9.35 AM del jueves 18 de marzo. La planilla de control de ingresos a la Quinta de Olivos marca la entrada de tres personas al mismo tiempo: la ministra de Salud Carla Vizzotti, el cineasta Fernando Sulichin, agendado como “productor”, y Maximiliano Sánchez (en realidad se trata de Maximilien Sánchez Arveláiz, un ex funcionario de Hugo Chávez y Nicolás Maduro). La ministra y sus dos acompañantes no fueron solos. Quince minutos antes ya había ingresado la asesora presidencial Cecilia Nicolini.
La reunión, hasta ahora desconocida, confirma el rol clave del cineasta argentino para comprar la vacuna Sputnik V. “Sulichin y su amigo Max son los principales intermediarios con el presidente (Vladimir) Putin”, aseguran fuentes diplomáticas que conocen la génesis de esa negociación. En todos estos meses, el cineasta se mantuvo en las sombras. Cada vez que se lo menciona, dispara mensajes para sus contactos locales. “Nunca cobró del Estado argentino”, aseguran cerca del Presidente cada vez que reaparece su nombre.
Fernando Sulichin es porteño, pero apenas se recibió de arquitecto en la UBA se fue a vivir a Estados Unidos, donde estudió cine. Hace varios años triunfa como productor en Hollywood, de la mano de directores como Oliver Stone, Martin Scorsese o Spike Lee. El cine le abrió las puertas de casi todos los líderes de la izquierda latinoamericana: la lista incluye a Rafael Correa, Evo Morales, Hugo Chávez, y Cristina Kirchner, con quien ahora tiene trato directo.
Su agenda de contactos es inagotable. Aunque en la Argentina está ligado al kirchnerismo, fue uno de los productores asociados del film “Soledad”, dirigido por Agustina Macri, la hija del ex presidente.
En México, Sulichin es conocido por su activa participación en las gestiones previas a la recordada entrevista que le hizo el actor Sean Penn al narco Joaquín “El Chapo” Guzmán. El encuentro se registró en octubre de 2015, pero la entrevista salió publicada en la revista Rolling Stone recién en enero de 2016. Los servicios de inteligencia lograron interceptar los mensajes entre los abogados del líder de Sinaloa y la actriz Kate del Castillo, otra de las mediadoras. En esos mensajes había referencias a los “mechudos” (melenudos), en referencia a Sulichin y a otro productor argentino.
Su rol de lobbista sofisticado lo transformó en el intermediario clave para la compra de la vacuna Sputnik V. Sulichin fue el organizador del primer viaje a Moscú, a fines de octubre, tal como reveló Infobae. “Nos recibió en el aeropuerto y organizaba toda la agenda, él monopolizaba la relación y las reuniones con la gente del Fondo Ruso de Inversión Directa”, contó uno de los participantes de aquel viaje. Allí conoció a Nicolini, que ya comenzaba a escalar en la consideración del Presidente, y a la propia Vizzotti.
La comitiva argentina también estaba integrada por tres representantes del laboratorio argentino HLB Pharma -que había iniciado los trámites de registración ante el ANMAT y luego fue apartado de las negociaciones-, la mujer del ministro de Salud bonaerense Daniel Gollan, y Mariana de Dios, una joven empresaria santacruceña muy cercana a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Pese a la tensión y la desconfianza entre los integrantes de la comitiva, Sulichin logró avanzar con las negociaciones. En alguna de esas conversaciones informales, mencionó a su hermano, Miguel Sulichin, un financista radicado en Uruguay. La mención descolocó a sus interlocutores.
Durante aquella semana en Moscú, la comitiva argentina también interactuó con “Max” Arveláiz, un personaje oscuro que nació en Francia y encontró su lugar en la diplomacia venezolana durante la presidencia de Hugo Chávez, que lo terminó ubicando en la embajada de Brasil. Desde allí frecuentó y organizó encuentros entre el propio Chávez, Correa, Lula, Fernando Lugo, Néstor y Cristina Kirchner. Tras la muerte de Chávez, Maduro lo envió como encargado de negocios a Washington, pero nunca pudo asumir.
Según reveló el periodista Hugo Alconada Mon, “Max” aparece mencionado como valijero en las investigaciones del Lava Jato.
