuenta “la pérdida económica que implica operar los escasos vuelos autorizados”.
Desde la Casa Rosada, sin embargo, la lectura de la medida es optimista. Fuentes oficiales sostienen que las restricciones fueron efectivas para frenar la variante Delta, una mutación hoy predominante en Estados Unidos, con más de la mitad de los contagios. El Ministerio de Salud informó esta semana que hubo nueve casos positivos de esta cepa, pero que fue detectado en viajeros provenientes de Estados Unidos, México y Paraguay. Las autoridades remarcaron que todavía no hay casos de Delta por circulación local. Este se convirtió en el principal argumento para mantener la restricción más rígida para los argentinos que quieren volver del exterior.
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