Mauricio Macri está preocupado. Doblemente preocupado, en realidad. Está convencido de que si el Frente de Todos gana las próximas elecciones se consolidará un camino de riesgos institucionales que acercará a nuestro país a Venezuela y Nicaragua. Y lo inquieta que las tensiones en Juntos por el Cambio por las candidaturas dañen los equilibrios internos y precipiten una derrota en noviembre.
Respecto de su primera preocupación, piensa que el culpable de avanzar con una impronta antirrepublicana es obviamente el Gobierno y que por eso es imperioso impedirlo con votos. De la segunda, cree que si no hay acuerdo opositor en la Ciudad de Buenos Aires y en la Provincia de Buenos Aires, el principal responsable por no haber logrado consensos es Horacio Rodríguez Larreta.
Así lo aseguraron a Infobae allegados al ex presidente que pasan muchas horas diarias con él y que accedieron a contar qué piensa en la intimidad sobre los cortocircuitos en la oposición, su relación con otros referentes de Juntos por el Cambio y lo que se pone en juego en las próximas elecciones.
“Creo que Larreta está muy bien posicionado para presidente en 2023, pero hoy hay que jugar el 2021. Hoy tiene que lograr un consenso para evitar las PASO. Y si no, ayudar a que las PASO sean constructivas. Ese es el camino que tenemos trazarnos”, planteó este martes a Radio Rivadavia.
Pocas horas después de esas declaraciones, en la tranquilidad de sus oficinas de Olivos, rodeado de pocos colaboradores, dicen que Macri profundizó su análisis sobre los desacuerdos electorales del PRO en los principales distritos del país. Allí insistió en que María Eugenia Vidal es la mejor candidata bonaerense que puede ofrecer Juntos por el Cambio y consideró que hay una lógica para que la Provincia tenga su identidad y no ofrezca postulantes surgidos de la Ciudad de Buenos Aires.
El ex presidente sigue sin entender la postura de Vidal, con quien se reunirá personalmente cuando la ex gobernadora termine la cuarentena de una semana que debe cumplir tras su viaje a los Estados Unidos. En sus charlas, mucho más frecuentes de lo que se cree, Rodríguez Larreta le aseguró a Macri a él “no maneja” a Vidal y que “sólo le abrió una puerta” a partir de sus dudas e indefiniciones.
“Vidal hace la diferencia”, les dijo a sus allegados, a quienes les confesó que la ex gobernadora llegó a emocionarlo por la pasión demostrada en la función pública y en la campaña electoral. “Siempre puso su corazón, pero entiendo que hay procesos internos que necesitan una elaboración”, explicó en alusión a la forma en que fue procesando el desgaste de la gestión y la derrota de 2019.
Tampoco considera que Diego Santilli sea un mal candidato para la Provincia (”él y Vidal son mi equipo”, suele destacar), aunque admitió que le había aconsejado al vicejefe de Gobierno porteño que no saltara a la Provincia porque la ex mandataria bonaerense aseguraría mayor cantidad de votos.
Hasta las 17 de este martes, según reconocieron en su entorno, Macri todavía no había hablado con Rodríguez Larreta sobre el sugestivo encuentro de anoche que el alcalde porteño mantuvo en Lanús con varios intendentes bonaerenses del PRO para apuntalar la postulación de Santilli en Provincia.
¿El encuentro fue un desafío al liderazgo de Macri, partidario de la candidatura de Vidal, con la presencia de jefes comunales que hasta ahora estaban alineados con el ex presidente y ahora parecen haber virado hacia la postura de Rodríguez Larreta? En el macrismo rechazaron esta interpretación, nada descabellada, pero que denotaría la pérdida de influencia del fundador del PRO.
