Alberto Fernández asumió que la dictadura sandinista está violando los principios básicos de la convivencia democrática y diseñó una hoja de ruta que contempla la inmediata liberación de los presos políticos y la garantía de elecciones libres para lograr que los candidatos presidenciales de la oposición puedan competir en igual de condiciones con los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo que pretenden perpetuarse en el poder hasta fines de 2027.
En este contexto, Felipe Solá mantuvo una video conferencia con Antony Blinken, secretario de Estado de Joseph Biden. El canciller Solá le planteó al secretario Blinken la predisposición de Alberto Fernández de lograr un consenso multilateral que permita la inmediata liberación de los presos políticos encerrados por el matrimonio Ortega-Murillo y en simultáneo la negociación de una hoja de ruta entre la dictadura y la oposición que desemboque en comicios transparentes, sin proscripciones y controlados por observadores internacionales.
“El ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina, Felipe Solá, y yo hemos tenido una importante conversación sobre los esfuerzos bilaterales, regionales e internacionales para promover la democracia y los derechos humanos en Nicaragua”, señaló Blinken en su cuenta oficial de Twitter.
Y añadió Blinken: “Estados Unidos espera trabajar con Argentina para promover esos objetivos compartidos en la región”.
Por su parte, Ned Price -vocero del Departamento de Estado- amplió los comentarios de Blinken en Twitter. “Él (por el secretario de Estado) resaltó nuestras preocupaciones respecto a las arrestos arbitrarios de los candidatos a presidentes y los ataques al periodismo independiente y a la sociedad civil”.
Y cerró Price en su comunicado de prensa oficial: “El secretario enfatizó nuestro deseo en continuar construyendo la historia de cooperación entre Argentina y Estados Unidos en la promoción de la Democracia y los Derechos Humanos”.
La estrategia presidencial no implica un alineamiento automático con la agenda regional de la Casa Blanca. Alberto Fernández no está de acuerdo con las sanciones económicas financieras que dictó el Departamento del Tesoro contra Nicaragua y su nomenclatura política, y considera que el mejor camino es convocar a una mesa de diálogo entre partes avalada por la comunidad internacional.
El jefe de Estado conversó sobre este complejo asunto geopolítico con Pedro Sánchez, y no descarta sumar a Portugal, Francia y México para forzar que el régimen sandinista termine con las razzias en Managua y ordene la libertad inmediata de los cuatro candidatos a presidente que detuvo en los últimos días.
Ortega y Murillo ejecutaron un movimiento represivo coordinado contra la oposición que exige transparencia y libertad para llegar a los comicios presidenciales del 7 de noviembre. Ese movimiento represivo implicó la detención de Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro, Felix Maradiaga y Arturo Cruz, todos acusados por supuesta Traición a la Patria y Lavado de dinero.
El matrimonio dictatorial de Nicaragua no tiene una evidencia contra Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro, Maradiaga y Cruz, que pretendían ser candidatos a presidente en los próximos comicios. Se trata de un armado ilegal para acabar con la resistencia política-institucional al régimen sandinista, que está bajo la mirada de la comunidad internacional.
Desde esta perspectiva, Alberto Fernández considera clave la participación de Estados Unidos en un proceso institucional que debería -en principio- forzar la liberación de los candidatos a presidentes de Nicaragua que fueron detenidos sin evidencia ni proceso legítimo.
Blinken coincidió con la mirada de Solá, y el Departamento de Estado sostiene que tiene todas las posibilidades diplomáticas sobre la mesa para cerrar este ciclo autoritario en Nicaragua que inició en 2007 y que tuvo su instancia más dramática con la masacre ordenada y ejecutada por Ortega y Murillo en 2018.
El martes habrá una reunión de muchísima importancia en la Organización de Estados Americanos (OEA) para tratar la crisis institucional en Nicaragua, y no se debería descartar un principio de coincidencia entre las posiciones que presentarán la Casa Rosada y la Casa Blanca.
Alberto Fernández no le cree una sola palabra a Luis Almagro, secretario general de la OEA, pero decidió utilizar todos los escenarios multilaterales para avanzar en una agenda geopolítica que puede vincular a la Argentina con Estados Unidos y la Unión Europea.
De hecho, el presidente conversó sobre la crisis de Nicaragua con Pedro Sánchez y un día más tarde, el líder socialista avaló un documento público exigiendo la libertad de los presos políticos detenidos por el régimen sandinista.
Y un tiempo antes que dialogará con Solá, Blinken mantuvo una conversación con la canciller española Arancha González Laya. Durante ese contacto diplomático, el secretario de Estado también abordó los desmanes de la dictadura sandinista. En política exterior, las casualidades no existen.
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