De Comodoro Py a los fondos buitres: sin decir “lawfare”, el reclamo de Cristina Kirchner para pedir la nulidad de la causa por el Memorándum con Irán

La presentación de CFK ante el Tribunal Oral Federal 8 tuvo varios apuntados: no solo Hornos y Borinsky, a los que acusó de ser la dupla que confirmaban todas las causas kirchneristas. También habló de Rafecas, de Pepín, las vacunas y del endeudamiento argentino

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Cristina Kirchner, en la audiencia donde pronunció un fuerte discurso que cuestionó a la Justicia.
Cristina Kirchner, en la audiencia donde pronunció un fuerte discurso que cuestionó a la Justicia.

-”Señora Cristina Kirchner, no sé si me está escuchando”, dijo la jueza María Gabriela López Iñiguez

-”Sí, perfectamente”, contestó la vicepresidenta

-”Muy bien, tiene la palabra”.

Vestida de blanco, el mismo color que había elegido para ir al banquillo del juicio de Vialidad o para hablar desde el Senado contra la causa dólar futuro, Cristina Kirchner esperó que la audiencia del Tribunal Oral Federal arrancara a las 12.30, como había sido convocada, para reclamar la nulidad de la causa por el Memorándum de Irán, lo que describió como un “disparate judicial, institucional y político”. Había estado temprano esperando la convocatoria. Su entorno, incluso, difundió la foto en donde la veía ordenando sus papeles desde el despacho del Senado. Pero la conexión recién arrancó a las 13, media hora más tarde de la cita y cuando los espectadores ya se estaban poniendo ansiosos. Quizás por eso, cuando le tocó decir sus primeras palabras, saludó a “todos y a todas” con un “sí, ya buenas tardes”.

En las ventanitas del zoom se la veía a la vicepresidenta, en la misma línea que a los jueces del Tribunal Oral López Iñiguez, Daniel Obligado y José Michilini. También estaban el Procurador del Tesoro Carlos Zannini, el viceministro de Justicia Juan Martin Mena, el ministro bonaerense Andrés Larroque o el senador Oscar Parrilli, junto al ex funcionario de Cancillería y hoy embajador Eduardo Zuain y la ex procuradora del Tesoro Angelina Abbona. Los querellantes, tal como habían anunciado, no fueron.

La expectativa por su presentación –en el último día previo a la feria judicial de invierno- hizo que pareciera aún más lento los pasos de la formalidad de la audiencia, con la lectura de las pruebas que llegaron en las últimas horas a la causa: las investigaciones sobre la llamada mesa judicial del macrismo, los registros de las visita de los jueces Gustavo Hornos y Mariano Borinsky a la Casa Rosada y a la Quinta de Olivos o el contenido del teléfono del ex secretario de Mauricio Macri Darío Nieto, claves para fundar los planteos de las defensas.

Los acusados se pudieron de acuerdo para que fuera CFK la que hablara primero que nadie. El propio abogado Carlos Beraldi se remitió a su escrito para que el tiempo su tiempo, los 45 minutos previstos, los usara ella con exclusividad. Habló, exactamente, una hora, siete minutos, quince segundos.

Aunque esta vez no usó la palabra “lawfare”, Cristina Kirchner insistió en exhibir una persecución por parte del Gobierno de Mauricio Macri en sintonía con Comodoro Py para reclamar la nulidad de la causa por el Memorándum con Irán, la causa que nació con la denuncia del fiscal Alberto Nisman al que –recordó- su marido Néstor Kirchner había nombrado en la UFI AMIA para investigar el atentado contra la AMIA, del que el domingo se cumplirán 27 años.

La bomba explotó a las 9.53 del 18 de julio de 1994. (Reuters)
La bomba explotó a las 9.53 del 18 de julio de 1994. (Reuters)

El anclaje de ese pedido fueron las reuniones que mantuvieron el ex presidente Mauricio Macri con los jueces de Casación Hornos y Borinsky que intervenían en todas sus denuncias, “por si se escapaba algo”, dijo, de las causas que conducían los jueces Claudio Bonadio y Julián Ercolini. En primera instancia estaban Ercolini y Bonadio. Y si se escapaba algo, estaban Hornos y Borinsky en Casación esperándome para darme lo que, según ellos, eran mi merecido”, afirmó.

