Las aguas se agitan en el Frente de Todos mientras se acerca el cierre de listas -faltan 13 días, la fecha clave es el 24 de julio- y las hipótesis de candidaturas siguen en plena discusión, pero ya es un hecho que algunos ministros irán a las nóminas para pelear por bancas en Diputados. En la Casa Rosada mantienen la reserva, deslizan algunas posibilidades y juran que se mantendrá el equilibrio de poder entre las tres patas que conforman la coalición de Gobierno. Sin embargo, asoman como posibilidades figuras de La Cámpora y los movimientos sociales.
Junto con los cambios también se piensa en achicar el Gabinete para hacerlo “más ágil” en una “nueva dinámica” y aplacar los cuestionamientos del ala dura del kirchnerismo sobre el funcionamiento de Balcarce 50. La pregunta que sobrevuela es por los nombres salientes, y cada vez más, sobre sus reemplazos.
“Alberto va a poner ministros como candidatos. Cuando lo haga, la lectura que van a hacer es que fue por presiones internas, que le hicieron perder funcionarios. Pero si no pone a los propios en las listas, van a decir que no tuvo lugares porque no tiene peso. No hay forma de ganar la discusión”, se atajó un vocero. En la Casa de Gobierno aseguran que cualquier funcionario que vaya a las boletas será reemplazado por un hombre o una mujer de su mismo color interno en el Frente de Todos.
En una semana de fuerte agitación social por nuevas protestas -que se repiten insistentemente hace meses-, y que tuvo su contraparte con el anuncio desde el Gobierno del adelanto a septiembre del aumento del salario mínimo vital y móvil, una de las posibilidades más verosímiles es la candidatura del ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. “Está consensuado entre los tres socios de la coalición”, aseguraron en Balcarce 50.
En el Gobierno lo elogian por sus cualidades comunicativas -justamente a raíz de los problemas sociales en un contexto de crisis-, por su estilo conciliador, y sobre todo, porque estuvo a cargo de lo que se considera una buena gestión de las ayudas y las negociaciones con los movimientos sociales. Argumentan que su papel será clave en la parte de la campaña que consistirá en “plebiscitar la gestión”.
De todas formas, en su círculo más estrecho relativizan los eventuales cambios, con una frase que ya es un cliché en Gobierno: “Nosotros no decidimos”. Juran que “nadie les dijo nada” de candidaturas y destacan que el ministro tiene pautados actos, viajes y negociaciones “de acá a fin de año”.
Los funcionarios que suenan para reemplazar a Arroyo son la presidenta de la Coordinación Nacional de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, un cuadro de buena llegada tanto con Cristina Kirchner como con Alberto Fernández. Cero de la exprecandidata en La Plata lo niegan y se inclinan por una candidatura por la provincia.
También se nombra al ministro de Desarrollo Comunitario de la provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, cuadro de La Cámpora, aunque en su entorno desmienten cualquier definición de una candidatura. Y cerca del gobernador Axel Kicillof aseguran que no está en sus planes desprenderse de sus ministros. Su llegada a la Casa de Gobierno sería un paso fuerte del kirchnerismo sobre la gestión de Alberto Fernández.
También hay presión de parte de los movimientos sociales para ocupar lugares, tanto en las listas como en el Gobierno. Días atrás, el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois, calificó al Gobierno como “muy porteño, muy clasemediero, muy blanco, muy progre”. “Le falta un componente popular, le faltan boxeadores y boxeadoras”, lanzó en una entrevista con radio Futurock el dirigente, que mejoró el vínculo con La Cámpora -y viceversa- en los últimos meses, en especial por negociaciones sobre un posible “salario universal”, y dejó atrás los roces que se arrastraban desde el año pasado.
Mientras tanto, un hombre de buena llegada tanto con Alberto Fernández como con los movimientos sociales aseguró que desde Movimiento Evita, la organización que conduce Emilio Pérsico, quien mantuvo cruces con Arroyo por la Tarjeta Alimentar, se impulsa también la candidatura del secretario de relaciones institucionales con el Parlamento, Fernando “Chino” Navarro. En sus respectivos entornos también lo niegan.
Más allá de las listas, las pujas por el armado de listas y el Gabinete se producen entre habituales internas. En el Gobierno les bajan el tono y repiten hasta el cansancio que son lógicas en una coalición de gobierno. Esta semana las miradas encontradas escalaron a la voz de dos de los hombres más fuertes del oficialismo. El jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, tiró la primera piedra al hacer una comparación entre la negociación con el FMI y el cambio de la ley de vacunas que hizo el Presidente para adaptarla a los requisitos de los laboratorios estadounidenses. “Yo no quiero un país que ceda ante los caprichos de los laboratorios extranjeros”, lanzó durante su discurso de cierre en el recinto de la Cámara de Diputados, después de la exposición del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el jueves.
Al día siguiente, durante su discurso en Tucumán por el Día de la Independencia, Alberto Fernández pareció contestarle, sin nombrarlo. “Si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o un laboratorio, se equivoca, antes me voy”, lanzó.
