En temporada de rosca preelectoral Juntos por el Cambio discute, a veces puertas adentro y en algunas oportunidades en la escena pública, como se reorganiza para competir en las elecciones legislativas de este año. Las cuatro vertientes internas más significativas discuten estrategias electorales, poder, lugares y proyecciones políticas.
Es el tercer proceso de acomodamiento que la coalición afronta desde su fundación. El primero fue durante la etapa en la que gobernó; el segundo cuando fueron expulsados del poder, se convirtieron en oposición y debieron contenerse entre sí; y el tercero se está desarrollando en la previa de las elecciones, donde el objetivo común es fortalecer la estructura opositora, redefinir la identidad partidaria y lograr un triunfo que allane el camino hacia el 2023.
En toda esa discusión, la denominada “pata peronista” discute su propia consolidación interna. El PRO, la Coalición Cívica y la UCR ya encontraron su lugar en Juntos por el Cambio. La columna peronista aún no puede solidificarse y ganar volumen interno para tener más fuerza en la mesa de decisiones del principal espacio opositor que tiene la Argentina.
Desde que se fundó Cambiemos, el sector peronista de la coalición estuvo representado por ex presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó y el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Dos dirigentes que le plantearon al entonces presidente Mauricio Macri la necesidad de abrir la estructura partidaria y sumar aliados por derecha y por izquierda para fortalecerse. El ex mandatario se negó. Ese proceso es el que hoy lleva adelante Juntos por el Cambio.
La representación del peronismo en el interior de la coalición cambió con la llegada al espacio del ex senador nacional Miguel Pichetto. El salto del peronismo a Cambiemos para ser candidato a vicepresidente fue la puerta de entrada para que el rionegrino pueda abrir su propio camino, una vez pasada la elección, y tratar de llenar los casilleros vacíos con peronistas de su paladar.
En la actualidad Monzó y Frigerio caminan por una vereda y Pichetto por otra. El ex ministro del Interior está completamente abocado a la construcción de su candidatura como diputado nacional por Entre Ríos. Su foco es el armado de listas, el cierre de alianzas en la provincia y la edificación de una plataforma política que pretende utilizar para trabajar su candidatura a gobernador en el 2023.
Frigerio mantiene activo el diálogo con los principales referentes de Juntos por el Cambio pero no está metido de lleno en la interna que se discute en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires, donde se librará la batalla electoral más importante. Sobre ese pantanoso terreno está caminando su socio Emilio Monzó, decidido a ser candidato a diputado nacional y, en el camino hacia el 2023, diseñar su candidatura a gobernador.
Monzó pretende encabezar una lista del peronismo en las PASO de Juntos por el Cambio en Buenos Aires. Es de los que cree que la discusión interna en las elecciones primarias sirve para ordenar y potenciar el espacio. Mientras más fuertes estén todos los sectores que conviven en Juntos por el Cambio, la oposición tendrá más volumen político y más capacidad de captar votos en los márgenes de la polarización. Remarca, permanentemente, el concepto de amplitud.
El ex presidente de la Cámara baja se está haciendo un lugar en la interna a fuerza de apariciones públicas y una campaña de comunicación en las redes sociales y la vía pública. En este sendero preelectoral levanta la bandera de los desencantados con la decisión de Rodríguez Larreta de apoyar la candidatura de Diego Santilli al otro lado de la Avenida General Paz.
Entiende, al igual que su enemigo político Jorge Macri, que las candidaturas en la provincia de Buenos Aires tienen que quedar en manos de bonaerenses, no de porteños.
Monzó aspira a competir en unas PASO donde, hasta el momento aparecen, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió; el neurólogo Facundo Manes como el candidato de la UCR; Jorge Macri y Diego Santilli impulsados desde los diferentes sectores del PRO y, potencialmente, José Luis Espert, como el aliado de la centro derecha.
De lo que está convencido el ex legislador es que jugará dentro de la coalición. No hay alianza posible con Florencio Randazzo y la tercera vía. Su futuro está atado al lugar que pueda ocupar en la competencia. El ex intendente de Carlos Tejedor no está obsesionado con quedarse con el primer lugar de una lista. Bien podría negociar otro escalón de listado en un acuerdo más amplio con algunos de los dirigentes que aparecen como potenciales candidatos.
