Mientras se encuentra en pleno desarrollo la discusión por los candidatos para competir en las PASO de septiembre, una comparación entre encuestas encargadas por Balcarce 50 llamó la atención en el Gobierno: el sello del Frente de Todos mide mejor que los dirigentes que se evalúan para encabezar las listas del oficialismo en las próximas elecciones legislativas. El dato respalda la hipótesis que se baraja hace semanas de que el mejor competidor será aquel que represente a la coalición en su conjunto. Pero también genera impaciencia por las indefiniciones, en contraste con los anuncios y confirmaciones en la oposición de Juntos por el Cambio.
La información se sopesó en los últimos días en el primer piso de la Casa de Gobierno, donde se preguntaban por los motivos y las consecuencias, según pudo reconstruir Infobae. En principio, se atribuyó al hecho de que aún no comenzó la campaña. También, al nivel de desconocimiento de los eventuales nominados, un escenario que “se revertirá”, creen, cuando se definan los nombres y empiecen las recorridas proselitistas por el territorio y los medios.
A diez días de la fecha límite para la presentación oficial de listas -el 24 de julio-, los detalles están bajo frenética evaluación y corren los rumores. Hace algunas semanas, cada vez con mayor frecuencia, los armadores nacionales y provinciales dialogan con los dirigentes que podrían integrarlas, mientras miden sus respectivas performances en estudios de opinión pública. En paralelo, los partidos que integran la coalición de gobierno negocian los lugares que ocupará cada uno. Por ahora solo hay trascendidos, negaciones, o hermetismo. “No hay listas. Se va a saber a último minuto”, dicen al unísono desde todos los espacios.
“Lo del sello es algo coyuntural, se va a saldar cuando empiece la campaña. Parece una carencia, pero se va a revertir cuando se definan los nombres”, dijo una fuente al tanto de las mediciones de opinión pública del Gobierno. Atribuyó el fenómeno, también, a la “desconexión” de los ciudadanos con el proceso electoral. “La gente no tiene la elección en la cabeza, están más ocupados por su salud y su economía”, argumentó.
En Balcarce 50 aseguran que este panorama “solo se da en algunos distritos” -aunque mantienen en reserva cuáles-; y descartan que un mejor rendimiento del sello en la intención de voto sea una señal de debilidad de los dirigentes “candidateables”. Además, resaltan que sus hombres y mujeres de mayor peso jugaron en la campaña de 2019, con Sergio Massa, Cristina Kirchner y Alberto Fernández a la cabeza. “Esto no significa que no tengamos candidatos fuertes, sino que tenemos un frente que brinda confianza y provoca expectativa. Nuestro espacio no necesita de un “salvador” que venga de afuera para limpiar. Mucho menos cambiar de nombre”, analizó un asesor, con suspicacia.
Sin alusiones directas, se refirió así a las recientes incorporaciones que hizo Juntos por el Cambio de figuras de “outsiders” de la política, como los periodistas Martín Tetaz y Carolina Losada, y el neurocientífico Facundo Manes. También a las evaluaciones sobre una reformulación de la marca con la que Mauricio Macri perdió las últimas elecciones presidenciales. Esa opción, propuesta por el larretismo para representar los nuevos aires y un eventual acercamiento al peronismo finalmente fue descartada, pero estuvo bajo análisis durante algunas semanas en la mesa de decisiones de la oposición.
En el Gobierno miran de reojo la definición de precandidaturas y el nivel de conocimiento de los dirigentes de Juntos por el Cambio, mientras admiten que los nombres que se evalúan para sus nóminas son menos populares. Nombran al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, a la coordinadora nacional de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, a la titular de Anses, Fernanda Raverta, y a su par de PAMI, Luana Volnovich, algunas de las figuras con las que se especula en la provincia.
En términos generales, esos dirigentes son menos conocidos que los principales candidatos de la oposición, sea por su trayectoria en la política, en la gestión, o por su presencia en los medios de comunicación. Desde la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que será precandidata en la Ciudad y competirá dentro de Juntos por el Cambio con el exministro de Economía Ricardo López Murphy; a Manes, que se encamina a enfrentar en la interna bonaerense al vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli (Pro), al intendente de Vicente López, Jorge Macri, que sigue firme en su intención de disputar el primer lugar en la boleta de diputados por la Provincia.
En el Gobierno siguen con atención las internas opositoras, que llevan de fondo la pelea entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, pero también las intenciones de la UCR de incrementar su gravitación en la alianza forjada en 2015. Se entusiasman con el perjuicio que puedan llegar a causar esas disputas en las urnas. En paralelo, por lo bajo reconocen las propias diferencias, en especial derivadas de los cuestionamientos del kirchnerismo a la forma de gobernar de Alberto Fernández y a las presiones para modificar el Gabinete. Inclusive, la cúpula.
Y es que, en intención de voto, por debajo del “sello”, en la lista de posibles candidatos, junto al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, figura entre los primeros lugares el jefe de Gabinete, Cafiero. Así lo reconocen en Balcarce 50, a pesar de que su buena performance en las encuestas es uno de los argumentos que utiliza La Cámpora para presionar por su candidatura, lo cual obligaría a su reemplazo. Se trata de uno de los ejes de debate en el oficialismo.
Desde La Cámpora bregan por que Cafiero se presente en las elecciones, mientras Alberto Fernández lo resiste; en la Casa Rosada creen que su salida debilitaría al Presidente. Sin embargo, reconocen que la lapicera estará en manos de Cristina Kirchner. “Él no va a ser, Alberto no va a permitirlo”, aseguran en el ala moderada del Gobierno. “Probablemente sea. Se va a hacer lo que definan Cristina, Máximo y Massa”, dicen, en cambio, en el kirchnerismo.
Desde ambos “lados” repiten que aún no hay nombres claros, auguran “sorpresas”, y resaltan que Alberto Fernández, Sergio Massa y el gobernador Axel Kicillof le “pondrán el cuerpo a la campaña”, mientras la vicepresidenta hará apariciones puntuales cuando lo considere oportuno. Por ahora, el único candidato firme es el Frente de Todos.
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