El gobierno de Alberto Fernández buscó este martes generar un acercamiento con el campo, con quien mantiene una relación sinuosa que oscila entre la tensión por las medidas de oficiales en el cierre a las exportaciones, y el armisticio cuando ambos sectores se sientan alrededor de la mesa para poder bajar los niveles de confrontación y buscar un acuerdo.
El Presidente presentó ayer al mediodía un nuevo esquema de exportación de carne vacuna a los integrantes de la cadena productiva del sector y a los representantes de la Mesa de Enlace. Allí les planteó levantar la restricción a la exportación en un 50% hasta, según prometió, “estabilizar los precios de la carne en el mercado interno”.
Fernández insistió con la idea de que no está de acuerdo ideológicamente con la medida de cortar la exportación, pero que fue la herramienta que sirvió para ponerle una luz roja al aumento de la carne en el país y reorganizar el mercado interno para discutir los precios en la góndola.
La intención del Gobierno es que los precios actuales de los cortes de carne se sostengan en el tiempo. Es decir, no buscan una baja, sino un congelamiento que permita cierta estabilización. “Entre todos tenemos que tratar de que Argentina tenga precios accesibles en el consumo interno”, les planteó el Jefe de Estado.
Los dirigentes del campo no se quedaron del todo conformes con la medida porque llegaron a la Casa Rosada con la ambición de lograr que el Gobierno levante el 100% del cierre que había aplicado a las exportaciones de carne. Fernández les pidió blanquear hacia afuera un avance en las negociaciones para llegar a ese punto y admitir que habían estado de acuerdo la voluntad oficial de estabilizar los precios.
Durante la reunión el Presidente les dijo que si los precios de los cortes de carne se mantienen en el tiempo, el 50% de la medida que queda por levantar podría concretarse antes del 31 de agosto, fecha en la que vence el cierre a las exportaciones con el que decidieron avanzar desde Balcarce 50.
Para Fernández el precio de la carne, que superó los $600 por kilo en cortes populares como el asado, había tomado un rumbo inexplicable y entendió que tenía que torcer esa dirección con un rudo volantazo en la política económica. El sector agropecuario puso el grito en el cielo y enfocó la discusión hasta lograr que en la Casa Rosada decidan achicar el impacto de la medida.
Según sostienen en el Gobierno, la irrupción de China como principal comprador de los cortes y el desorden de una serie de intermediarios que importan y exportan, generaron un descalabro en los precios.
“Se están vendiendo a China cortes a un precio mayor al real y ese valor repercute hacia adentro. El precio del consumo interno se triplica respecto a la carne que se exporta. La gente termina pagando en las góndola a precio dólar”, indicaron en Balcarce 50 después de la reunión.
Pese al descontento, los representantes del campo coincidieron en que hay que avanzar en la conformación de una mesa de diálogo integrado por el Gobierno y los empresarios del sector para poder ajustar los precios en los principales cortes de carne vacuna, pero también de otras carnes como la de cerdo, ovina o el pollo.
En la reunión no hubo pase de facturas. Ni el Gobierno le cuestionó al campo los paros que realizó para quejarse por el cierre de exportaciones, ni el campo planteó nuevas medidas de fuerza como forma de protesta o amenaza frente a la inconformidad de los anuncios. Hubo una tregua.
En las próximas horas en el Boletín Oficial aparecerá un decreto que determinará quienes pueden exportar y quienes no. Una reglamentación que en el Gobierno asumen que será para imponer las reglas del juego.
El gobierno de Fernández ya cuenta con un pequeño historial de desencuentros con el campo. En febrero de este año el Presidente se comprometió a no aumentar las retenciones a los granos ni intervenir los cupos de exportación mientras no sigan aumentando el precio de los alimentos.
“Las preocupaciones que tiene el Gobierno son las mismas que tenemos nosotros. Quedan conversaciones para corregir las distorsiones que haya en los precios. Le explicamos que el sector productivo tiene un componente mínimo en la participación del precio en la góndola”, señaló el titular Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni, en aquel momento.
El problema con las exportaciones de carne tiene puntos de encuentro con el conflicto de febrero. El Gobierno le pide al sector agropecuario mayores controles en la cadena de producción y exportación para evitar sobreprecios. Sin embargo, lo suele hacer después de tomar las medidas, y no antes, en búsqueda de un acuerdo previo.
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