“Max” y Sulichin compartieron algunos trabajos como la producción de la película sobre la vida de Edward Snowden, el ex consultor de la CIA que filtró documentos clasificados.
La planilla de ingresos a la quinta de Olivos de 2021, revelada hace diez días por Poder Ciudadano, terminó de confirmar la centralidad de Sulichin en el proceso de la Sputnik V. El 18 de marzo, el mismo día que se cumplía un año de la cuarentena, el cineasta estuvo junto a su amigo “Max” en el despacho del Presidente. El dato relevante es que ingresó de la mano de la ministra de Salud y de Nicolini, la persona que más conoce de las negociaciones por las vacunas.
Según consta en los registros oficiales, el cineasta ingresó a Olivos a las 9:35 AM y estuvo hasta las 5 de la tarde. A la misma hora se retiraron su amigo “Max” y la ministra Vizzotti. ¿Por qué se demoró tanto su estadía en la quinta presidencial? La explicación aparece en la misma planilla: Alberto Fernández estuvo reunido hasta el mediodía con varios intendentes peronistas, Máximo Kirchner, y el ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro. Ese grupo aparece en un listado aparte como “evento quincho”. Se retiraron de Olivos entre las 12:45 y las 12:50.
Aquel 18 de marzo fue una jornada extensa para el Presidente. A la noche habló por cadena nacional, a un año del anuncio del comienzo de la cuarentena. En ese mensaje, destacó la “escasez global de vacunas”. “Sólo 18 países han recibido el 88% de las vacunas que se han distribuido hasta ahora. La gran mayoría de los países está en un gran desierto, con pocas vacunas o sin ningún acceso a ellas”, dijo.
El encuentro entre Sulichin y el presidente Alberto Fernández en la Quinta de Olivos no fue el único desde que comenzaron las negociaciones por las vacunas. En noviembre del año pasado, el cineasta estuvo en la Casa Rosada. Eran días convulsionados en el país por la muerte de Diego Maradona y el dato pasó desapercibido.
Esa visita del productor argentino, junto a su amigo franco-venezolano “Max”, coincidió con el paso fugaz de una comitiva rusa: dos importantes directivos del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF es su sigla en inglés) llegaron a Buenos Aires para analizar los detalles del acuerdo que todavía no se había firmado.
Sulichin y Alberto Fernández son viejos conocidos. La relación entre ambos se remonta a 2005, durante una visita del entonces presidente Néstor Kirchner a París. La comitiva argentina estaba alojada en el hotel Maurice. El cineasta se acercó hasta el lobby y logró tener un primer contacto con el entonces jefe de Gabinete.
Con el presidente ruso, la relación arrancó en 2015, durante la grabación de “The Putin Interviews”, una serie de cuatro episodios dirigida por Oliver Stone, a partir de varias entrevistas con el mandatario.
Su vínculo con el Presidente y su llegada al Kremlin lo transformaron en un intermediario clave para la compra de la vacuna Sputnik V. ¿A cambio de qué? En el Gobierno aseguran que nunca cobró por esa intermediación, al menos del Estado argentino. Otras fuentes aseguran que llegó a pedir desde créditos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), un organismo siempre sospechado por sus manejos discrecionales, hasta una “embajada” en un país europeo.
Sulichin nunca hizo una película en la Argentina. En 2019, durante una entrevista con el diario Clarín, el productor reveló que tenía ese objetivo a largo plazo. “Nunca dirigí una película, pero me gustaría debutar como director haciendo una película a lo Scorsese sobre Isabel Perón: cómo fue todo su derrotero hasta llegar a ser la primera presidenta del mundo. Es una historia increíble”, dijo.
Los requerimientos de Sulichin nunca habrían llegado a oídos del Presidente. Antes o después de su paso por la quinta de Olivos, el productor pasó por la casa del diputado Eduardo Valdés, un amigo de Alberto Fernández que por entonces no podía pisar la quinta de Olivos por el escándalo de la vacunación vip. En la charla a solas, según pudo saber Infobae, el cineasta argentino alardeó de sus contactos internacionales y contó que había conseguido vacunas para el gobierno de Bolivia.
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