El próximo domingo se cumplirán 27 años del atentado contra la AMIA donde murieron 85 personas. En 2013, Argentina e Irán firmaron el Memorándum de Entendimiento con Irán para poder tomarle declaración a los iraníes acusados de haber planificado el ataque. El acuerdo fue aprobado por el Congreso argentino. Nunca llegó a ponerse en vigencia porque Irán no lo trató en su parlamento. En enero de 2015, el fiscal Alberto Nisman acusó a la entonces presidenta de encubrir aquella investigación. Cuatro días después apareció muerto en el baño de su departamento con un tiro en la cabeza.

En la llamada causa por el Memorándum, se busca saber si existió “un plan criminal con entidad suficiente para que los ciudadanos iraníes identificados como responsables de la voladura de la AMIA pudieran sustraerse de la acción de la justicia -mediante el otorgamiento a Interpol de herramientas suficientes para que las notificaciones de índice rojo que pesaban respecto de los ciudadanos iraníes perdieran virtualidad- y para liberarlos de toda responsabilidad penal por dichos hechos -mediante la creación de una Comisión de la Verdad- y a través de esta, introducir una hipótesis alternativa”.

CFK arrancó contando que los acusados Andrés Larroque o Juan Martin Mena tenían 17 o 15 años cuando ocurrió el ataque contra la AMIA. Que el senador Oscar “Parrilli por ahí hasta tenía pelo”. Ella, en cambió, era legisladora provincial en Santa Cruz hasta que llegó al Congreso Nacional, integró la comisión bicameral que investigó las causas Embajada y AMIA y en el 2001, en soledad, hizo un informe que criticaba al entonces juez Juan José Galeano. “Yo tenía una posición muy crítica con Galeano porque yo veía que no íbamos a ninguna parte. Y me daba cuenta que la causa AMIA se había convertido en un teatro de operaciones de la política interna e internacional”, dijo hoy, tal como lo señaló en la causa como testigo en la llamada conexión local, en donde los acusados fueron absueltos y terminó investigado el propio Galeano.

En la imagen, Mauricio Macri, expresidente de Argentina. EFE/Esteban Biba/Archivo
En la imagen, Mauricio Macri, expresidente de Argentina. EFE/Esteban Biba/Archivo

Fue entonces cuando la vicepresidenta avanzó sobre “el manejo político” de esta investigación, mencionó sin grandes detalles a la denuncia que radicó Alberto Nisman en enero de 2015 y resaltó la decisión que tomó en ese momento el juez Daniel Rafecas al desestimarla. Aunque aclaró que no era un gran fallo, sino solo ajustado a derecho. Fue por eso que recordó los pedidos de Elisa Carrió para remover de su cargo a Rafecas, candidato del presidente Alberto Fernández a la Procuración General de la Nación y cuyo pliego no trató aún el Senado que ella preside. No fue sin ironías: “Lilita” reclama convertir a Rafecas en el jefe de los fiscales.

Cristina Kirchner buscó mostrar la película del escenario Judicial durante la gestión macrista: el papel del “prófugo” Fabián Rodriguez Simón, asesor de Macri, y la llamada “mesa judicial”, “el ataque formidable” a la Procuradora Alejandra Gils Carbó “perseguida y denostrada”, y el rol de querellantes de la Oficina Anticorrupción y la Unidad de Información Financiera en las causas “que tuvieron un acusado k”, mientras la AFIP controlaba su situación impositiva y la AFI la vigilaba junto a también dirigentes propios y opositores. Según dijo, a eso se le sumó poner “jueces a dedo” y hasta intentar crear un tribunal oral para juzgarla a ella, algo que fue evitado por la Corte Suprema. Tardó en abordar, finalmente, el capítulo por el Memorándum porque lo enmarcó en el contexto de todas sus causas.

Los cuestionamientos sobre Hornos y Borinsky reunidos con Macri llegaron en forma de espejo. Recordó las tapas de diarios y las investigaciones judiciales que se abrieron sobre el juez Sebastián Casanello, a cargo de la causa conocida como la ruta del dinero k y quien nunca había aceptado llamarla a indagatoria porque no tenía pruebas en su contra. Dos personas habían dicho que Casanello se había reunido con ella en Olivos, y llegado el momento las dos personas fueron condenados porque admitieron que habían mentido.

