Flota en los pasillos con ventilación cruzada del Ministerio de Desarrollo Productivo nacional un aire fresco. No es exactamente la brisa del otoño, aunque podría serlo. Se trata de algo más etéreo; un halo de entusiasmo. En las oficinas del segundo piso del viejo edificio de la Diagonal Sur al 600, donde Matías Kulfas tiene su despacho, lo que vuela es el polen primaveral del optimismo marihuanero.
A pesar de que sobre la industria del cannabis escribió nada menos que el revolucionario Manuel Belgrano hace 224 años, apenas un lustro atrás hubiera sido inimaginable un escenario en el que un gobierno, con la mira puesta en la recuperación productiva, apueste unas cuantas fichas a una planta controvertida como la de la marihuana (llamada antaño “cáñamo indiano”), atrapada en la confusión deliberada del siglo XX: un centenar de años de fake news que anularon sus virtudes e impregnaron su mala fama en el inconsciente colectivo.
Pero son nuevos tiempos en todo el mundo. La reconsideración de la planta de cannabis es una oportunidad para muchos países en medio de una crisis económica y social global. En ese contexto, el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación presentó la semana pasada ante el Consejo Económico y Social un proyecto de ley del Poder Ejecutivo para abrir el juego a la industria cannábica en el país: soltar el grifo a un mundo de negocios novedoso que trae, según todas las estimaciones y los ejemplos en el resto del planeta, creación de empleo e incentivo de la producción que, en muchos casos, mejorará la calidad de vida de los ciudadanos.
Kulfas, economista porteño de 49 años, educado en la Escuela Superior (pública) de Comercio Carlos Pellegrini, hijo de la cultura rock de los años 70 -al punto de que usa un barbijo con la cara de Luis Alberto Spinetta- concreta aquella frase Charly García, el hombre que en los ’80 miraba las nuevas olas mientras era parte del mar: “Desprejuiciados son los que vendrán”.
El Ministro aspira a potenciar la matriz productiva nacional con el cannabis y sus derivados. Con la planta -hay evidencias de que el homo sapiens la usaba ya hace 10.000 años- se pueden producir no sólo medicamentos o cremas para uso terapéutico sino alimentos, bebidas, calzados, telas, materiales de construcción, papel y mucho más.
Desde esa perspectiva, el Gobierno puso atención en que la nueva industria cannábica potenciará el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas regionales, cooperativas y será un lugar de reconocimiento y amnistía simbólica a las organizaciones cannábicas, después de tantos años de poner el cuerpo. Si lo que el Gobierno nacional promete se cumple -y la ley se aprueba, aspiran que este mismo año- el cálculo más que conservador de Desarrollo Productivo es que en cuatro años se generen 10.000 puestos de trabajo. Y que la planta mueva USD 500 millones de consumo interno de sus productos y USD 50 millones en exportaciones.
En su enorme despacho, a 150 metros de la Casa Rosada, Kulfas habló con Infobae sobre la potencialidad de la planta, de esta industria novedosa e incipiente, su mirada personal sobre el rol de los cultivadores, la inclusión de género, las posibilidades del país y también de un futuro con una nueva ley de drogas, que ya no persiga al consumidor y al cultivador.
“Con la regulación de la industria del cannabis le estamos haciendo un bien a mucha gente”, remarca el ministro, que tuvo respaldo de la máxima autoridad política del país para darle marcha a este proyecto: “El Presidente lo anunció el 1 de marzo en el inicio de sesiones legislativas, porque la verdad que le interesó muchísimo y nos alentó a trabajarlo y a poder presentarlo en el Congreso”.
Alberto Fernández, Matías Kulfas, Carla Vizzotti (desde cuando era la Secretaria de Acceso a la Salud), Sabina Frederic y legisladoras del Senado y Diputados comenzaron a pensar en el costado legal del cannabis recién asumida la nueva gestión, antes de que la pandemia cambiara todos los planes. El Presidente y la ministra de Seguridad reconocieron públicamente como un disparate que consumidores o cultivadores vayan presos por tener marihuana para uso personal. Desde Salud se publicó una nueva reglamentación para la ley de uso medicinal que permiete el autocultivo y el expendio en farmacias.
Y mientras tanto desde Desarrollo Productivo comenzaron a trabajar en este proyecto de ley, que crea una Agencia para regular la producción, es decir, la calidad, los tipos de productos, la trazabilidad e incluso las genéticas de semillas de cannabis diseñadas en el país.
El potencial que tiene el cannabis es enorme, la historia es interesantísima, todas sus propiedades naturales
“Nuestra visión es productiva”, remarca Kulfas, y sigue: “El objetivo es justamente lograr actividad económica, empleos de calidad, desarrollos regionales. Sobre esta base empezamos a trabajar, viendo las experiencias, también conociendo que, dado que ya había otros desarrollos en otros países, a ver qué cosas buenas habían tenido, qué cosas eran mejorables”.
