“La campaña se va a hacer con las primeras líneas del Gobierno en el frente. Un acto de Cristina en el conurbano, Alberto recibiendo vacunas, Santiago con los intendentes, Axel en algún lugar de la provincia”. Con ese puñado de palabras un funcionario que camina todos los días los pasillos de la Casa Rosada describió cómo piensan por estos días la estrategia de campaña del Frente de Todos.
Los apellidos con más peso de la coalición se van a poner al hombro la campaña en la provincia de Buenos Aires para contrarrestar la falta de un nombre propio con un amplio volumen político y conocimiento pleno en la sociedad. La campaña de las vacunas y la recuperación económica saldrá de la boca de los pesos pesados.
En paralelo, según las encuestas que manejan en el gobierno nacional, el sello “Frente de Todos” logró instalarse en la sociedad -sobre todo la bonaerense, donde se discute la elección clave- después de los últimos comicios y el oficialismo, según esas proyecciones, podrá quedarse con la mayoría de los votos más allá de quién encabece la lista.
Se trata de una estrategia en donde el sello partidario está por encima de los nombres propios que integrarán la lista y que será potenciado por los socios con más acciones de esa coalición, incluido el presidente Alberto Fernández que, más allá de algunos furcios que tuvo en sus últimas apariciones públicas, tendrá un rol predominante.
“Sigue rindiendo la familia ensamblada. Hay que poner énfasis en que la coalición que llegó para sacar a Macri del poder, aún con los chispazos internos, no se rompió”, reflexionó un ministro del Gabinete durante la última semana.
Entre los intendentes del conurbano gira una encuesta de Proyección Consultores en la que Frente de Todos, como coalición política, supera por 12 puntos a Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires. 38 a 26%. Ese mismo estudio muestra que es muy pareja la percepción positiva y negativa sobre las gestión nacional y bonaerense del peronismo. La mitad cree que es mala y la otra mitad la aprueba.
El sello del frente político esconde las falencias de la gestión que pueden estar neutralizadas en los nombres que lideran la gestión, como Alberto Fernández o Axel Kicillof. El Frente de Todos está fuerte como marca política, más allá de sus nombres. Lo que importa, asumen en el Gobierno, es que la gente agarre la boleta azul o celeste, los colores que representan al peronismo en el cuarto oscuro.
En el oficialismo sienten que la mayoría de los nombres fuertes jugaron su ficha en los comicios presidenciales del 2019 y que en esta oportunidad hay que apostar a un mix entre renovación y viejos - y no tan viejos - conocidos. Las listas se cierran el 24 de julio y la temporada de rosca ya se inició aunque, según dicen en el corazón del Gobierno, los días agitados vendrán en la semana previa al cierre.
En la danza de nombres que ya comenzó la que aparece como la candidata con más consenso hasta el momento es Victoria Tolosa Paz. La Presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales es apuntada como la dirigente que podría encabezar la lista del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires.
En el peronismo moderno se trata de dejar su lado su vinculo de pareja con José “Pepe” Albistur, ex secretario de Medios del kirchnerismo e íntimo amigo de Alberto Fernández, y se pone en foco su llegada directa al Presidente y la vicepresidenta Cristina Kirchner; su capacidad para crecer en las encuestas como una figura que no está dañada por el barro de la política y la síntesis de la coalición que podría exponer con su perfil mediático.
En las mesas políticas donde se define el camino del oficialismo entienden que en el primer puesto de la lista tiene que ir una mujer, para resaltar el rol femenino en la política en tiempos donde las mujeres han ganado derechos, libertades y protagonismo, y que el nombre debería representar el mosaico ideológico que es el Frente de Todos. Aún está en debate. Es la voluntad, no una definición.
Ni un albertista de la primera hora, ni un kirchnerista duro. Apostarían a una dirigente que pueda representar el sello partidario sin extremos. Un camino del medio propio dentro de la coalición. Afuera, en la escena política nacional, ese recorrido lo desandará el ex ministro de Transporte Florencio Randazzo. El medio, el equilibrio y el alejamiento de los polos.
En los últimos días Tolosa Paz se mostró activa en las redes sociales publicando actividades en Cañuelas, Florencio Varela y Moreno. Todos municipios bonaerenses. ¿Una señal? Quizás. Cada foto es un símbolo en el tiempo donde la gestión está atravesada por las elecciones.
La discusión por los nombres de la lista aglutina a muchos otros dirigentes conocidos. Algunos de ellos son el de la directora del PAMI, Luana Volnovich; la titular de Aysa, Malena Galmarini; la directora de ANSES, Fernanda Raverta; el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli; el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero o el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.
La mayoría de esos nombres no tienen voluntad de abandonar sus cargos y, en algunos casos puntuales como el de Volnovich y Raverta, La Cámpora, agrupación a la que pertenecen, preferiría que sigan en los roles que tienen hasta el día de hoy. Son piezas importantes en la construcción de poder que el espacio liderado por Máximo Kirchner está realizando con la mira puesta en los próximos años.
En la Casa Rosada están convencidos que en la elección de medio término se va a plebiscitar la gestión de la pandemia que hizo Alberto Fernández. Por eso será importante resaltar el valor de la vida. Las que pudo salvar el Gobierno con las medidas restrictivas que aplicó y con las vacunas que logró traer al país desde el comienzo del operativo de vacunación en la última semana de diciembre del 2020.
