Agustín Rossi: “Es razonable que haya ministros que sean candidatos”

En una entrevista con Infobae a una semana del cierre de listas, el titular de Defensa asegura que no quiere ir a las boletas, pero aclara que estará “donde el proyecto lo necesite”. En sintonía con Alberto Fernández, respalda la permanencia en el Gobierno del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero

El ministro de Defensa, Agustín Rossi, en su despacho. Busca mantenerse al margen de la contienda electoral de este año

Entre mates en soledad, por la pandemia, y con estricta distancia social, Agustín Rossi recibe a Infobae en la sede del Ministerio de Defensa. El edificio Libertador se encuentra a pasos de la Casa Rosada, donde las reuniones de gestión se entremezclan a diario con acaloradas conversaciones proselitistas. Sin embargo, el ambiente frenético que se intensifica en el Gobierno a medida que se acerca el cierre de listas del Frente de Todos no se refleja en el despacho ministerial del piso 11.

Rossi admite los crecientes rumores sobre eyecciones del Gobierno y no descarta que algunos titulares de las carteras vayan a las nóminas para competir por bancas en las cámaras del Congreso. “Es razonable que haya ministros que sean candidatos”, desliza. Pero cree que los eventuales cambios en el Gabinete, desde la “praxis política” y la “experiencia” deben producirse después de las elecciones.

Si nombre es uno de los que suenan fuerte para las listas. En su caso, para el Senado, por Santa Fe. Pero al igual que el resto de los ministros, el ex diputado nacional durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner rechaza competir en las PASO de septiembre. “Hay gestiones y proyectos que quiero completar, para eso necesito tiempo”, justifica.

Miembro del Gabinete desde el comienzo de la gestión, se encolumna detrás de la resistencia de Alberto Fernández ante el embate del kirchnerismo duro para que el ministro coordinador, Santiago Cafiero, vaya a las nóminas y deje su puesto vacante. “Es el mejor jefe de Gabinete que puede tener este gobierno”, se planta, mientras elogia a su par de Economía, Martín Guzmán, otro alfil presidencial cuestionado por el Instituto Patria. Incluso destaca que la últimamente polémica Secretaría de Energía responde a la órbita del economista, no sólo en los papeles, sino en los hechos, a pesar de las restricciones que enfrentó, por ejemplo, para aumentar tarifas.

Un año después de asumir su segunda experiencia como titular de Defensa -ocupó ese puesto en los últimos dos años del gobierno de la Vicepresidenta-, compara las gestiones. “Cristina fue un liderazgo de mucha intensidad, a Alberto le toca el del equilibrio”, lanza. Reconoce dificultades para confirmar los candidatos en la Provincia y los cuestionamientos entre espacios dentro del espacio oficialista, pero los califica como “matices” en una coalición.

-¿Cree que se necesitan cambios en el Gabinete, una oxigenación?

-Esa es una decisión del Presidente, pero puedo hablar desde la experiencia. Nadie cambia un Gabinete antes de las elecciones. En todo caso, hay una elección de medio término, y según el resultado el Presidente podrá o no cambiar algunos funcionarios.

-Hay presiones para ejecutar cambios a través de las listas

-Esta es la primera vez que el peronismo gobierna en un sistema de coalición, que se conforma entre los que piensan parecido. Sin dudas esto implica la presencia de miradas, matices y acentos diferentes. Se presupone que el liderazgo del Presidente es la suma de los liderazgos. Tiene la obligación de juzgar y tomar una decisión. Si el Presidente toma una decisión, el resto de la coalición tiene que respetarla.

"Yo descartaría que Santiago fuera candidato", afirmó Rossi sobre los rumores que colocan al jefe de Gabinete como cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires

-¿Si la toma es por iniciativa propia o por presiones? Por ejemplo, en el caso de Santiago Cafiero está a la vista que hay una intención de removerlo, con una resistencia del Presidente.

-Yo creo que Santiago es el mejor jefe de Gabinete que podría tener este gobierno.

-¿De dónde vienen y a qué se deben esas presiones?

-No sé de dónde vienen, seguramente de algunos que no piensan como yo. Santiago es muy buen jefe de Gabinete. Tiene una simbiosis, una sintonía con el Presidente. Después, que el Presidente consulte con Cristina… ¿Con quién va a consultar, con (la ex vicepresidenta, Gabriela) Michetti? Es la vicepresidenta del espacio político. Una líder con experiencia, una estadista que además ejerce un liderazgo importante. ¿Por qué no consultar con Sergio Massa, con el núcleo de dirigentes? Néstor fue el que inició este camino, Cristina fue un liderazgo de mucha intensidad, y a Alberto le tocó el liderazgo del equilibrio.

