A este fin de semana, suman 6.168.340 las personas que esperan la segunda dosis de la Sputnik V. De esta cifra, 885.822 tienen el plazo vencido para la aplicación del segundo componente de la vacuna rusa, que es distinto del primero y se necesita para completar la inmunización contra el COVID-19.
El cálculo fue hecho por la Unidad de Datos de Infobae, en función de los arribos de las dosis provenientes de Moscú y las aplicaciones que se realizaron antes del 3 de abril. Es decir, las personas que recibieron la primera dosis de la vacuna rusa hace más de 90 días, pero que aún no fueron convocadas para la segunda. O como denunciaron residentes en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, les cancelaron en los últimos 15 días el turno asignado para la segunda aplicación.
La falta de segundas dosis que permitan completar los esquemas de vacunación es uno de los principales problemas que enfrenta el Gobierno hoy en su estrategia contra la pandemia. Ante la llegada en mayo y junio de un volumen mucho mayor de vacunas respecto de los meses anteriores - suman 26.847.730 las arribadas a la fecha -, el segundo componente de la Sputnik V se convirtió en el principal flanco de cuestionamiento en materia de vacunación por parte de la oposición, así como de creciente preocupación en la sociedad.
Al punto que la administración de Alberto Fernández convocó a expertos para estudiar la posibilidad de combinar vacunas de distintos laboratorios para completar los esquemas de inoculación ante el posible ingreso de la variante Delta al país. Básicamente esta alternativa está pensada para suplir la falta del componente dos de la Sputnik.
Por lo pronto, ya el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, anunció el viernes que la Capital Federal realizará un estudio de combinación de vacunas y convocó a voluntarios que tengan la primera dosis de la Sputnik V hace más de 30 días.
El miércoles, en una reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa) que integran los ministros de Salud de todas las provincias junto a la titular de la cartera nacional, Carla Vizzotti, se consensuó acelerar la estrategia para completar los esquemas de vacunación en los mayores de 40 años. Fue a partir de una de las recomendaciones realizadas por la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn).
También, se acordó acortar los intervalos establecidos entre la aplicación de la primera y segunda dosis, a ocho semanas para las vacunas basadas en plataformas de vectores virales (como la Sputnik y de AstraZeneca) y a cuatro semanas para las vacunas desarrolladas con virus inactivado como la de Sinopharm).
La propia Vizzotti señaló que esa decisión de acortar los intervalos se tomó “atento a la importancia de completar esquemas ante el riesgo que implican las variantes de preocupación”, en referencia a la Delta, que tiene una mayor transmisibilidad.
Se revirtió así la postura oficial tomada en marzo por la falta de vacunas de postergar un mínimo de tres meses la aplicación de las segundas dosis, más allá del intervalo menor recomendado por sus fabricantes en el caso de la Sputnik y la Sinopharm. El objetivo en ese momento era inmunizar a la mayor cantidad de gente de los grupos prioritarios al menos con medio esquema, para hacer frente a la segunda ola de coronavirus y tratar de evitar una mayor cantidad de muertos. La vacunación no evita completamente la posibilidad de contagiarse, pero sí garantiza transitar en forma más leve la enfermedad y reduce drásticamente la mortalidad.
Hoy, con la irrupción de las nuevas variantes cambió, el escenario cambió y los expertos coinciden en que es necesario avanzar con la vacunación de la segunda dosis en este momento para prevenir la cepa Delta, que aún no circula en forma comunitaria en el país.
El stock existente de vacunas - 5.537.704 al viernes último - permitiría acelerar la aplicación de las segunda dosis y acortar los intervalos, excepto en el caso de la Sputnik V. La diferencia entre el total de arribadas y las que figuran como aplicadas al viernes último, arroja un remanente de 460.878 segunda dosis de Sputnik V en poder de las provincias que aún no se usaron, una cantidad menor en relación a los que esperan la segunda dosis de la vacuna rusa.
Frente a este panorama, una buena noticia es que el Laboratorio Richmond anunció que prevé fabricar para agosto un millón de dosis por mes del componente 2.
Cinco a una
Si bien el martes pasado arribaron 350.000 del componente dos, esta cantidad está lejos de cubrir la necesidad de la segunda dosis de la vacuna rusa. La cifra contrasta con las 1.141.000 dosis del componente uno que llegaron el viernes, el “récord de cantidad de vacunas cargadas en un solo vuelo”, como celebró el Gobierno en un comunicado oficial.
Los arribos desde el 24 de diciembre pasado muestran que por cada 5 dosis del componente uno, apenas llegó al país 1 dosis del componente dos: 9.375.670 contra 1.890.160.
A medida que pasan los días, se suman más personas cuyo plazo para completar la inoculación se vence. Al 22 de junio pasado, como reveló Infobae, eran 218.648 los que habían cumplido los 90 días, menos de un tercio que hoy.
Originalmente, el Centro Gamaleya había recomendado la segunda aplicación de la Sputnik V entre los 21 y los 28 días, aunque aseguraron que el intervalo entre las dos aplicaciones podría extenderse hasta un máximo de dos meses, pero no hicieron referencia a extenderlo a tres meses o más.
Hasta el viernes último, cuando Infobae procesó el dataset del Ministerio de Salud, 7.597.622 personas recibieron el primer componente de la vacuna rusa en Argentina, pero solo 1.429.282 el segundo. La mayoría de los que tienen las dos dosis de la Sputnik V aplicadas corresponden al personal de salud, el primer grupo que se priorizó al comienzo del plan de inmunización, cuando solo había llegado la vacuna rusa al país.
Según un estudio de efectividad de las vacunas para reducir la mortalidad por COVID-19 en personas mayores de 60 años, realizado por el Ministerio de Salud entre febrero y junio de este año, la Sputnik V alcanza una efectividad de 74.9% con la primera dosis, del 93,3% con el esquema completo.
