Washington DC - Si en abril Buenos Aires la recepción fue con asado, en la noche de este domingo en Washington DC la devolución bien podría llegar en forma de arepas. La cena de Sergio Massa en la casa de Juan Sebastián González, el colombiano-estadounidense que susurra los secretos de América Latina en los oídos de Joe Biden, marca el inicio de una intensa gira del presidente de la Cámara de Diputados en la que Estados Unidos querrá averiguar, una vez más, qué es la Casa Rosada: ¿socio confiable o dudoso?
“Massa es la figura más importante del gobierno argentino en visitar Estados Unidos desde que el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca”, destacó a dijo a Infobae Michael Shifter, presidente del influyente y progresista think tank local Inter American Dialogue, ante el que Massa expondrá el miércoles.
Profesor de Estudios Latinoamericanos en la Escuela del Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, Shifter se refirió también a una ambigüedad que espera que Massa despeje: “Es una visita de importancia, sin dudas, pero no estoy seguro de si representa la línea más moderada o la más dura, no está tan claro esto. Va a quedar más claro para los estadounidenses cuando Massa comience a hablar en Washington”.
Massa, que históricamente ha cuidado su relación con los diferentes gobiernos de Estados Unidos. Fue, por ejemplo, el político argentino más representativo el 20 de enero de 2017, el día que asumió Donald Trump. Juan Cruz, que durante parte de aquel gobierno fue el principal asesor para América Latina del presidente republicano, fue más entusiasta que Shifter cuando Infobae le preguntó por la visita de Massa.
“Un gran aplauso a eso. Massa es mucho más que el presidente de la Cámara de Diputados argentina. Es un líder político, de partido. Cuando uno se pregunta qué piensa Argentina tiene que pensar enseguida en qué piensa Sergio Massa”, dijo Cruz, que está hoy al frente del Foro Argentina-Estados Unidos en el Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS), un reconocido think tank de centroderecha.
“Estados Unidos quiere tener buenas relaciones con Argentina. Pasó de un clima de desinterés a uno de interés marcado. El apoyo continuo de Estados Unidos en el tema de la deuda y en el FMI continúa, pero ya no es el único tema que los une”, añadió Cruz.
La agenda de Massa en Estados Unidos será muy intensa. Se verá, entre otros altos responsables de la política estadounidense, con el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, Gregory Meeks, y con Julie Chang, secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental, en una reunión conjunta con González, responsable de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en el propio edificio del Departamento de Estado.
Un almuerzo de trabajo en el Capitolio, una reunión con la directora del Instituto de Asuntos Latinos, Dina Siegel Vann, y el Jefe de Asuntos Políticos, Jasón Isaacson, del Comité Judío de los Estados Unidos (AJC) y encuentros con congresistas de origen latino como Bob Menéndez, Mario Diaz-Balart, Adriano Espaillat, Jaime Herrera Beutler y Debbie Wasserman Schulz se sumarán a recepciones en la embajada de Argentina, comandada por Jorge Argüello, durante sus tres intensos días en la capital estadounidense.
Ya el jueves, en Nueva York, Massa se verá con Jack Rosen, presidente del AJC, almorzará con Susan Segal, presidenta del Council of Americas (COA) y disertará allí sobre “Los desafíos económicos y políticos de la Argentina”. En el final del día se reunirá con el ex presidente Clinton. Las dos reuniones con integrantes del AJC están muy relacionadas con el reciente voto de la Argentina en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a favor de una investigación sobre posibles abusos de los derechos humanos en Israel y los territorios palestinos. Es un tema sensible y a Massa se le harán preguntas muy precisas.
Otra pregunta, muy importante, es qué nivel de impacto puede tener la visita de Massa en una relación, la de Argentina y Estados Unidos, históricamente oscilante.
“(Hay) algo importante: la protección y la promoción de los derechos humanos en las Américas, eso es lo que sigue guiando nuestra política hacia Argentina y nuestra relación con Argentina”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, este jueves a Infobae durante un encuentro con un grupo reducido de medios en el Departamento de Estado.
Cuando Estados Unidos dice “en las Américas” quiere decir “sin excepciones”. Las idas y vueltas de Alberto Fernández en lo que se refiere al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela siguen siendo una gran piedra en el zapato de la relación bilateral, y Massa lo comprobará en sus reuniones.
Cruz recordó a Infobae “los ocho años de frustración” de Barack Obama en su intento de enhebrar una relacion de mutua conveniencia con Cristina Kirchner. El incidente del alicate en el aeropuerto de Ezeiza en 2011, cuando el entonces canciller Héctor Timerman confiscó y abrió equipos militares estadounidenses, clausuró esos intentos.
Runde tiene bien presente aquello, pero menciona un asunto mucho más reciente: “Fue un gol en contra del gobierno argentino no recibir el barco de la guardia costera estadounidense, fue visto como un desplante muy grave aquí, un tema muy sorprendente en un asunto en el que no debería haber problemas y deberíamos trabajar juntos. Una provocación innecesaria que impacta de una manera difícil de medir. Pero también es cierto que nosotros debemos mandar señales constructivas al gobierno de Fernández, tenemos varios intereses compartidos”.
Y Shifter vuelve sobre Venezuela. “La política de Argentina no ha sido muy consistente y coherente. Su retiro del Grupo de Lima, del caso ante La Haya... Esto manda mensajes de que no está dispuesta a tener una actitud muy firme con respecto a la dictadura de Venezuela. Y eso marca una diferencia con Biden. Muchos venezolanos pensaban que Biden iba a ser muy suave con respecto a Maduro, pero tiene una posición firme. Su retórica no es amenazante, pero su posición es dura. No duda de que el régimen es una dictadura y eso no lo comparte el gobierno de Alberto Fernández. Aunque la agenda es amplia y compleja, no es el único tema”.
Entre los especialistas que siguen desde Washington el devenir de la Argentina hay una situación que genera curiosidad, y en algunos casos, inquietud: ¿A qué apunta Massa en su cada vez más visible alianza política con Maximo Kirchner? Esa es una pregunta que probablemente también le llegue al presidente de la Cámara de Diputados, ya que el líder del bloque peronista es visto en Estados Unidos como parte del ala dura del gobierno, en sintonía con su madre y vicepresidenta.
Pero Cruz prefiere ver el lado luminoso de la visita de Massa: “Yo había opinado tiempo atrás que esta administración iba a tener un interés menor en Argentina, pero me sorprendí cuando el asesor principal de la Casa Blanca para América Latina, González, hizo su primera visita... a Argentina. Lo envió el presidente Biden para que le entregara en persona su invitación al presidente Fernández a su primera Cumbre de Cambio Climático. Eso es valioso. Y fue recibido en la casa de Massa”.
Aquel asado, estas arepas. Se lo dijo González a Infobae antes de que Biden se instalara en la Casa Blanca: confía en Argentina, y por eso el gobierno demócrata quiere darle una oportunidad sin preconceptos a la Casa Rosada. “No hemos ejercido el potencial de la relación, y en mi opinión mucho tuvo que ver con dinámicas políticas dentro de Argentina. Tenemos que desarrollar una agenda regional para recuperarnos de la pandemia y no una agenda ideológica (...). Hay demasiado trabajo por delante y es tiempo para voltear la página y unirnos todos para recuperarnos de la crisis actual”.
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