-Dijo que no deberían haber cambios de Gabinete antes de las elecciones, pero se habla de ministros candidatos.

-Digo que la correcta praxis política es que nadie hace un cambio de Gabinete antes de una elección, porque la elección es un pronunciamiento de la sociedad sobre el Gobierno. Pero que haya ministros que sean candidatos es razonable. Se está juzgando al gobierno nacional, y hay ministros que son dirigentes políticos en los territorios que se gobiernan, y pueden ser candidatos. Ha sucedido en todos los gobiernos y claramente va a seguir sucediendo. No creo que esto conlleve una valoración negativa sobre el ministro en cuestión. Al contrario, es positiva, porque va a representar al Gobierno.

-¿Va a ser candidato por Santa Fe?

-Espero que no (risas). Yo no lo decido.

-¿Por qué?

-Yo era diputado nacional, era presidente del bloque de Diputados, y me faltaban dos años para terminar mi mandato. En ese momento no pensaba ser ministro, porque Alberto había dicho que no iba a repetir dirigentes que habían sido ministros. Y me convocó. Me entusiasma la tarea que hago, tengo gestiones y proyectos que quiero completar, y para eso necesito tiempo. Así que espero seguir siendo ministro hasta el 10 de diciembre del 2023, cuando termine el primer mandato de Alberto Fernández.

-¿Es un problema que ningún ministro quiera ser candidato?

-No creo. Al menos no conmigo. Expresé mi intención y mi voluntad. Soy parte de un proyecto colectivo, así que estaré donde se me necesite. Pero si me preguntan dónde quiero estar, es acá.

En el despacho de Agustín Rossi, una foto de Cristina Kirchner junto a Alberto Fernández. Frente al armado de listas para las elecciones legislativas, desde el Frente de Todos pregonan sobre la "unidad" que llevó al peronismo al poder en las presidenciales de 2019

-¿De quién depende en última instancia la decisión? Trasciende que Máximo Kirchner tendrá la lapicera en la provincia y que la última palabra la tendrá Cristina Kirchner.

-La coalición tuvo éxito porque pudo representar en las listas a todos los sectores que participaron de la elección. Para seguir teniendo éxito, esa es una condición necesaria, no sé si suficiente. La coalición tiene un desafío. Lo que pueda parecer un inconveniente a la hora de gestionar, tiene que aparecer como una ventaja. Para eso, hay que metabolizar la diversidad. Vamos a tener en todas las listas representación de todos los que forman parte. Cuando hay tensiones es más difícil, y en la provincia es así. Pero cuando logremos unificar el abanico, vamos a lograr un buen resultado.

-¿Qué pasa si un buen jefe de Gabinete tiene buena imagen positiva, como es el caso de Cafiero?

-La verdad es que he escuchado de parte de él que va a acompañar a Alberto hasta el final de la gestión. No es un lugar fácil el de jefe de Gabinete, es un lugar de mucha capacidad de gestión y de mucha dedicación horaria. Yo descartaría que Santiago fuera candidato.

-¿Por qué no se hacen reuniones de Gabinete?

-Hay reuniones donde participan tres o cuatro o cinco ministros. Y reuniones más amplias, específicas, por un tema. Lo que no ha habido son reuniones con los 18, 20 ministros.

-¿Qué le parece esa dinámica?

-No saco conclusiones. Obviamente una reunión entre cuatro es más dinámica que entre 20. El jefe de Gabinete debe hacer eso con la totalidad de los ministros. Cada vez que tengo que tomar una decisión o hacer una consulta hablo con él, o con el Presidente. Gran parte de las veces son encuentros bilaterales. Yo siento que el Gobierno funciona muy bien, con mucha agilidad, con muchísima capacidad de decisión. Las cosas que necesito que se resuelvan en otro lado, no siento que se retrasen. Estoy muy cómodo en el Gabinete.

"Es razonable que haya ministros que sean candidatos", sentenció

-¿Se aproxima una nueva etapa del Gobierno? ¿Es necesaria?

-Cuando hay pronunciamientos populares, cualquier dirigente político tiene que tomarlos y reflexionar de una forma serena, que permita decir: ‘Este es el rumbo que hemos tenido, lo que la sociedad ha transmitido, algunas cosas hemos podido, otras no’. Lo único que un dirigente político no puede hacer después de una elección es decir: ‘Acá no ha pasado nada’. Todos aspiramos a que la nueva etapa coincida con dejar atrás la pandemia, e ir llevando las iniciativas que imaginamos, que se conformaron en el contrato social que se generó en 2019 con el Frente de Todos. Tenemos que recuperar el sentido productivo de la Argentina. Ese es el mayor desafío.

-¿Qué proyectos concretos tienen para la reactivación económica?

-También voy a dar una respuesta general. Necesitamos un horizonte de 10 años de crecimiento económico, y este debe compatibilizarse con un fortalecimiento del sector exportador y del mercado interno, acompañados por un proceso genuino de sustitución de importaciones, que fortalezcan el desarrollo industrial de nuestro país. El modelo del peronismo siempre fue el capitalismo productivo. La distorsión es el capitalismo financiero. La mayor tajada del capital y del que pone el sudor para trabajar se la lleva el sector financiero.

-¿Cree que está saldada la disputa entre el kirchnerismo y Martín Guzmán? ¿Seguirá teniendo lugar en el Gabinete?

-Yo creo que Martín es un excelente ministro. No hay otro economista argentino que hubiera podido llevar la deuda de la manera en la que la llevó a cabo, con el apoyo político del Presidente y la vicepresidenta. Y creo que vamos a alcanzar una muy buena negociación con el Fondo Monetario Internacional. La mejor posible. No veo inconvenientes en que Martín siga siendo nuestro ministro de Economía. Hay miradas distintas, claramente. En la economía argentina estamos ante el dilema de la frazada corta. ¿Quién no quisiera el superávit fiscal, la reactivación económica, aumentos e incentivos para el aumento del consumo? A veces todo al mismo tiempo no se puede dar. Algunos dicen que el acento, en esta coyuntura, hay que ponerlo acá. Y otros dicen que hay que ponerlo allá. Pero todos tenemos el mismo diagnóstico: la Argentina tiene que recuperar el sendero de la producción. Si vamos a una economía donde la producción a duras penas alcanza para saldar los compromisos con los acreedores económicos, no vamos a poder cumplir ese objetivo.

-Cuando habla de Guzmán, se refiere a las negociaciones con el FMI. ¿Cree que es el “ministro de la deuda”?

-Martín tiene todos los ámbitos de competencia. La Secretaría de Energía depende de él. Sí es cierto que sobresale, por su expertise académica, en ese tema, y está claro que el peso de la deuda significa mucho en la recomposición económica. Pero no veo ni siento que sea el ministro de la deuda. Si hay alguien que tiene una mirada integral de la economía, es el ministro de Economía.

-¿Cuáles deberían ser los plazos de pago de la deuda, diez o veinte años?

-Lo más extenso que se pueda lograr. Necesitamos tiempo para poner a la Argentina de pie. Diez años de crecimiento económico es lo que necesita la Argentina, y que en esos diez años, los procesos sean virtuosos.

-¿Cómo enfrentarán las críticas de la oposición por problemas de la gestión como la negociación con Pfizer o la crisis económica por la cuarentena del año pasado?

-Estamos en presencia de un hecho singular en la política, que se da algunas veces: los principales opositores han sido gobierno hace un año. Y dejaron un país con más del 50 por ciento de inflación, con un desequilibrio del tejido social y económico, con decisiones antipopulares, como el aumento de tarifas y endeudamiento. Esto hace que a la oposición le sea muy difícil generar alguna propuesta o iniciativa. No tienen legitimidad para proponer, porque en este año y medio les falta un capítulo: explicarles a los argentinos lo que hicieron mal. No hay ningún dirigente de la oposición que haya hecho una autocrítica. Y los responsables fueron todos, las palomas y los halcones. La única estrategia que les queda es descalificar. Va a ser el único eje. Nosotros les tenemos que explicar a los argentinos quiénes son los que gobernaron hace un año. Y que una serie de esperanzas que teníamos en 2019, claramente se vieron aletargadas por un hecho que azotó al mundo, la pandemia. Somos conscientes de que hay capítulos que no van a cerrar, pero somos conscientes de que vamos a llevar a cabo las propuestas. Llevará más tiempo, pero claramente las vamos a cumplir.

Rossi defendió la gestión de Guzmán: "No veo inconvenientes en que Martín siga siendo nuestro ministro de Economía"

-¿Qué faltó?

-Esperábamos tener una economía más potente. Los únicos tres meses donde Alberto fue Presidente sin pandemia habían empezado a mostrar un mejoramiento de la economía. Hicimos algunas cosas que nos dejaron pendientes: la negociación con los acreedores externos, la renegociación con los acreedores bajo legislación nacional. Estamos negociando con el Fondo Monetario Internacional. Y se empiezan a sentir indicadores alentadores sobre la recuperación de la economía, que debemos profundizar. En la medida que vayamos dejando atrás la pandemia, mediante la vacunación, es lo que vamos a hacer.