- ¿Qué es lo que más le interesó de lo que promete la industria cannábica?
- Fundamentalmente que era muy importante una muy buena regulación, que dado justamente la historia que trae el cultivo del cannabis era muy importante plantear esta industria con una fuerte regulación que asegurara calidad de producto, trazabilidad, que evitara problemas vinculados a las discusiones en términos de seguridad, y sobre todas las cosas que nos permitiera ponernos en dos aspectos; por un lado en el tema de la industria, qué se puede hacer dando oportunidades a todos los sectores.
- Uno de los temores de las organizaciones locales y los interesados en invertir desde pequeños emprendimientos es que termine siendo una industria “tomada” por las corporaciones internacionales.
- No tiene que ser una industria de pocos jugadores sino que tienen que ser muchos jugadores a nivel regional, y también la calidad, poder tener un producto de exportación, un mercado internacional que puede ser muy demandante y donde Argentina puede estar con un producto de alto valor. Hemos encontrado un marco interesantísimo, la voz de los pequeños productores, cultivadores, la voz de las ONGs que queremos que estén y que obviamente las podamos formalizar, que lo vean como una oportunidad de trabajo genuino, de cooperativa.
- Cuando imagina a Argentina como un país exportador del cannabis para usos industriales, ¿en qué piensa, en el producto terminado puesto en otros mercados o en la salida de la materia prima vegetal o las semillas?
- La gran apuesta es especializarnos en productos con mayor valor agregado, los que podamos diferenciar productos darle una Marca Argentina. Todo lo que tiene que ver con el uso medicinal, ahí hay una variedad enorme de productos terapéuticos, que mejoran la calidad de vida, que reducen el estrés.
- ¿Qué le sorprendió de las características de la planta?
- Muchas cosas, primero el potencial que tiene, es enorme. La historia del cáñamo es interesantísima, todas las propiedades naturales que tiene, ambientales, ecológicas, de consumo industrial, en una diversidad enorme de sectores. Realmente creo que es una oportunidad enorme poder trabajar esto con un marco legal muy claro, de legalización, de darle el herramental científico tecnológico, con el apoyo del INTI, del INTA, hay toda una red del CONICET trabajando muy bien con esto, trabajando con mucha calidad. Son oportunidades que no se dan muy seguido, que tenés una industria relativamente nueva a nivel internacional, y donde Argentina tiene todas las condiciones. Es una oportunidad enorme.
- En algunos lugares del mundo están empezando a comparar a los cultivadores -hasta ahora perseguidos por la ley- con los hackers. Y se piensa que así como estos últimos motorizaron la industria tecnológica de Silicon Valley, los cultivadores serán igual de valiosos y pasarán de sujetos perseguidos a deseados. ¿Coincide?
- Me parece que son claves en este proceso, van a aportar justamente el conocimiento, muchos de ellos van a ser probablemente emprendedores, con un marco legal que los autorice. Nuestro proyecto prevé dar preferencia a los pequeños productores, entonces pueden tranquilamente estos cultivadores transformarse en pequeñas empresas, en cooperativas y pueden tener un emprendimiento para uso medicinal, para uso industrial. El sector tiene que crecer de manera ordenada. Lo que se prevé es que los pequeños productores tengan prioridad.
- ¿Los grow shops podrán convertirse en dispensarios de estos productos hechos a base de cannabis o van a quedar en el no-lugar que están hoy, inscriptos como regalerías, tabaquerías, jardinería o venta ropa?
- Creo que puede haber un mecanismo justamente de reconversión como para que queden perfectamente contemplados, no le veo inconveniente.
- En la presentación ante el Consejo Económico usted hizo hincapié en que sea una industria que incorpore la diversidad de género. ¿Cómo lo imagina?
- Tiene que ver mucho con experiencias de ONG como Mamá Cultiva, de todo el trabajo tan interesante que hicieron las mujeres, lo hicieron por necesidad primero para poder dar una respuesta a un problema bien concreto, una solución medicinal a sus hijos y justamente con una legislación muy represiva que les cerraba esas puertas. Me parece que el trabajo que han hecho ellas y otras mujeres ha sido muy importante justamente en esto de avanzar en redes de mujeres trabajando para cultivar, para generar las respuestas. ¿Qué nos gustaría? Que se formalice, que eso que ha funcionado de manera militante puedan ser emprendimientos económicos, comerciales, viables, que generen trabajo, que generen más producción y comercialización y por qué no exportación incluso. Es una industria nueva, eso es lo lindo de esto, uno sabe dónde arranca pero el devenir no lo conoce y eso es estimulante.
