Las preocupaciones por los números que arrojan sus encuestas están a la orden del día en el Frente de Todos. Mientras se acercan las elecciones, en el kirchnerismo hay inquietud por la virtual pérdida de adhesiones de los sectores “populares”, y el diagnóstico es similar en el Frente Renovador frente a la clase media. Mientras tanto, en la Casa Rosada registran el desencanto con la figura presidencial y la gestión, a pesar de los avances en el plan de vacunación, al que se suman las críticas internas.
Frente a este panorama, se busca implementar medidas con un marcado eje económico y enfatizar en un discurso que retome las “promesas incumplidas” de la campaña de 2019, para volver a atraer a los votantes que los eligieron y se “desencantaron”, según describió un dirigente del kirchnerismo que apuntó a la gestión de la Casa Rosada, pero también a la pandemia y a la herencia del gobierno de Mauricio Macri. El relato orientado a retomar el rumbo y la inyección de fondos se realizarán sin dejar de apelar a la “unidad” en la diferencia por la que abogan desde los distintos sectores. A pesar de que se discuten posibles cambios en el Gabinete, antes o después de las elecciones, que en la Casa de Gobierno desmienten.
En La Cámpora como el massismo bregan por la centralidad de la economía y elaboran una serie de dispositivos para apuntalarla. Creen que la pata económica debe tener mayor preponderancia frente a la cuestión sanitaria, que se presenta relativamente encaminada por el avance del plan de vacunación. “Nunca los votantes están asegurados. Ya nos castigaron en 2015 por la devaluación de 2014. Y volvieron a hacerlo en 2017. No podemos permitirnos que nos vuelva a ocurrir lo mismo”, dijo una referente de importancia en el espacio que conduce Cristina Kirchner.
Frente a la clase media, el problema por el retroactivo del monotributo -con el que hubo una marcha atrás- cayó como un balde de agua fría en el Frente Renovador, que enfoca sus esfuerzos en políticas como el impuesto a las Ganancias, su principal bandera, el eje en el alivio fiscal y la introducción de medidas tendientes a una “simplificación tributaria” orientada a los “emprendedores jóvenes”.
Mientras tanto, el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires -bastión central en la campaña del Gobierno-, prepara una ofensiva para “volver a enamorar” en el conurbano. Ya dejaron en claro que no es posible ganar las elecciones sin inyectar dinero en los bolsillos y creen que el bienestar por las vacunas está mermando en la opinión pública como motivo de adhesión. “Si no tenés para comer, se impone la realidad socioeconómica de cada uno”, dijo un dirigente bonaerense del kirchnerismo.
En este sentido, una de las propuestas que toma fuerza hace semanas, pero se mantiene por lo bajo, es la implementación de un “ingreso universal” que La Cámpora trabaja sobre la base de “propuestas de las organizaciones sociales”, según reveló una importante dirigente. “Sería una perspectiva de trabajo asegurado, con una pulsión por no entronizar políticas de ingreso universal de corte asistencialista”, resumió.
Es decir, que buscarán vincular el programa a la realización de tareas laborales relacionadas a las “tareas de cuidado” de chicos, ancianos, enfermos. Por ejemplo, la tarea que llevan adelante las organizaciones sociales a través de la asistencia escolar o alimentaria, en comedores. El monto “ideal” sería equivalente a la canasta básica. Pero creen finalmente será un número menor y se habla de un 80 por ciento.
El tema del salario universal se discutió en el Gobierno en la segunda mitad del año pasado, pero quedó frenado por la imposibilidad financiera que presentaba en ese momento. Con el viraje reciente en la perspectiva económica, el ingreso de los Derechos Especiales de Giro, la postergación del acuerdo con el FMI y el Club de París, ahora lo vislumbran como viable. Desde la Casa Rosada siguen manteniendo en reserva la posibilidad de su implementación e insisten con los planes vigentes, con Potenciar Trabajo y la Tarjeta Alimentar en el centro, aunque admiten que está en las conversaciones del oficialismo.
Se trata de un tema espinoso. Todos los sectores vinculados al trabajo, desde los sindicatos a los movimientos sociales, pasando por el empresariado, lo ven como una iniciativa deseable, pero genera rispideces. Entre otros motivos, porque implica reasignaciones de partidas, grandes erogaciones, una mayor intervención del Estado, y una redistribución -o quita- del poder a las organizaciones que manejan los fondos para los planes sociales.
La fecha de puesta en marcha del plan aún está en discusión. Desde el Instituto Patria dijeron que buscan proponerlo “para” las elecciones, pero dependen de la curva de contagios. “No podemos lanzar a trabajar a millones y al mismo tiempo pedirles que se queden en sus casas”, sostuvo un dirigente. Si hay una tercera ola de coronavirus, no descartan iniciar un primer tramo este año, que derive en un avance de mayor importancia en la “pospandema”, cuando el freno a las actividades para evitar los contagios esté descartado.
La propuesta se trabaja en tándem con Juan Grabois, uno de los principales impulsores del “salario universal” y dirigente social con el que tuvieron enfrentamientos hasta hace poco. El más resonante fue en septiembre, durante las tomas de tierras, pero desde entonces la relación mejoró, aseguraron fuentes de ambos espacios. El líder del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE) volvió a traer el tema a colación esta semana en declaraciones públicas. En privado, según pudo saber Infobae, en los últimos días mantuvo reuniones con referentes sindicales, funcionarios nacionales y provinciales y referentes de la oposición para promoverlo.
En su entorno aseguraron que “se están terminando de definir los detalles de los montos” y el financiamiento, que estiman en un punto del PBI. Su intención es que salga por ley, en el mediano plazo, aunque “lo antes posible”. “Tiene que formar parte de la discusión de la campaña, pero no tiene que tomar una forma electoralista”, dijo un referente del espacio.
El Movimiento Evita, una de las organizaciones sociales que tiene funcionarios activos en el Gobierno, no está participando activamente en este proyecto. Fuentes del espacio dijeron ante una consulta que “no lo descartan” como una posibilidad. “Apoyamos cualquier programa ligado a reemplazar plan social por trabajo”, sostuvo un dirigente del espacio que conduce Emilio Pérsico y que integra Fernando “Chino” Navarro. Sí pidieron “no venderlo como algo electoral” porque eso es “subestimar a las personas que lo necesitan”.
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