En el marco de las discusiones sobre las prioridades y el perfil del Mercosur, el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, cruzó al embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli, y lo acusó de negociar una carta de apoyo de los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso y Lula en favor de las posiciones del Gobierno de Alberto Fernández para evitar que el país vecino empuje un cambio en el arancel del bloque regional.
El gobierno brasileño quiere reducir la Tarifa Externa Común (TEC) y flexibilizar las reglas del Mercosur, objetivo en el que tiene un fuerte grado de coincidencia con Uruguay y también con Paraguay. Guedes dijo que el objetivo es que cada país del bloque firme acuerdos comerciales unilaterales con otros países. Pero apuntó al gobierno argentino por “resistirse” a la propuesta. En esa línea, también aseguró que Brasil no permanecerá en un bloque “movido por la ideología” y dijo que habrá “serios problemas” si Argentina no acepta revisar su posición.
Poco después, Scioli respondió con una carta en la que cuestionó la actitud de Guedes: “Me atribuyó erróneamente ayer la redacción de la carta en la que los ex-presidentes Lula y Cardoso defienden la integridad del Mercosur, y manifiestan que no es momento de reducir el arancel externo común de manera unilateral. El Ministro señaló también que Argentina impedía la modernización del bloque. Quiero manifestar que esas declaraciones no se condicen con el espíritu de unidad y compromiso con la integración bilateral que siempre he promovido en todos mis encuentros con gobernadores, empresarios y líderes políticos en favor de la integración de ambos países y la profundización del vínculo entre Argentina y Brasil”.
El embajador subrayó que “la posición argentina sostenida por el presidente Alberto Fernández no es ideológica sino que busca una modernización racional del Mercosur consistente con los tiempos actuales, defendiendo el empleo y desarrollo de las industrias de Argentina y Brasil”.
“Nuestro país ha presentado numerosas propuestas de modernización a Brasil en los últimos meses, que preservan la competitividad de los sectores industriales a la vez que facilitan el acceso a insumos y bienes intermedios en términos competitivos para nuestra industria”, agregó.
El choque de posiciones sobre el Mercosur eclosionó el 26 de marzo pasado, durante una Cumbre virtual de los presidentes para celebrar los 30 años del bloque regional. Era una reunión de tipo festivo, pero de un momento a otro el encuentro se transformó en un tenso debate de ideas y posicionamientos ideológicos sobre los desafíos de la región y la forma de enfrentarlos. El punto de discordia fue, precisamente, la flexibilización del comercio intra y extra regional: Brasil propuso una reducción de aranceles, el uruguayo Luis Lacalle Pou acompañó y el argentino Alberto Fernández contestó visiblemente ofuscado.
“El Mercosur pesa, obviamente que su producción pesa en el concierto internacional, lo que no debe y no puede ser es que sea un lastre. No estamos dispuestos a que sea un corset del que nuestro país no pueda moverse”, sostuvo Lacalle Pou, a lo que el presidente argentino respondió: “Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento. No queríamos ser una carga para nadie. Una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco y lo más fácil es bajarse del barco si la carga pesa mucho”.
Luego, a principios de junio, se conoció una carta conjunta de los expresidentes brasileños, Lula y Cardoso, uno de cuyos pasajes señalaba expresamente “coincidimos con la posición del presidente de la Argentina, Alberto Fernández, de que este no es el momento para reducciones tarifarias unilaterales de parte del Mercosur, sin ningún beneficio para las exportaciones del bloque”. La nota apunta incluso al ministro de de Economía brasileño, Paulo Guedes, por impulsar la reducción de los aranceles del Mercosur, pero -decía el texto- “los argentinos temen por la industria de su país”.
Esa es precisamente la carta conjunta de Lula y Cardoso que ahora Guedes señala como instigada por el embajador Scioli y, por ende, por el Gobierno de Alberto Fernández.
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