- ¿Por territorio, suelo, clima y conocimiento del mundo agro industrial, Argentina puede ser realmente una potencia en esta nueva rama de negocios?
- Creo que sí, por lo menos apuntamos a ser un referente importante en América Latina, ojalá podamos destacarnos más todavía, yo creo que sí.
-¿Observa alguna región del país con mejores condiciones?
- En el norte, en Jujuy, La Rioja, están bastante avanzados. Hablé con (Jorge) Capitanich y en Chaco puede haber oportunidades, la Patagonia también, Chubut también está muy interesado con esto, los intendentes están participando, así que creo que puede ser una industria de carácter federal.
A pesar de su edad, y de pertenecer a una generación que tiene una mirada menos condenatoria sobre la marihuana, Kulfas es parte del grueso de la sociedad que en los últimos años conoció los beneficios -milenarios, pero ocultos deliberadamente- de la planta para la calidad de vida de muchas personas. “Había muchísimo desconocimiento, prejuicios”, admite.
“A mí la verdad lo que me shockeó mucho en los últimos años fue una experiencia concreta de amigos que estaban con un familiar con tratamientos muy delicados donde el propio hospital le decía que le diera aceite de cannabis y terminaba esa persona en la ilegalidad. Una persona queriendo ayudar su hijo, teniendo que ir a buscar un producto que es benéfico y que lo tiene que ir a comprar de manera ilegal, tomando riesgos personales, eso me golpeó mucho”, comenta.
- ¿Esta ley regulatoria complementará los agujeros que deja la legislación de uso medicinal votada en 2017, que sólo habilitaba a la investigación de cannabis pero que nunca realmente descongestionó la demanda por el acceso al aceite o las cremas?
- Creo que la reglamentación que generó el Ministerio de salud, el trabajo que ha hecho Carla Vizzoti, ha sido importantísimo. Me parece que hay que dar este paso adicional para terminar de romper con el prejuicio. Pienso en aquel amigo que estaba sufriendo. Esa persona necesitaba poder acceder a ese producto en una farmacia, en un lugar donde tiene la tranquilidad, la garantía de que ese producto está validado, que tiene control de calidad, que hay un organismo público que le dijo sí. Son cosas fundamentales, mi trabajo acá es estimular el desarrollo productivo, generar empleo, exportaciones, pero al mismo tiempo le estamos haciendo un bien a la gente, a mucha gente que la estaban empujando a la ilegalidad para hacer algo bueno.
“Es una aberración”, consideró Kulfas sobre las detenciones a cultivadores y consumidores de cannabis
- Hay infinidad de casos de jóvenes, generalmente pobres, que terminan en prisión o con un proceso penal por tener cannabis para consumo personal o cultivar plantas en sus casas. Hay un fallo de la Corte Suprema que dice que la ley de drogas tiene un artículo inconstitucional. El día de la presentación de este proyecto de ley, el gobernador jujeño, Gerardo Morales, advirtió que el próximo capítulo tenía que apuntar a la despenalización de la tenencia para consumo. ¿Está de acuerdo con que llegó la hora del fin de la prohibición?
- Para que no haya ningún grado de confusión respecto a este proyecto de ley, como Ministro aclaro que tiene como único objetivo el desarrollo de una nueva actividad económica, legal, en condiciones de alta calidad, trazabilidad y seguridad. Ahí como Ministro termino mi opinión. Como ciudadano, como persona que conoce las cosas que señalás, estoy de acuerdo que hay que darle una solución, que es una aberración que haya pibes con este tipo de problemas y persecuciones, pero eso va por otro camino, tengo una responsabilidad de gobierno, soy ministro de Desarrollo Productivo. Me parece que hay gente que puede opinar con conocimiento profundo del tema.
-El Presidente dijo que estaba en contra de que haya presos por tener marihuana.
- No quiero que una opinión personal termine generando algún elemento que no está dicho en el proyecto, el proyecto hoy en día tiene el objetivo que tiene. Hay que encontrar una solución, me parece que hay mucha gente trabajando y pensando el tema.
- Le leo una frase. “Son increíbles los beneficios que proporciona a un país un cultivo provechoso, esta rama de comercio va a ser algún día una de las más interesantes del país”. Lo dijo Manuel Belgrano hace 224 años. Y hablaba del cannabis. ¿Qué le genera que esto pueda activarse dos siglos más tarde?
- Y, me genera ambigüedad. Pienso en qué bueno que Belgrano lo haya visto con tanta claridad. Y al mismo tiempo me genera la frustración de todo lo que se perdió en el camino. Pero va a ser un gran homenaje a Manuel Belgrano que esta industria se pueda hacer en el país.
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