Para CFK, la intervención de Hornos y Borinsky en las causas AMIA es un “escándalo sin precedente” porque previamente se habían excusado. Bonadio, recordó más tarde el viceministro de Justicia Juan Martín Mena, tampoco podría haber intervenido en esa investigación y hasta recordó que el fiscal Nisman lo había denunciado por integrar un complot para asesorarlo. En una jugada que dejó afuera al juez Ariel Lijo, Bonadio, finalmente, se quedó con la causa del Memorándum.

Ahí Bonadio tenía la mesa servida y empieza otra vez la cacería. Me pide el desafuero, logran encarcelar a Zannini, a D’Elía… Borinsky y Hornos convalidan todo lo actuado por Bonadio –dijo-. Tardaríamos un poco más en enterarnos cosas que sospechábamos. Esto es como el rey desnudo. Lo ven, lo ven lo ven hasta que alguien dice ahí está el rey desnudo… Bueno acá hubo alguien que encontró ingresos a la Rosada y Olivos, en febrero pasado”, dijo. Fue entonces que llegó las fechas de las seis visitas de Hornos a Olivos y de las 15 que protagonizó Borinsky a Olivos. Incluso en una –el 14 de febrero- dijo: “esta es cerca de mi cumpleaños”.

Cristina aprovechó también para indicar que en el primer informe de esas registros oficiales no aparecían los nombres de estos jueces y señaló a Dario Nieto como el que los había especialmente omitido. “A confesión de parte, relevo de prueba. Si como dicen ellos fueron a charlar de cosas que no tenían nada que ver (con la justicia), no se entiende por qué los suprimió… Está claro. Está todo muy claro, me parece a mi señora presidenta”

Pocos días antes de morir, Alberto Nisman había denunciado un pacto del kirchnerismo con el terrorismo  162
Pocos días antes de morir, Alberto Nisman había denunciado un pacto del kirchnerismo con el terrorismo 162

“¿En serio que quieren hacernos creer que todas estas causas judiciales son legítimas y legales? No. Nunca he visto una ilicitud de este tamaño. Los jueces mintiendo sobre sus propios actos. Es un escándalo monumental –dijo-. Eso pasó en la República Argentina en los cuatro años de gobierno si hacían estas cosas mientras hablaban la independencia del poder judicial. Guiados por el propio Mauricio Macri. Iba a jugar al tenis con Borinsky”, aseveró. La vicepresidenta añadió que aún si no hubiesen hablado de causas judiciales, sus decisiones son “nulas” porque “no hubo imparcialidad”.

Pero su alocución –una suerte de alegato- no se sustanció solo en la causa por el Memorándum en sí sino que hizo un repaso de todas las causas que la tienen como protagonista –vaticinando la futura caída de la causa de los cuadernos- y ligando las denuncias en su contra con el endeudamiento de la Argentina y la jugada de los fondos buitres con los que ella se negó negociar.

Y una vez más, como en la audiencia de dólar futuro, se filtró en su discurso los “tiempos felices” de la economía kirchneristas con las decisiones tomadas en la gestión que la sucedió y sus resultados. Una foto en medio de la campaña electoral y las internas del propio Gobierno con la negociación con el FMI.

No lo hice (negociar con fondos buitres). Me lo banqué y no me doblaron el brazo. Porque era condenar a la Argentina a un endeudamiento monumental. Queríamos desendeudar al país. Estábamos creciendo en 2015. Primero terminar con el mito de que hace 10 años que nadie crece. Mentira. ¿Qué paso después de pagar?”, se preguntó y mostró un gráfico de como estaba la deuda cuando llegó Néstor, con ella y con Macri. “Después no vinieron fondos, vino la timba financiera. Este Memorándum. Lo de Vialidad. Dólar futuro… Todo está armado para denostarnos a nosotros y que el pueblo argentino pueda entregarse a lo que hicieron: dominarnos a través de la deuda”, clamó.

