La negociación entre el gobierno argentino y el régimen castrista para adquirir las vacunas Soberana 02 y Abdala podría significar el final de una historia que empezó a escribirse en 1973, cuando la Argentina le otorgó un préstamo a Cuba de USD 1.278 millones. En ese sentido, como si fuera un secreto de Estado, Buenos Aires y La Habana conversan acerca de la posibilidad de cancelar la deuda con la provisión de vacunadas diseñadas en Cuba y que finalmente se producirían en Argentina.
La negociación recién se inició y llevará unos meses cerrar un posible acuerdo. Cabe recordar que el régimen cubano pedalea la deuda desde hace casi 48 años. En todo ese tiempo, pasaron gobiernos civiles y militares.
Aquel préstamo millonario de 1973 fue para financiarle a Cuba la venta de 1.000 tractores, maquinaria agrícola, 5.515 camiones pesados Fiat y 6.000 automóviles Fiat 125, además de otros miles de Renault 12, Ford Falcon, Citroën Ami 8, Peugeot 404, y 9.000 unidades Dodge 1500. “Era el mayor crédito otorgado por la Argentina a país alguno hasta ese momento”, sostuvo el embajador Juan Archibaldo Lanús en su libro De Chapultepec al Beagle.
La medida, una propuesta del entonces ministro de Economía José Ber Gelbard, fue utilizada por el gobierno de Juan Domingo Perón para romper el bloqueo impuesto a Cuba por parte de Estados Unidos.
El crédito a Cuba implicaba un acercamiento al bloque socialista. En mayo de 1974, Gelbard viajó a la isla acompañado por una gran comitiva, integrada por unas doscientas personas. Entre ellos, se destacaban representantes de la General Motors, Fiat y Chrysler.
La gira siguió por Moscú, Praga y Budapest.
Inicialmente se había pactado un plazo de seis años, con una tasa del 6% anual. Pero pasaron casi 48 años. Algunos economistas calculan que esa deuda superaría en la actualidad los USD 4.800 millones, tomando en cuenta los intereses.
“Si le agregamos sólo los intereses compensatorios devengados a la tasa originalmente pactada del 6% anual durante estos 46 años, a interés simple y no compuesto (sin anatocismo), la deuda del capital e intereses asciende hoy a USD 4.805 millones y sin tomar en cuenta los intereses moratorios y punitorios que correspondería aplicar, lo que duplicaría fácilmente ese monto”, sostuvo el economista Ramón Frediani en un estudio publicado en mayo de 2019.
Cuba decretó el default de su deuda externa en 1989, tras la caída de la Unión Soviética. Todos los esfuerzos posteriores por intentar recuperar el dinero de los argentinos fracasaron.
A mediados de los 90, el entonces canciller Guido Di Tella propuso reemplazar esa deuda por inversiones locales en obras públicas y turismo. Carlos Menem conversó con Fidel Castro, pero no se alcanzó ningún acuerdo.
En 2003, durante la presidencia de Néstor Kirchner, y con Rafael Bielsa al mando de la Cancillería, el Gobierno le propuso a Cuba una quita importante de la deuda (75%), y saldar el 25% remanente con “el pago de intereses futuros en efectivo; atención médica gratuita de alta complejidad durante cinco años a argentinos de bajos ingresos en hospitales cubanos para tratamientos de rehabilitación de lesiones severas; el envío a la Argentina de medicamentos de uso popular y consumo masivo de fabricación cubana; capacitación en Cuba en biotecnología y educación para científicos y docentes argentinos”.
La idea llegó a formalizarse en un preacuerdo suscripto entre el Ministerio de Economía argentino y el presidente del Banco Central de Cuba, el economista Francisco Soberón Valdés. “Estuvimos cerca, firmamos los avances, pero al final no se ejecutó nada”, recordó un diplomático consultado por Infobae.
En 2009, tal como destacó Mariano Caucino en un artículo publicado en Infobae, la entonces presidenta Cristina Kichner firmó once acuerdos en La Habana con Fidel Castro, pero no se hizo mención de esa deuda millonaria.
El préstamo de 1973 ahora vuelve a cobrar actualidad. El Gobierno, según pudo saber este medio de fuentes oficiales, le planteó al régimen castrista financiar la compra de las vacunas con ese dinero.
El embajador argentino en Cuba, Luis Ilarregui, dijo hace unos días, luego del viaje de la ministra de Salud Carla Vizzotti y la asesora presidencial, Cecilia Nicolini, que las vacunas (Soberana 02 y Abdala) podrían llegar en agosto, cuando el gobierno cubano termine de vacunar al 70% de su población.
“Se reunieron con las autoridades sanitarias y con el ministro de Salud cubano, y firmaron una carta de intención y una carta para la confidencialidad”, se limitó a contar el embajador Ilarregui luego de esa visita.
El Gobierno argentino tiene una estrategia de adquirir la mayor cantidad de vacunas con la mayor cantidad de proveedores posibles. De todas maneras, al final del recorrido, Alberto Fernández y Miguel Díaz-Canel Bermúdez decidirán cuántas vacunas llegan y a qué precio. De esa ecuación político-financiera podría salir el valor de cada dosis y si Cuba termina de cancelar un crédito que fue concebido cuando existía el Muro de Berlín y el mundo era bipolar.
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