Para septiembre el gobierno de Fernández cree que la vida de los argentinos sufrirá un cambio importante respecto a la cantidad de protocolos con los que se viven. Para ese entonces podría estar vacunada, con una sola dosis, toda la población mayor de 18 años, lo que debería reflejar una caída en la curva de contagios y, en consecuencia, una disminución de internaciones y fallecimientos.
La vacuna es la única salvación. Así lo ha descripto infinidad de veces el Presidente. Y ese conducto hacia una nueva vida está en manos de la gestión del gobierno nacional. Por eso la política sanitaria del Frente de Todos será uno de los ejes en el debate público preelectoral que se avecina.
Sin embargo, la llegada de vacunas a gran escala es una noticia del presente. Lo que quiere decir que en el futuro, específicamente entre los meses de septiembre y noviembre, donde se realizarán las PASO y las elecciones generales, ya no tendrá el impacto que tiene en la actualidad. Para ese entonces el arribo de dosis se habrá naturalizado y el factor sorpresa, siempre positivo, habrá quedado desintegrado en el tiempo.
En ese contexto el principal eje de la campaña estará puesto en la recuperación económica que el Gobierno piensa que podrá mostrar de aquí en adelante. Durante los días que vienen harán hincapié en la importancia que tendrá en el bolsillo de muchos argentinos el proyecto que permitirá que los trabajadores que cobren hasta $150.000 bruto no sean alcanzadas el impuesto a las ganancias.
Según estima el Gobierno, la ley que se aprobó en abril pasado y que fue reglamentada hace 5 días, beneficiará a 1.200.000 trabajadores. Además, se efectuará la devolución de las retenciones que se hicieron en lo que va del año, correspondientes a los salarios de los primeros cinco meses del 2021. Será en cinco cuotas mensuales.
Otro de los temas que se buscará resaltar son las mejoras salariales que se cerraron en la mayoría de las paritarias, donde se respetó el piso del 29% de aumento que había proyectado el Gobierno. El problema central sigue siendo la inflación, que si bien se desaceleró en mayo con un 3,3%, respecto al 4,1% de abril, aún sigue siendo muy alta.
En los últimos doce meses en Argentina hubo un 48,8% de inflación. En lo que va del año ya alcanzó el 21,5%. El aumento de precios permanente desgasta la gestión económica del Gobierno y, sobre todo, impone una percepción negativa en la sociedad respeto a su futuro económico.
En la misma encuesta que tienen los intendentes bonaerenses figura que el 58% de los consultados cree que la economía se está dirigiendo en una dirección equivocada, mientras que el 25% considera que su situación va a empeorar en lo que resta del año. El 40% contestó que su nivel de vida está peor que hace un año. Señales que están en la mesa de campaña que formó el oficialismo.
Una de las últimas declaraciones públicas que hizo el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, dejan a la luz el camino discursivo que busca seguir el Gobierno de cara a las próximas elecciones. “No hay posibilidad de recuperación sin consumo, sin herramientas de política pública y sin paritarias por encima de la inflación. Lo que buscamos es una recuperación real”, aseguró.
Además, dijo que “el peronismo siempre estuvo en las adversidades y las logró superar” y que “en momentos trágicos de nuestro país, el peronismo logró construir puentes para superarlos”. Lo que importa no es el nombre o los nombres, sino que el peronismo es capaz de resolver los problemas de la Argentina. O, al menos, los que se acumularon en los últimos años de macrismo y se profundizaron por el golpe de la pandemia.
Otro de los ejes importantes va a ser la obra pública. “Si hay obras, hay expectativa. Es una plataforma para empezar a transitar el día después de la pandemia”, sostuvo ante Infobae un importante funcionario del oficialismo. En el Gobierno empiezan a proyectar cómo será el plan para dejar atrás el coronavirus y enfocarse en la Argentina de la post-pandemia.
En un paper que gira por las oficinas de Balcarce 50 figura que empezó a verse un repunte en la construcción, en especial en la creación de empleo formal, pero que todavía no se puede medir el impacto que generó la segunda ola. También aparece que el primer cuatrimestre de 2021 fue uno de los mejores de los últimos años, junto con el primero del 2018.
En ese mismo documento hay una reseña sobre la recuperación del empleo que marca una caída muy fuerte en el segundo trimestre del año pasado, sobre todo en el informal y cuentapropista. En el cuarto trimestre, sostiene, “la baja había pasado a ser de 1,1 millones respecto a la prepandemia, lo que indica una recuperación de más de 2 millones de puestos de trabajo”. A esa mirada positiva también le falta el efecto de la segunda ola de coronavirus.
En el oficialismo tienen en claro que la economía será el tema más significativo de la campaña. Por eso deben estudiar bien los nombres que saldrán a dar la discusión pública. Hablar de vacunación no es lo mismo que analizar las variables de la economía y defenderlas en los medios de comunicación.
Si bien, hasta el momento, el Gobierno no tiene demasiados datos duros alentadores para mostrar, saben que la competencia no los puede atacar con esa misma arma. “¿Juntos por el Cambio nos va a cuestionar la economía a nosotros después del desastre que dejaron en el país y la deuda enorme que tomaron? No nos pueden atacar por ese lado”, advirtió un dirigente del peronismo clásico que está encima de las negociaciones preelectorales.
Las elecciones se empezaron a desarrollar en pleno invierno. En los comicios que se aproximan el Frente de Todos también se juega la consolidación como coalición de gobierno. El rompecabezas que diseñó Cristina Kirchner se mantiene pegado pese al fuego amigo en el que caen sus participantes, al menos, una vez al mes. De la unidad de ese bloque depende, en gran medida, que el peronismo siga en el poder.
SEGUIR LEYENDO: