Facundo Manes no le dio el sí definitivo a la UCR para competir como candidato a diputado en la Provincia de Buenos Aires, pero ya hay indicios de que su respuesta será positiva: está negociando la contratación de un experto como Ramiro Agulla para manejar la comunicación de la campaña.
Es un dato clave para graficar una apuesta fuerte del neurocientífico en su probable debut electoral, que, al menos hasta ahora, lo llevará a enfrentarse en las PASO contra la lista encabezada por Diego Santilli, del PRO, y, en caso de ganar, liderar la propuesta opositora contra el Frente de Todos.
Agulla es uno de los publicistas más famosos del país y en su experiencia en la política aún se lo recuerda como el autor de la campaña “Dicen que soy aburrido” que llevó a Fernando de la Rúa a la Presidencia de la Nación en 1999, aunque también trabajó con Carlos Menem, Sergio Massa, Francisco de Narváez, José Manuel de la Sota y últimamente con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, mientras que en plano internacional asesoró al presidente de Chile, Sebastián Piñera, al ex mandatario mexicano Vicente Fox y al ex candidato norteamericano John McCain, entre otros.
Muchos lo recordarán porque junto con Carlos Baccetti, con quien conformó una exitosa sociedad creativa y comercial entre 1989 y 2009, trabajaron para importantes empresas del país y fueron los responsables de los comerciales “La llama que llama”, de Telecom, y “Gueropa”, de Renault.
Manes tiene un elenco de asesores que integran, entre otros, el politólogo Andrés Malamud (que en las últimas elecciones de la UCR bonaerense fue elegido convencional nacional), el economista Eduardo Levy Yeyati y el escritor, periodista y productor televisivo Luciano Olivera, mientras siguen las tratativas para que se sume el consultor político Daniel Ivoskus, ex legislador radical. Pero a quien más escucha el autor del libro “El cerebro argentino” es a Gastón Manes, su hermano, quien integró la lista de la UCR bonaerense que encabezó Maximiliano Abad y que ganó las elecciones internas en marzo pasado.
Agulla, si cierra su contratación, se sumará para reforzar un equipo que tendrá la difícil misión de convertir una personalidad acostumbrada a los aplausos por sus charlas sobre los secretos del cerebro en un candidato capaz de entusiasmar al difícil electorado bonaerense y que, aunque no quiera, deberá embarrarse para estar en sintonía con el despiadado mundo de la política argentina.
El publicista de “Dicen que soy aburrido” nació en Río Gallegos, Santa Cruz, y se radicó desde chico en Buenos Aires. Dicen que lo marcó a fuego la pasión por la política de su padre, Horacio, abogado, director de la revista Confirmado y diputado por el Partido Federal, que en 1978 fue asesinado de cinco balazos por un grupo no identificado que lo atacó mientras estacionaba su auto en Recoleta.
Agulla estudió publicidad en la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad y su vida cambió en más de un sentido cuando consiguió trabajo en la célebre agencia Young & Rubicam: no sólo por lo que representaba para un veinteañero como él llegar a una potencia publicitaria internacional sino porque allí conoció a Carlos Baccetti y años después fundaron su propia empresa, Agulla & Baccetti, gracias a la cual acumularon cuentas de compañías líderes del país, fama y múltiples premios.
Su debut en la política se produjo de la mano de su amigo Darío Lopérfido, quien lo invitó a incorporarse al equipo de campaña que había armado De la Rúa para las elecciones de 1999, cuando el dirigente radical le disputó la Presidencia a Carlos Menem como candidato de la Alianza.
Agulla se sumó a un equipo de publicistas reclutado por el ex secretario de Cultura y capitaneado por un especialista como David Ratto, que había sido un asesor clave para el triunfo de Raúl Alfonsín en 1983, y su sello estuvo en un célebre spot en el que De la Rúa se mostraba audaz mientras desfilaban postales del menemismo y decía en off: “Dicen que soy aburrido. ¿Será que no manejo Ferraris? ¿Será para quienes se divierten mientras hay pobreza? ¿Será para quienes se divierten mientras hay desocupación?”. Ese aprovechamiento de una supuesta debilidad del candidato para convertirla en una fortaleza fue uno de los aciertos de la campaña que llevó a De la Rúa al poder.
El gobierno de la Alianza terminó mal en diciembre de 2000, pero ya en septiembre Agulla había renunciado al equipo de comunicación del gobierno, cansado de los ataques recibidos por “escribirle los discursos a De la Rúa”, según admitió. “Son batallas políticas internas. Cuando este gobierno se comunicaba, llovían las críticas porque se decía que todo era marketing. Ahora, que no comunica, es porque hay deficiencias en la comunicación. Ya no comunico más. Eso no quiere decir que no siga siendo amigo del Presidente, pero no soy más responsable de la comunicación”, sostuvo.
De todas formas, su alejamiento del poder le dejó buenos contactos: en 2002 trabajó en las giras internacionales de la cantante Shakira gracias a que ella era novia de Antonio de la Rúa, uno de los hijos del ex presidente que había logrado una fuerte amistad con el publicista.
Al año siguiente, Agulla demostró ser un profesional todoterreno de la comunicación política: tras haber trabajado para la Alianza fue contratado por Menem para la campaña electoral de 2003 en las que buscó su tercer mandato presidencial. No pudo conseguirlo (terminó renunciando al ballotage y le abrió pasó al triunfo de Néstor Kirchner por el 22% de los votos), pero aún se recuerda el spot en el que sólo se ven imágenes de personas en distintas situaciones que gritan: “¡Vamos, Menem!”.
El batacazo de Agulla en la política volvió a darse cuando asesoró a De Narváez en las elecciones legislativas de 2009, en las que el empresario compitió contra Néstor Kirchner en la Provincia de Buenos Aires. Fue el autor de un polémico spot que mostraba 15 cachetazos y la leyenda “Seguir así va a doler” mientras el candidato se preguntaba: “¿Y si el cambio empieza un día?”. Contra todos los pronósticos, De Narváez le ganó al ex presidente por 34,58% de los votos frente al 32,11%.
La experiencia entre ambos se repitió en las elecciones de 2011, cuando De Narváez, aliado con el radical Ricardo Alfonsín, compitió por la gobernación bonaerense ante Daniel Scioli, pero nada pudieron hacer ante el predominio de Cristina Kirchner y su arrollador 54% de los votos.
En esos mismos comicios, en cambio, Agulla ayudó a que De la Sota se convirtiera nuevamente en gobernador de Córdoba. Había diseñado una efectiva campaña en la que el fallecido líder del PJ provincial, a quien le habían advertido que iba a ser un milagro si ganaba, apareció en los spots con figuras populares de la provincia como el cantante “La Mona” Jiménez o el boxeador La Mole Moli.
También lo asesoró a Sergio Massa en las elecciones de 2015, donde dejó su impronta en un recordado aviso en el cual el candidato del Frente Renovador imitaba la tonada de los habitantes de distintas provincias. Y su último trabajo fue para Omar Perotti en los comicios de 2019, en los que el candidato peronista fue elegido gobernador de Santa Fe con una campaña basada en la seguridad y tras los cuales Agulla hizo una sugestiva publicación en su cuenta de Twitter: “Extrañaba una epopeya”. Ahora, con Manes, el publicista apuesta a lograr otra.
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