“Desincronizar los suministros”
La vacuna más aplicada hasta la fecha en Argentina sigue siendo la Sputnik, por una alianza geopolítica con Vladimir Putin promovida por Cristina Kirchner. Rusia se convirtió así en el principal proveedor de vacunas de Argentina en los seis meses transcurridos desde que empezó la inoculación. A Ezeiza llegaron un total de 11.265.830 dosis, entre primeros y segundos componentes, el 56% de los 20 millones originalmente acordados con el Instituto Gamaleya en diciembre pasado, que debían ser entregados entre enero y febrero. En abril, y pese a la demora en los plazos de entrega, y en especial de la segunda dosis, ese acuerdo inicial se amplió a 30 millones.
En el contrato firmado con la firma rusa Human Vaccine LLC , el plan preliminar de suministro de 20 millones de dosis preveía que se pudieran “desincronizar los suministros de los tratamientos”, para asegurar el suministro de la primera dosis prioritariamente.
Así lo advirtió la diputada Graciela Ocaña, integrante de la Comisión de Salud de la Cámara baja. “El Gobierno ya sabía que no contaban con segunda dosis cuando firmó el primer contrato”, sostuvo la legisladora.
En su conferencia de prensa el jueves pasado, la ministra Vizzotti afirmó que el Gobierno no renunció a que sigan llegando segunda dosis de la Sputnik V, tal como preveía el contrato original.
Si bien la Sputnik V tiene a su favor la alta efectividad de inmunización con la primera dosis, según las autoridades rusas de alrededor del 90%, no fue aún aprobada ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), ni por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos.
Esta situación de cuello de botella con la fabricación del segundo componente generó que Moscú autorizara a principios de junio, la “Sputnik light”, la vacuna monocomponente contra el COVID-19. Según las autoridades rusas y el Instituto Gamaleya, ayudará a prevenir la propagación del coronavirus mediante una inmunización más rápida de grandes grupos de población, con una eficacia cercana al 80%, además de mantener una alta inmunidad en las personas que han padecido la enfermedad.
El total que espera segunda dosis
Además de los 6.168.340 que esperan la segunda dosis de la vacuna rusa, hay otras 7.206.625 personas en Argentina que recibieron solo la primera dosis de AstraZeneca o la Sinopharm. En total, suman 13.374.965 los que están a la espera de completar su esquema vacunatorio.
Esto implica que mientras el 39% de la población tiene al menos una dosis en el país, solo el 10% recibió las dos, 4.372.969 personas, según se desprende del Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación que refleja el avance de la inoculación en el país día a día.
Según el estudio oficial presentado por Juan Castelli, subsecretario de Estrategias Sanitarias, con la primera dosis de AstraZeneca, la efectividad para prevenir la mortalidad en los mayores de 60 años es de 79.5%, y con el esquema completo, de 88.8%. Mientras que con Sinopharm, la efectividad con la primera dosis es de 61.6% y con el esquema completo de 84%.
Este gráfico muestra el porcentaje de población vacunada por provincia, según el dataset del Ministerio de Salud de la Nación descargado el viernes 2 de julio, con datos del día anterior.
Las jurisdicciones que más segundas dosis aplicaron son la Ciudad de Buenos Aires y La Pampa, con 14% de su población con la inoculación completa, seguidas de San Luis con el 13%, y Río Negro con el 12% de sus habitantes con dos aplicaciones, según los datos al viernes último.
La provincia de Buenos Aires vacunó con dos dosis al 9% de sus habitantes. Por debajo se ubican Formosa, Tucumán, Salta y Misiones, el distrito que menor cantidad de población con 8% con la población con ambas dosis.
Las vacunas de AstraZeneca y Sinopharm son las otras dos disponibles en el país hasta ahora, y sí fueron incluidas por la OMS en la lista de uso en emergencias, junto a las de Pfizer-BioNTech, Johnson & Johnson y Moderna, con las que el Gobierno argentino aún no firmó ningún contrato por desacuerdos legales.
El Decreto de Necesidad y Urgencia firmado ayer por Alberto Fernández modifica la ley de vacunas, ocho meses después de sancionada esta norma y tras el reclamo de la oposición y de los padres de chicos con patologías graves o alguna discapacidad. El DNU presidencial busca subsanar los obstáculos legales para que puedan llegar vacunas Pfizer, la única autorizada hasta ahora para menores de 18 años, y otras de laboratorios norteamericanos.
Según los anuncios oficiales, a las vacunas disponibles en el país de AstraZeneca y Sinopharm, entre fines de julio y principios de agosto se sumaría la de Cansino, que está hecha con el adenovirus cinco, el mismo que lleva el segundo componente de la SputnikV. El Gobierno nacional y cinco provincias ya firmaron contratos por 14 millones de dosis. Habrá que esperar que se confirme su llegada para suplir la escasez de la segunda dosis de la vacuna rusa.
¿Cómo se procesó la información?
La Unidad de Datos de Infobae lleva un registro de los arribos de vacunas conforme su procedencia y tipo. En el caso de la vacuna rusa, se discrimina por tipo de dosis: 1 y 2. Con estos datos podemos establecer el stock que Nación dispone de cada tipo de dosis.
Por otro lado, el Ministerio de Salud de la Nación actualiza diariamente una base de datos en la que comparte información sobre cada dosis aplicada.
Cruzando la información de las vacunas arribadas contra las aplicadas, se estableció para cada tipo de vacuna la cantidad de personas que están aguardando la colocación de la segunda dosis.
Si desea visualizar y/o descargar la hoja de cálculo con sus respectivas pestañas, siga este enlace.
Visualizaciones: Daniela Czibener
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