Alberto Fernández llegó en helicóptero cerca del mediodía de este jueves a la Casa Rosada, se encerró en su despacho del primer piso y aprovechó la ocasión para descargar su malestar por las críticas que recibió cuando comentó sobre el origen de las sociedades modernas en Brasil, México y la Argentina, durante un encuentro protocolar con Pedro Sánchez en el Museo del Bicentenario.
“No es la primera vez que digo que bajamos de los barcos, y obvio que sé que el Imperio Portugués usaba a Brasil como puerto de esclavos. Y también sé que los brasileños no salieron de la Amazonia. Los que me critican no entienden lo que estaba diciendo. Y esa falta de entendimiento es una muestra de decrepitud de la sociedad argentina”, opinó el jefe de Estado ante sus principales colaboradores.
Fue casi un monólogo.
“No creo que lo que dije sobre Brasil y México afecte nuestra agenda de política exterior. Esa frase ya la había dicho en México y no pasó nada. Y no me preocupa qué piensa Bolsonaro. Respeto a la democracia de Brasil, pero Bolsonaro en sí mismo no me preocupa. No espero nada él”, añadió Alberto Fernández cuando le preguntaron sobre la continuidad de las relaciones bilaterales con Brasilia y Ciudad de México.
La perspectiva diplomática de Alberto Fernández contrasta con la mirada de Bolsonaro. El presidente de Brasil transformó en un blanco móvil a su par argentino, y las diferencias públicas entre ambos ya convirtieron al Mercosur en papel mojado y al acuerdo con la Unión Europea en un barco a la deriva.
En ese momento, el Presidente se enteró de que Mauricio Macri y Bolsonaro habían chateado para comentar sus opiniones durante un foro empresarial que protagonizó junto al jefe del Gobierno de España. “Me pone feliz -ironizó- que Macri y Bolsonaro coincidan sobre mis opiniones. Bolsonaro debería preocuparse más por lo que Lula (Da Silva) y (Fernando Henrique) Cardoso dicen sobre su propia gestión”, completó el jefe de Estado.
Alberto Fernández ha puesto la relación política con Bolsonaro en un freezer y tiene pocas intenciones de encontrar una diagonal que permita reencauzar los vínculos diplomáticos entre los socios principales del Mercosur. En cambio, el Presidente privilegia la cercanía con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y anoche chateó con su canciller Marcelo Ebrard.
“Le escribí a Marcelo (por Ebrard) para que quedara clara mi posición. Lo entendió. Y me apoyó. Y me dijo que no podía creer que hubiera habido semejante repercusión. Yo le dije que tampoco podía creerlo, más que nada porque esa frase ya había sido comentada por (Julio) Cortázar y (Atahualpa) Yupanqui”, reveló Alberto Fernández en la intimidad de su despacho.
La mención sobre Cortázar y Yupanqui se basa en dos posteos en redes sociales que Alberto Fernández elogió durante la reunión a solas con sus asesores de extrema confianza. El presidente abrió su WhatsApp y leyó un tuit que citaba al genial escritor que publicó Rayuela y 62 Modelo para Armar cuando el futuro tenía otra forma y color.
“Como soy argentino (...) soy una especie de cóctel genético porque ya lo dijimos en esta clase. ¿De dónde vienen los mexicanos? Vienen de los aztecas. ¿Y de dónde vienen los peruanos? Vienen de los incas. ¿Y de dónde vienen los argentinos? Vienen de los barcos”, dice un texto de Cortázar que Alberto Fernández leyó en su despacho. Ese texto del escritor nacido en Bélgica integró una de sus clases de literatura que impartió en Berkeley durante 1980.
Cuando terminó de leer a Cortázar, el Presidente se pasó a Facebook en su propio celular y comentó un posteo que hacía alusión a Yupanqui, Jorge Luis Borges, Marcos Aguinis y Litto Nebbia.
Ese posteo dice: “No entiendo por qué el Presidente se disculpa por haber tirado al primer ministro español la frase ´los argentinos descendemos de los barcos´. En tiempos en que uno creía que todo era posible, tuve la dorada oportunidad de hacerle una entrevista a Atahualpa Yupanqui. (...) Allí Yupanqui me tiró la frase: ´Los mexicanos descienden de los aztecas. Los peruanos de los incas y los argentinos descendimos de los barcos´. Yupanqui, siempre doctoral, recogía una frase que en ese tiempo (1982) se atribuía a Borges, pero según él (Yupanqui) le pertenecía a Germán Arciniegas, ensayista e historiador colombiano. De esa época es el disco de Litto Nebbia Llegamos de los barcos, de donde se ve el Presidente tomó la frase, ya que Nebbia mete a los brasileros saliendo de la selva. Diez años después Marcos Aguinis se la atribuye a Octavio Paz, y como Aguinis, gracias a su militancia gorila, ha sido santificado con los óleos sagrados del establishment, el culto diario La Nación certifica que la frase pertenece, por santificación transitoria, a Octavio Paz”, leyó Alberto Fernández para justificar su opinión sobre la evolución social de Brasil, México y la Argentina.
Cuando terminó de leer ese posteo de Facebook, Alberto Fernández se preparó para llamar a Pedro Castillo, que se autoproclamó presidente electo de Perú pese a que aún la Justicia electoral está contando los votos.
“Hoy me comuniqué con @PedroCastilloTe, presidente electo de Perú. Le expresé mi deseo de que unamos esfuerzos en favor de América Latina. Somos naciones profundamente hermanadas. Celebro que el querido pueblo peruano enfrente el futuro en democracia y con solidez institucional”, escribió el jefe de Estado en su cuenta oficial de Twitter.
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