Allegados al ex jefe del Estado revelaron que éste les advirtió a los intendentes del Grupo Dorrego (como Néstor Grindetti, de Lanús; Julio Garro, de La Plata, y Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, entre otros) que debían sostener su respaldo a la candidatura de Vidal e incluso les dijo que si cambiaban de postura “sería un papelón”. Les habría llegado a advertir incluso que él no se haría cargo de que sus decisiones derivaran en una victoria oficialista en Provincia. El único que parece mantenerse firme es Jorge Macri, primo del ex presidente e intendente de Vicente López.
Sobre la irrupción de Facundo Manes en la oferta electoral, Macri suele contar que se reunió con el neurocientífico en su oficina y que le dio consejos. Le planteó que si mantenía un proyecto presidencial debía estar dispuesto a “embarrarse” y que si le ganaba las PASO a los candidatos del PRO automáticamente se iba a convertir en candidato para 2023. Por eso el ex presidente, según sus allegados, cree que esa postulación de la UCR complica a su partido, pero que es parte de las reglas del juego la competencia en las primarias. Y que en este caso también le corresponde a Rodríguez Larreta explorar un acuerdo electoral en Provincia: “Tiene que hacerse cargo”, habría dicho.
Macri habló en las últimas horas con Elisa Carrió, con quien compartió la preocupación por la dinámica virulenta que adquirió la definición de las candidaturas. El ex mandatario, en la intimidad, sostiene que ambos son “corresponsables de mantener la unidad de Juntos por el Cambio”. Luego de la charla le quedó en claro que la fundadora de la Coalición Cívica se está ocupando del tema: por algo desde hace meses mantiene una mejor sintonía con Rodríguez Larreta y Vidal, del ala moderada.
Si no hay acuerdo para consensuar listas, razona Macri en privado, lo mejor es dirimir las postulaciones en unas PASO “respetuosas, donde se vean los matices y que al día siguiente permita estar juntos para pelear contra el Gobierno”. Pero, de todas formas, cree que las internas son lógicas si el PRO compitiera con sus “primos” (por la UCR y la Coalición Cívica) y no “entre hermanos” (por su propio partido).
Entre las paredes de su espaciosa oficina hay quien lo escuchó sostener que “si en los comicios de 2023 hay varios candidatos del PRO está bárbaro, pero en 2021 hay que sacar a la cancha a los mejores postulantes de JxC: ganar ahora es achicar las diferencias que hubo en las elecciones de 2019, incluso empatar, y que el kirchnerismo no pueda sumar más diputados”.
Para el ex presidente, las próximas elecciones son tan decisivas que las califica como “una bisagra en la historia argentina” y por eso es partidario de una oposición que esté “unida y compacta”.
Muchos aseguran que a Macri se le frunce el ceño cuando le mencionan la pelea del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. En la intimidad negó que Patricia Bullrich haga lo que él quiere: “No la manejo. Lo único que le pedí es que haga lo que cree que tiene que hacer”, confesó a sus colaboradores.
“El jefe de Gobierno debe consensuar las listas”, habría dicho el ex presidente, que fue insistente en resaltar que la relación entre ambos es buena, que se comunican todas las semanas por celular y por WhatsApp y que nadie como él ha dado muestras de apoyar su proyecto presidencial para 2023.
En su entorno tienen en claro que Macri no se postulará en las próximas elecciones (“aunque podría apoyarme en el 41% de los votos de 2019 y decir que quiero ser candidato) y afirmó que sólo ayudará a que triunfen los candidatos de la coalición opositora, pero es muy insistente en que tampoco tiene ganas de postularse para un nuevo turno presidencial en 2023.
Hoy, aseguran, se siente cómodo en su papel de “observar, pensar y dar una opinión” a los dirigentes de Juntos por el Cambio. “No pensar en 2023 es estar en mi eje. Estoy muy psicoanalizado. Recuperé la libertad, voy la panadería a comprar facturas, llevo a mi hija al colegio. Quiero dedicarme a defender un espacio político que tenga vocación de poder para impedir que seamos Venezuela”, es la frase escuchada en las últimas horas en las oficinas de Macri, apenas a una semana de que viaje a Madrid, España, para presentar su libro, “Primer tiempo”.
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