Por la otra vereda peronista de Juntos por el Cambio camina Miguel Pichetto y el Peronismo Republicano que fundó. Allí lo acompañan dirigentes como el ex gobernador misionero Ramón Puerta; el titular de los gastronómicos porteños Dante Camaño; el ex secretario de Inteligencia Miguel Ángel Toma; Alberto Assef; Susana Decibe, Adrián Menem, Eduardo Mondino, Marcelo Peretta y Andrés Cisneros.
Ese espacio hoy pelea por consolidarse por ser el cuarto elemento de Juntos por el Cambio. No creen que Monzó, Frigerio, Nicolás Massot y los diputados que hoy forman parte de la coalición representen esa cuarta pata peronista. Son todos peronistas pero están divididos.
En el Peronismo Republicano están en contra de las PASO en las elecciones legislativas. Consideran que lo único que generarán es más desorden interno, cuando en realidad, asumen, “la sociedad está buscando la imagen de una oposición unificada y compacta para enfrentar al kirchnerismo”.
“Tenemos que apelar a tener un discurso sólido y menos internas, que lo único que hacen es desgastarnos. Estas guerras internas que tienen anticipan la lucha por el poder en la antesala del 2023″, sostuvo un dirigente de extrema confianza de Pichetto. La definición es en referencia a la disputa entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, y María Eugenia Vidal y Patricia Bullirich.
En el Peronismo Republicano no creen que el pedido de Pichetto para que Mauricio Macri sea el primer candidato a diputado en la Ciudad de Buenos Aires dañe el perfil peronista del espacio interno. Le atribuyen al ex senador por Río Negro la intención de señalar con esa propuesta que no es momento de iniciar una guerra por los primeros puestos de las listas, sino de cerrar filas entre los propios.
Cerca de Pichetto resaltan el resultado electoral de Juntos por el Cambio en las últimas elecciones que se disputaron en Misiones porque el espacio mejoró su performance electoral respecto a los últimos comicios. Al mismo tiempo, sostiene que la mejora en el resultado que tuvo Macri entre las PASO y las generales del 2019, en gran medida, se explica por la apertura al peronismo. Análisis subjetivos en el medio de la reorganización partidaria.
El ex legislador afirma que es necesario salir a dar batalla al kirchnerismo en los medios de comunicación con un discurso bien ideologizado, duro y combativo. Similar a lo que hizo durante la última campaña electoral. Es la única forma de contrarrestar la potencia del discurso K que entonan Cristina y Máximo Kirchner y que él bien conoce debido a sus largos años defendiendo los gobiernos kirchneristas.
Durante la presentación de la Mesa Política del Peronismo Republicano, Pichetto dejó entrever que sería candidato en territorio bonaerense. “Tengo domicilio legal en la provincia de Buenos Aires, ya no estoy en Río Negro. Estoy recorriendo el conurbano y participando de actividades a las que me invitan. Soy de los que creen que si no hay una propuesta fuerte en la provincia no hay chance en lo nacional”, dijo. Su candidatura tendría que ser el resultado de una negociación, no de las PASO.
Detrás de esa discusión que tiene a Monzó y Pichetto peleando por la representación del peronismo dentro de Juntos por el Cambio, aparece el ex ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Joaquín De la Torre. El dirigente de San Miguel es uno de los principales armadores en el territorio y durante los últimos dos años se fue desencantando de la conducción del PRO.
En los últimos días dio señales de un acercamiento a Florencio Randazzo, que, al igual que en el 2017, volverá a competir por la tercera vía. De la Torre espera tener una conversación en confianza con María Eugenia Vidal para conocer, de boca de ella, si su objetivo inmediato es competir en la Ciudad de Buenos Aires como primer candidata a diputada.
La expedición Randazzo es mirada de cerca por Juntos por el Cambio, donde ya lo intentaron convencer para que se sume. Sin embargo, el ex ministro de Transporte no aceptaría nunca compartir un espacio político con Mauricio Macri, más allá de la amplitud que pueda tener ese esquema.
En el entorno de Pichetto consideran que el ex ministro de Transporte puede quedarse entre un 5% y un 8 % del electorado y que su jugada política terminará siendo funcional al Gobierno porque le impedirá a Juntos por el Cambio capturar el voto peronista desencantado.
El peronismo que vive bajo el techo de la coalición aún discute su rol, su identidad, su conformación y su lugar dentro de la estructura opositora. Las distintas vertientes peronistas tienen en claro que para poner ser competitivos deben jugar adentro de Juntos por el Cambio. Sino no hay futuro. Solo serán una representación minoritaria absorbida por la polarización.
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