Los hospitales públicos porteños vivieron la mayor situación de estrés sanitario durante el mes de mayo, es decir durante el pico de la segunda ola del coronavirus. La capacidad de sus camas de terapias intensiva llegaron a superar el 90%, un hecho inédito desde el comienzo de la pandemia del nuevo coronavirus. Los centros de salud que recibieron la mayor cantidad de pacientes fueron los cuatro que integran el denominado “anillo rojo” o de primera derivación COVID-19. Son el Argerich, el Fernández, el Muñiz y el Santojanni. Basada en la información epidemiológica que se registra en cada uno de ellos se elaboran informes mensuales de uso interno, como por ejemplo el que cada treinta días realizan las autoridades del hospital Santojanni y que es imprescindible para las decisiones que debe tomar el “comité de emergencia”.
El último de ellos, y al que accedió de manera exclusiva Infobae, está fechado el 31 de mayo y refleja la realidad de ese hospital, pero también la del resto de efectores públicos que priorizan las urgencias COVID, según reconocieron funcionarios que trabajan junto a Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño.
El resultado del trabajo es un perfil de los pacientes que ingresan, por ejemplo, de menor edad, comparados con la primera ola; hay un mayor porcentaje de fallecimientos por la complicación de los casos y, por ejemplo, mayor requerimiento de internaciones en las unidades de cuidados intensivas.
“Pacientes de mayor complejidad”
El informe del área de Clínica Médica del Santojanni describe la situación que se vivió en el mes de mayo de esta manera: “A diferencia de la primera ola, la actual se caracteriza por tener pacientes de mayor complejidad. Si bien no es absolutamente comparable, para el mes de julio de 2020, el porcentaje de óbitos (fallecimientos) desde el comienzo de la pandemia era de 7.67% contra el 10.59% en lo que llevamos transcurrido del 2021”.
También describe que: “El requerimiento de pase a Unidad Cerrada (terapia intensiva) era del 10.68% contra el 22.82% (de mayo), es decir más del doble; el pase a Clínica Médica del 5.48% contra 7.76% y los egresos descendieron de 67.80% (altas y derivaciones a hotel) a 46.35%, todas en igual periodo mencionado”.
Este descenso se debe, según explicaron funcionarios porteños, a que ya sobre finales del mes de mayo comenzó a descender los casos de pacientes internados, por lo cual las altas fueron casi un 20% menos.
El punto más crítico del informe -titulado “SarsCov-2 informe de internación del área COVID de la división clínica médica 2021”- es el párrafo que explica: “Este aumento en la necesidad de pase a Unidad Cerrada (terapia intensiva) con la limitación de la disponibilidad de camas en dichas áreas hace dificultoso el manejo de pacientes complejos en el Área Amarilla (internación casos COVID), situación que como todos sabemos hizo más delicada de resolver en esta segunda ola, teniendo que optar muchas veces en la elección de que pacientes pasar al Área Roja (terapia con respirador) con las consecuencias negativas tanto para los pacientes que permanecen en la Sala de Clínica Médica COVID como para los médicos y el resto del personal de salud de nuestra área que tienen que contenerlos, muchas veces sin éxito.
La frase no merece debate. “Muchas veces sin éxito”, se trata de pacientes cuyos cuadros se complican y que pueden llegar a fallecer a pesar de los esfuerzos que realizan los profesionales.
Si bien no lo explicita, el texto puede llevar a concluir que en ese hospital se aplicó el “protocolo de la última cama”. Sin embargo, las autoridades porteñas lo negaron.
Uno de los funcionarios que trabaja a diario con Quirós, al ser consultado por Infobae, respondió así: “Todos los hospitales del anillo rojo tuvieron mayor estrés que el resto, pero hasta el día de hoy todos los pacientes pudieron recibir la atención adecuada. Mayo fue un mes pico en internaciones de UTI. No hubo que utilizar el protocolo de última cama porque funcionó el sistema de derivaciones”.
