Mar del Plata, Bahía Blanca, San Nicolás, Olavarría, Tandil, Junín son solo algunas de las ciudades del interior bonaerense donde el Frente de Todos no puede penetrar de forma directa en el electorado. Ubicadas fuera del AMBA, el peso electoral de estos distritos que hoy gobierna Juntos por el Cambio es clave para la distribución de fuerzas en la Legislatura bonaerense; por eso el gobernador Axel Kicillof apura recorridas por esos distritos. A la par, la vicegobernadora y presidenta del Senado, Verónica Magario avanza, casi en silencio, por el territorio para sostener la unidad y contener a todos los espacios con el objetivo de tener un buen cierre de listas que permita además posicionar figuras para las elecciones de 2023.
Con el conurbano relativamente ordenado en términos electorales, el oficialismo diseña sobre el momento y la urgencia, cómo lograr penetrar en las ciudades del interior donde el peronismo K viene siendo segunda opción electoral desde hace dos elecciones o más. En ese esquema, el objetivo central es Mar del Plata. El distrito de General Pueyrredón tiene más de 570 mil personas en condición de votar y representa también la mitad de toda la Quinta sección electoral.
El intendente, Guillermo Montenegro (PRO), irá por su reelección en 2023 y antes es posible que encabece la lista a senadores provinciales por la Quinta sección en la elección legislativa ubicando en ese lugar a su jefe de Gabinete, Alejandro Rabinovich. La figura central en Mar del Plata para el gobierno es la titular de ANSES, Fernanda Raverta. Fue la candidata a intendenta en 2019. Allí, en 2019, el Frente de Todos cerró su campaña nacional. Ahora, Raverta apareció como posible postulante “testimonial” en la lista a diputados nacionales, pero su objetivo final es ser intendenta de La Feliz y, mientras tanto, seguir al frente de ese gigante administrativo que es la ANSES. En 2019 quedó a 9.712 votos detrás de Montenegro. Su pareja y también titular de la regional ANSES de Mar del Plata, Pablo Obeid, podría encabezar la lista seccional del oficialismo por la Quinta sección, que elige cinco bancas en la Cámara de Senadores. El plan es que Kicillof desembarque o haga presencia mediática en la ciudad. Semanas atrás ya dio algunas entrevistas a medios de la zona.
Más al sur de la provincia asoma otro gigante electoral que define el reparto de bancas en la Sexta sección electoral: Bahía Blanca. Con más de 255 mil electores, la ciudad de Bahía también es gobernada por Juntos por el Cambio con la figura de Héctor Gay, reelecto en 2019 y quien -de no modificarse la ley que limita las reelecciones indefinidas- no tendrá chance de ir por otro mandato. En la elección 2019 el Frente de Todos mejoró la performance electoral con el peronismo separado en 2017, pero todavía no le alcanza. En estas elecciones por la Sexta sección electoral se eligen diputados provinciales y el Frente de Todos sabe que va a de punto. Lo que interesa allí es hacer un buen cierre local para posicionar una figura con miras al 2023 cuando Gay ya no pueda volver a ser candidato a intendente.
Esta semana, Kicillof regresó al distrito para anunciar la segunda etapa de las obras sobre avenida Circunvalación Norte. Lo hizo con el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis y su par bonaerense, Agustín Simone. Luego, junto al intendente Héctor Gay estuvo en la localidad de Villa Harding Green, donde se está construyendo un Centro de Atención Primaria de la Salud.
Quién también se mueve, pero con menos estridencia, por el interior bonaerense para marcar presencia territorial del Gobierno es la vicegobernadora Verónica Magario. Al cierre de la semana estuvo en Tandil. Semanas atrás, había sido Kicillof quien desembarcó con fuerza en ese distrito para anunciar el Plan de Desarrollo Rural en un acto compartido con el intendente opositor Miguel Lunghi que gobierna el municipio desde 2003. Después de Mar del Plata, Tandil es la ciudad con la mayor cantidad de electores de la Quinta sección electoral. La apuesta del peronismo allí para 2023 es el concejal Rogelio Iparraguirre. Esta elección servirá para ordenar ese proceso en el distrito serrano.