-Los acusan de poner excusas frente a una mala gestión, por la extensión de la cuarentena, por la demora en el acuerdo con los laboratorios americanos.

-La cuarentena estricta tiene consecuencias no deseadas. Pero tuvimos que reestructurar un sistema de salud que estaba francamente deteriorado, o que no estaba lo suficientemente capacitado para absorber lo que absorbió. Todo el que necesitó atención médica en el marco del Covid, la tuvo. Con respecto a las vacunas, firmamos convenios comerciales de buena fe. Los que nos tenían que proveer las vacunas no pudieron cumplir. Pero Sputnik y AstraZeneca no cumplieron en distintos lugares del mundo, porque la ciencia resolvió en un año lo que habitualmente hace en seis o siete años. ¿Es imputable al gobierno argentino? No.

-No le preguntaba por esos laboratorios, sino por los americanos.

-Esa es una parte. Hoy no estamos en el mismo momento que en enero o marzo. Tenemos un flujo de vacunas más que importante. Y seguramente vamos a cumplir los objetivos, con la mayor cantidad de argentinos inoculados en la menor cantidad de tiempo posible. Cuando Pfizer quiso tomar como base el hospital militar central para hacer la experiencia de fase tres en la Argentina, lo hablé con el Presidente, y me dijo que las puertas estaban abiertas para hacer todo lo que tuvieran que hacer. Los recibió un sábado a la mañana. Obviamente queríamos tener Pfizer.

-Se apunta que actores dentro del Gobierno, por ejemplo, en el Ministerio de Salud, terminaron perjudicando esa negociación por cuestiones ideológicas

-No. Negociamos con AstraZeneca, con los ingleses. Se llevó adelante, se sacó una ley, la ley generaba trabas, hubo que modificarla con un DNU y pudimos generar el acuerdo.

"Vamos a cumplir los objetivos, con la mayor cantidad de argentinos inoculados en la menor cantidad de tiempo posible", vaticinó el ministro de Defensa

-Esa ley que generó trabas fue gestada por el Gobierno.

-Cuando te exigen una cantidad de condiciones para poder darte la vacuna... Me acuerdo que en las redes me decían que iba a poner a los militares como conejillos de Indias. Tuve que salir a explicar que eran voluntarios. No hubo nunca un solo prejuicio de términos ideológicos para que Pfizer no estuviera en la Argentina.

-¿Cree que va a avanzar la denuncia que hizo el Gobierno contra Macri por supuesto contrabando de material antidisturbios a Bolivia?

-Hay prueba semiplena de que hubo un trabajo ilegal. Es contrabando agravado y encubrimiento. Es así. Hay elementos comprobados, la carta de agradecimiento existió. Fue una carta detallada de los elementos que se habían entregado a la Fuerza Aérea boliviana. El vuelo fue al sector militar del aeropuerto de La Paz. Si se ve el contexto, la OEA (Organización de Estados Americanos) estaba jugando claramente a favor de la destitución de Evo Morales. Y Donald Trump, como Presidente de los Estados Unidos, felicitó a las fuerzas armadas bolivianas por el golpe que dieron. Macri fue el primer presidente de la región que reconoció el gobierno de (Jeanine) Añez y le pidió públicamente a Alberto que lo siguiera reconociendo. Además están las declaraciones de los ex funcionarios macristas. Todos dijeron: ‘Yo no fui’. Pero nadie dijo: ‘Esto no sucedió’. Desde Faurie al ex embajador. El único que dijo que la carta era mentira es Macri. Y tampoco dijo que no sucedió. Ahora será una tarea de la Justicia comprobar si los hechos y los elementos que se tienen comprueban la denuncia por contrabando agravado.

-¿Por qué se habría dejado registro de los envíos para colaborar con la represión durante el golpe, como denuncian?

-Lo que dije recién eran datos objetivos. Son cosas que se tendrán que fijar. En mi opinión, se intentó mostrar que se llevó una cantidad de armamento y municiones para proteger la Embajada argentina. Pero no todo fue para protegerla. Una parte se envió a la Fuerza Aérea boliviana. ¿Por qué agradeció? Para mostrar. Decir: ‘Me llegó esto’. La realidad es que cuando uno analiza las cuestiones, se da cuenta que es muy factible que haya sido por lo que planteamos.

FOTOS: Maximiliano Luna

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