En la Casa Rosada relativizan la discusión mientras organizan un acto de Alberto Fernández con Cristina Kirchner el jueves próximo, en El Calafate. La cumbre funcionaría como una señal interna de unidad frente a las evidentes y repetitivas internas en la coalición de gobierno. Aunque en la Casa Rosada y La Cámpora aseguran que no está confirmada, algunos preparativos ya están en marcha, admitieron fuentes oficiales.
Para presentarse junto a Alberto Fernández, Cristina Kirchner se trasladaría al interior del país, mientras circulan las teorías en el Instituto Patria de que la presencia del Presidente estará mayormente “restringida” a las provincias. En Balcarce 50 se ocupan de desmentir esas versiones. “Va a estar en todos lados, va a tener una presencia muy fuerte”, dicen. Y recuerdan su presencia en Las Flores y en La Plata hace unos meses. Las últimas apariciones de la vicepresidenta tuvieron lugar en el conurbano bonaerense, su principal bastión electoral, junto a su hombre de confianza y delfín para 2023, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, y sin Alberto Fernández.
La ciudad preferida de Cristina Kirchner fue seleccionada en octubre de 2019 en plena campaña del recién nacido Frente de Todos con la excusa de la presentación de Sinceramente, el libro con el que la entonces senadora recorrió el país con la mira en las Presidenciales que terminaron en un triunfo contra Juntos por el Cambio. De todas formas, frente a encuestas que muestran cierto descontento en la provincia principalmente por la situación económica, en el oficialismo son cautos a la hora de comparar elecciones.
“Recién en 2023 vamos a poder equiparar cifras con 2019. Ahora estamos mirando los números de 2017”, dijo un portavoz del entorno del Presidente que participa en las reuniones proselitistas del oficialismo. En Balcarce 50 creen que con un solo punto por encima de la oposición la pelea se considerará un logro, a pesar de que no se obtenga la deseada mayoría en el Congreso. “No ganamos una elección legislativa desde 2005. Aunque ganemos por dos puntos vamos a festejar”, enfatizó.
En el kirchnerismo son más ambiciosos: quieren mejorar las posibilidades del oficialismo en el Legislativo para llevar a cabo la agenda que vienen prometiendo desde 2019, que hasta ahora consideran frustrada. Para lograrlo impulsan un fuerte desembolso de fondos y de inversión en obra pública. El ala dura del Gobierno responsabiliza por esa asignatura pendiente a la gestión de Alberto Fernández, pero también a la pandemia y a la necesidad de consensuar permanentemente con Juntos por el Cambio, una tarea diaria donde el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el titular del interbloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, tienen un papel protagónico. Ese rol conjunto los acercó más que nunca en los últimos dos años, después de la ruptura del líder del Frente Renovador con el kirchnerismo en 2013.
Extramuros, por fuera del Frente de Todos, el oficialismo le baja el precio al armado de Florencio Randazzo, que la semana pasada confirmó su candidatura a diputado en el terreno bonaerense y empezó un rally por los medios para instalar su figura con un discurso que cuestiona por igual al Gobierno y a Juntos por el Cambio. “El escenario sigue muy polarizado. No tiene lugar”, dijo un vocero del oficialismo que ubicó el porcentaje que alcanzará el exministro de Transporte en el orden del 3 o 4 por ciento de los votos. “Probablemente entre al Congreso, pero solo, no mucho más. Y también va a perjudicar al otro lado”, analizó un dirigente bonaerense, en referencia a la oposición. En el randazzismo tienen otras expectativas y esperan sorprender.
Especulaciones electorales aparte, el Gobierno ya decidió frente a cualquier predicción o resultado habrá cambios en el Gabinete. “Si perdemos, lo cambiamos. Si ganamos, lo relanzamos. De cualquier forma va a haber movimiento”, admitió un vocero. Además de los cambios de figuras, hay otra decisión tomada: la de “achicar” el equipo de gobierno para “agilizar” su funcionamiento. “Hay demasiados ministerios, en la segunda parte del mandato vamos a necesitar que sea todo más dinámico”, agregó la fuente, y no descartó que se empiecen a realizar reuniones de Gabinete, algo que no ocurre desde el comienzo de la actual gestión y que algunos ministros, por lo bajo, reclaman. “Alberto nunca quiso, es una forma de organización que aprendió de Néstor”, justifican en su entorno.
Mientras tanto, el Presidente resiste a la presión de La Cámpora para que reemplace a Cafiero. El kirchnerismo alega que sería un excelente candidato por su apellido peronista ilustre, por su experiencia en la campaña de 2019, y por sus capacidades comunicativas exhibidas durante la gestión durante los últimos dos años. “Santiago no se va. ¿Por qué lo permitiría Alberto? Su salida sólo lo debilitaría”, argumentan cerca del ministro coordinador. Sin embargo, admiten que las presiones no dan tregua. La conformación de las listas van a representar la distribución de poder en el Frente de Todos, pero también dejarán su marca en la conformación y la dinámica del Gobierno para el segundo tramo, de cara a 2023, y las pujas giran principalmente en torno al rumbo económico y las fechas y los términos del acuerdo con el FMI.
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