La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, recibió el alta médica hoy tras la operación exitosa del pasado jueves del adenoma pleomorfo de la glándula parótida izquierda que se le había detectado. El tumor, alojado en la zona superior de la mandíbula, fue extirpado y se confirmó que es benigno. La jefa comunal se recupera de la intervención quirúrgica en su casa y deberá hacer rehabilitación por una parálisis parcial de la cara.
La propia Mendoza lo confirmó a través de las redes sociales. “Buen día! Buena semana para todos. Ya estoy de alta recuperándome en casa. La operación salió muy bien, sólo me queda recobrar la movilidad de la cara porque tengo paresia como consecuencia del tipo de operación, pero en unos días y con ejercicios voy a estar bien, volviendo a sonreír”, afirmó.
El mensaje está acompañado por una serie de fotos. Junto a su hija, familiares y amigos, y con Cristina Kirchner y el equipo médico del Hospital Austral, encabezado por Pedro Saco, que operó a la vicepresidenta en su glándula tiroidea en 2012. “Estoy sumamente emocionada por las enormes muestras de cariño y le quiero agradecer a todo el personal de salud del Hospital Austral por la cálida atención y el cuidado”, agregó.
A Mendoza, de 37 años, se le había detectado un adenoma pleomorfo de la glándula parótida izquierda. Se trata de uno de los tumores más habituales. La intendenta de Quilmes había contado en sus redes sociales la situación. “Quiero contarles a mis vecinos y vecinas de Quilmes que mañana jueves seré intervenida quirúrgicamente”, reveló, y agregó: “Estaré unos días recuperándome para volver a trabajar con el amor, la voluntad y energía de siempre”.
Hasta su recuperación plena, los destinos del municipio quedaron en manos de la concejal Eva Mieri, quien trabaja desde años junto a Mendoza y en las últimas elecciones encabezó la lista a concejales del Frente de Todos.
“Gracias por todo el amor y el aguante, a mi familia, mis imprescindibles amigas, a la militancia y a Cristina Kirchner siempre”, completó en el mensaje.
La paresia es una disminución de la fuerza de los músculos que genera lentitud de movimientos voluntarios; es diferente a una parálisis en la que hay imposibilidad completa de realizar movimientos. La médica cirujana oncológica especialista en cabeza y cuello Bárbara Berenstein (MN 125921) explicó a Infobae que “esta consecuencia es habitual en este tipo de cirugías, debido a que se debe separar la glándula del nervio facial y ante este procedimiento algunos pacientes suelen despertarse con lentitud de movimiento del lado que se intervino”.
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