Olavarría también es una ciudad clave para las apetencias electorales y distribución de lugares legislativos para el oficialismo. La ciudad del cemento moldea todo lo que pasa en la Séptima sección electoral. Reúne 96.172 electores de los 271.795 que tiene la sección. El kirchnerismo es quien tiene a cargo el ordenamiento interno, pero no logra terciar en la elección final. En 2019 estuvo cerca, pero Ezequiel Galli de Juntos por el Cambio ganó la elección a intendente con el 50% de los votos. El peso de Galli será clave también para discusión seccional. Si un nombre suyo encabeza la lista a senadores provinciales -que es lo más probable que suceda- será cuesta arriba para el oficialismo. Una línea del peronismo que reporta en Magario apuesta a que haya algún intendente de la Séptima en la lista seccional. Las opciones son Gustavo Cocconi de Tapalqué, Hernán Rallinqueo de 25 de Mayo o Juan Carlos Gasaparini de Roque Pérez. Quién definirá será el diputado provincial y referente de Máximo Kirchner, César Valicenti.
En San Nicolás (Segunda sección electoral) el problema pasa por el ordenamiento local y el poderío de la familia Passaglia. En 2019 el Frente de Todos ganó la elección nacional y provincial, pero Manuel Passaglia, hijo del histórico intendente Ismael Passaglia, ganó por 20 puntos de diferencia sobre la camporista Cecilia Comerio, que hoy es la presidenta del Consorcio del Puerto de San Nicolás. Como sucede por ejemplo en Tandil, esta elección en la ciudad del norte bonaerense será de transición y ordenamiento para el oficialismo en el tramo local con el objetivo de aunar fuerzas para 2023. Allí iría nuevamente Comerio a disputar la intendencia.
A nivel seccional, La Cámpora ganó volumen en el esquema territorial y de representatividad. Además de legisladores tiene intendentes propios como Iván Villagrán de Carmen Areco. Es posible que encabece la lista a diputados seccionales con la renovación de Fernanda Díaz. Además, enfiló a los intendentes del PJ de los municipios de esa sección detrás de la figura de Máximo Kirchner en la avanzada por la conducción del justicialismo bonaerense.
En Junín, el trágico fallecimiento del ministro de Transporte Mario Meoni, también desencadenó en un standby político para el armado electoral que ahora está empezando a reactivarse. El funcionario era el ordenador del Gobierno tanto en su municipio como en la sección. Por urgencia, ese rol es llevado adelante por el ministro de Transporte, Alexis Guerrera y por el kirchnerismo con el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro a nivel seccional
Actualmente en Junín se tracciona por un operativo de unidad y presencia del gobierno a nivel seccional. Y también trabaja para dejar un candidato o candidata firme en 2023 cuando el intendente Pablo Petrecca (JxC), deba dejar ese lugar. Hoy el Frente Renovador pareciera inclinar la balanza a su favor.
Semanas atrás, Kicillof mantuvo un cruce con Petrecca (JxC), en pleno acto de inauguración de una planta de agua. El intendente le enrostró todo lo hecho durante la gestión de María Eugenia Vidal y le sugirió que la vacunación sea en los centros de atención municipal. Kicillof le contestó que cuide a su pueblo.
Más allá de ese ida y vuelta, la relevancia de Junín se traduce en sus bancas al senado bonaerense para esta elección que renueva siete lugares y el FdT solo tiene dos.
Además de Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Hay un actor que puede intervenir en los planes y es el ex ministro de Transporte de la Nación, Florencio Randazzo. No por su propios peso, sino por los armados seccionales que pueda llegar a generarse en los grandes distritos por fuera del conurbano con figuras que conservan un alto nivel de conocimiento. Por ejemplo, en Olavarría, con el sector del ex intendente José Eseverri o en Mar del Plata, a donde sí ya trabaja para Randazzo el ex intendente Gustavo Pulti.
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