El documento de uso interno del Hospital Santojanni coincide con la situación de saturación que se vivió durante todo el mes pasado y que con la ligera baja de casos diarios parece descomprimirse. Al menos por ahora.
“Durante el mes de mayo del 2021 se registra la segunda marca mensual de internados con diagnóstico confirmado de SarsCov-2 desde el comienzo de la pandemia en el Área Amarilla de Clínica Médica, con 164 casos. Solo superada por el mes de julio 2020, con 190 casos, pero recordando que en aquel mes se disponían de 3 unidades para el Área Amarilla (tercer piso)”, se lee en las conclusiones.
Se refiere que ante el avance del COVID-19 el ministro Quirós tomo una serie de decisiones que parecen haber resultado.
En primer lugar, en abril pasado, y ante la ya alta demanda de camas de internación se transformó al Hospital Fernández en una unidad para atención 100% Covid-19.
En el Santojanni también hubo cambios. El tercer piso se adaptó como una “terapia intensiva sucia” (COVID), con tres respiradores.
Otras tres camas UTI se adaptaron en el shock room para casos de urgencia que ingresan por guardia o desde internación si no hay camas en terapia intensiva.
La Unidad Coronaria se transformó en “terapia intensiva limpia”, es decir para patologías no COVID que necesiten camas críticas.
Durante la primera ola del COVID-19 en los efectores públicos había 450 camas UTI, con las 30 nuevas camas de terapia habilitadas ayer, el número asciende a las 580.
Al comienzo de la pandemia, en el hospital Santojanni se dispuso de un conteiner refrigerado para utilizar como “morge externa”, ante la cantidad de fallecidos que se estimaba y la poca capacidad de la morgue del lugar. Lo mismo sucedió en otros hospitales porteños.
La edad de los enfermos
El informe epidemiológico del Área Clínica Médica del Santojanni también coincide con la realidad que se vive en los hospitales y clínicas de todo el país. El descenso en la edad de los pacientes, un hecho que tiene que ver con la vacunación de los mayores de 80 años, que en muchos casos ya se le aplicaron las dos dosis.
“Con respecto a las edades (de los pacientes) se observa un descenso de casos en pacientes mayores de 80 años y un incremento notorio en menores de 60 años, probablemente por efecto de la vacunación en mayores y la relajación de grupos etarios de menor edad”, refiere el texto y avanza sobre los fallecimientos. “La proporción de óbitos en las franjas etarias de mayor edad se mantuvo estable durante el mes de mayo, pero se nota un mayor porcentaje de mortalidad en las franjas menores de 79 años si lo comparamos con el mes anterior (abril)”.
Desde enero a mayo, en el Santojanni fueron internados 505 pacientes, de los cuales 425 dieron COVID positivo y los otros 80, negativo.
De esos 425 pacientes, 97 necesitaron una cama UTI y fallecieron 45. Esto es el 10,595 de los pacientes con coronavirus. El 62,82% de los pacientes fueron hombres y el 37,18% mujeres. A diferencia de lo ocurrido en la primera ola, la mayoría de los internados por COVID-19 tenían entre 50 a 59 años, en total el 25,65%.
Otro 24,95% era enfermos que tenían entre 60 a 69 años. El 13,88% de 40 a 49 años; 9,41% tenían entre 30 y 39 años. Solo el 6,82% de los internados con COVID positivo tenían entre 80 y 89 años y el 1,88% entre 90 y 99 años. Apenas el 0,24% de los internados en el Santojanni con coronavirus tenían entre 10 y 19 años. De todos modos, la mayoría de los pacientes que fallecieron tenían entre 70 y 99 años (32 pacientes).
Doce enfermos tenían entre 50 y 69 años, y un paciente pertenecía al grupo etario de entre los 40 y 49 años. Un perfil de pacientes que se repite en la mayoría de los hospitales porteños cuyos profesionales siguen muy preocupados porque, si bien la curva parece haberse estabilizado en una cifra muy alta de casos, aún faltan los dos meses más crudos de invierno.
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