En el marco de su visita a España, Mauricio Macri participó este viernes de otro foro en el que volvió a criticar al gobierno argentino, analizó su gestión como ex Presidente y se refirió a las chances electorales de Juntos por el Cambio.
Había una gran expectativa porque se esperaba que el ex mandatario contestara públicamente la denuncia realizada por Bolivia, que señaló que el gobierno de Macri colaboró en 2019 con la oposición y le suministró material bélico para desplazar a Evo Morales del poder.
Por primera vez, el ex jefe de Estado planteó qué podría suceder en 2023 si él o algún otro dirigente de Juntos por el Cambio llegara a la Casa Rosada.
“El 23 no va a tener nada que ver con el 14. De la triple maldición que recibí yo, vamos a tener una sola, muy dañina: vamos a recibir un Estado más quebrado, con más pobreza, pero nadie no va a estar enterado de que estamos en crisis. Este gobierno no va a poder dilapidar más reservas porque no las tiene, esta crisis la vamos a sufrir, la vamos a tener que recorrer y va a ser un aprendizaje duro y doloroso”, introdujo.
“El kirchnerismo no va a tener autoridad. Van a haber fracasado, van a entregar una bomba. Y las expectativas tampoco van a tener nada que ver, aún volviendo al poder con la misma gente, no vamos a tener el mismo crédito del mundo para hacer las reformas, entonces el gradualismo no va a ser una opción”, explicó.
Y especificó: “Vamos a tener que hacer todo lo necesario para garantizar empleo a la gente en tiempo razonable. Para eso, hace falta un ciclo potente de inversión y ese ciclo va a venir si aquel que tiene que apostar a la Argentina ve que las reformas macros se han hecho y se consolidan lo más rápido posible”.
Ese proceso -señaló- no se logará sin un shock que genere credibilidad en el inicio del mandato.
La dicotomía entre “shock” y “gradualismo” fue uno de los principales debates internos dentro del gobierno de Macri en los primeros meses de gestión de Cambiemos, a fines de 2015 y principios de 2016. Se terminó imponiendo una visión moderada, que creía que las reformas debían realizarse en forma gradual para disminuir lo máximo imposible el impacto económico en las clases bajas y media. Pese a ello, hubo fuertes ajustes tarifarios y otras medidas que terminaron erosionando el capital político del nuevo gobierno. Críticos dentro del partido de Macri creen que se debería haber aprovechado ese lapso para avanzar rápidamente con otras medidas para equilibrar el déficit fiscal y explicarle a la población la frágil situación económica que atravesaba el país.
Para evitar suspicacias, Macri aclaró que está trabajando para que ese nuevo gobierno de 2023 sea “algo de todo Juntos por el Cambio”. “Hay muchos con vocación de poner el hombro y sacar el país adelante; todos los curas quieren ser papas y son bienvenidos a prepararse y ser una alternativa”, cerró.
Aseguró además como autocrítica: “Hay que encontrar un equilibrio entre ser profundamente democráticos como son los integrantes de Juntos por el Cambio y el correcto ejercicio de poder frente a estas autocracias que atropellan, violan la Constitución Nacional y ejercen el poder en forma salvaje”.
“La batalla final”
Una vez más, Macri planteó que “la batalla final” se disputará este año, en las elecciones legislativas de 2021, para luego llegar con chances concretas de poder a 2023. Y vaticinó: “Son muy altas las chances de que gane la oposición”.
“Hoy hay una coalición parada, que expresó en la elección al 41% de los argentinos y hoy expresa a más del 50% y le va a decir a los argentinos que podemos corregir. Y hay una masa crítica, que se tentó con los cantos de sirenas del populismo, pero el populismo sin recursos no tiene la posibilidad ni siquiera de darte un efímero mejor presente”, cerró.