Hornos y Borinsky
Hornos y Borinsky

“Perdón si estoy excedida con los 45 minutos... Cuando uno ve todo lo que pasó, todo lo que hicieron… Me ponía a pensar antes de venir acá si fue solo para perseguir a opositores políticos”, dijo y se respondió: “No, no. Creo que también hubo otras cosas”. Recordó que Timerman había logrado “sacar una legislación global de la ONU” sobre cómo negociar con los países endeudados. “Mientras hacíamos esas cosas, los fondos buitres hacían campaña en todo el planeta con el Memorandum y la AMIA. Esto era lo que se publicaba en los diarios europeos -dijo mostrando un afiche-. Soy yo con el entonces presidente de Irán como que teníamos un pacto con el diablo”.

“Es increíble. Me duele tanto… Yo tengo 68 años. Ya fui presidenta dos veces. No me mueve nada más que dejarle a mis hijos y sobre todo a mis nietos un país mejor q el q recibió su abuelo en 2003”, dijo. Y ahí apareció otros de los ejes que tendrá la campaña: la pandemia. La vicepresidenta habló de los “muchos argentinos que no quisieron vacunarse” porque les dijeron que se iban a envenenar.

Tras reclamar “tomar conciencia” de lo que pasó en los últimos años, CFK insistió en su “responsabilidad histórica” y, mientras se le quebraba la voz, añadió: “Me llega porque no puedo creer que a 27 años de la tragedia de la AMIA estemos todavía discutiendo esto que es el montaje de una mentira para poder ganar elecciones y para poder echarle la culpa a los que mal o bien nos tocó gobernar” para la gente.

Para cuando terminó de hablar sus 45 minutos permitidos ya habían pasado de sobre. La voz de la presidenta del Tribunal Oral Federal se había oído apenas mientras hablaba la vicepresidenta y fue entonces que Cristina apuró un poco el paso, pero sin interrumpirse y abreviando rumbo a lo que estaba diciendo. Apenas terminó de hablar y agradecer, se desconectó del zoom. La jueza invitó a las partes a hacer un receso de dos minutos y volver a la audiencia.

Para el regreso, sin CFK, el rating del debate ya había perdido efectividad. De los más de 20 mil conexiones vía Youtube que registró la irrupción de Cristina –levantada por los canales de noticias-, para cuando le tocó hablar a la abogada de Andrés Larroque, Lucía Larrandart, solo quedaban unos 5 mil usuarios. “El Cuervo” Larroque, tal como lo nombró la vicepresidenta, también hizo uso de la palabra para decir que nombró en su defensa a la abogada Graciana Peñafort para llevar al juicio la voz del fallecido canciller Héctor Timerman. Precisamente la abogada recordó entre lágrimas a su cliente y amigo y pidió limpiar su nombre.

Oscar Parrilli, Juan Martín Mena y Carlos Zannini (archivo Adrián Escandar)
Oscar Parrilli, Juan Martín Mena y Carlos Zannini (archivo Adrián Escandar)

Después habló el viceministro de Justicia, también acusado, que disparó sobre la intervención del juez Bonadio en la causa y sus decisiones. “A esta altura, los demás imputados y yo no sabemos a seis años de iniciar eta investigación por qué conductas estamos sentados acá”, afirmó Mena. Hubo que pedirle que apurara su intervención, pero el funcionario resaltó que “era la primera vez que se sentaba ante un tribunal para hablar de esta causa en seis años”. Pidió diez minutos más. La jueza le concedió la mitad.

La causa sigue igual de mal que estaba en el 2013 y las víctimas siguen sin saber quiénes son los responsables. Es el objetivo de esta causa: engañar a la sociedad y a los familiares. Solo se logró que nadie investigue quién voló la AMIA y que nadie haga nada por indagar a los responsables. La causa AMIA es la causa más vergonzosa de la Justicia argentina”, dijo.

La audiencia -que continuó hasta pasadas las 16.30- continuará el próximo 4 de agosto con el resto de los implicados. La palabra del fiscal Marcelo Colombo, en su rol de acusación, será clave en torno a los reclamos que hacen las defensas. Para las querellas fue una mala señal que el representante del Ministerio Público avalara la realización de esta audiencia que ellos cuestionaron y en la que no estuvieron presentes. Hubo quejas, precisamente, porque la audiencia se hizo el mismo día del acto aniversario por la masacre.

Aunque aún no hay nada definido porque la audiencia ni siquiera concluyó, mientras las defensas buscan la nulidad de todo el expediente, los familiares de las víctimas preparan el pedido de nulidad de la audiencia de hoy.

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