El escándalo del Vacunatorio VIP que sacudió al Gobierno y derivó en la renuncia del entonces ministro de Salud Ginés González García sigue dando que hablar. Unos de los personajes más cuestionados por haber sido inoculados contra el coronavirus cuando todavía no había comenzado el plan de vacunación a ciudadanos que no integraran los grupos estratégicos como médicos o policías fueron Eduardo e Hilda Duhalde, que recibieron la inyección junto a dos de sus hijas en su casa.
Al respecto, en diálogo con el programa Intratables, “Chiche” habló en detalle sobre lo ocurrido y dejó en claro que no se arrepiente, aunque entiende los cuestionamientos de la prensa: “No me arrepiento, no quiero ser hipócrita. A lo mejor otro santo, otro que tiene tiempo para pensar, la filósofa Beatriz Sarlo tuvo otra actitud, habrá tenido más tiempo, no sé. Parece que todos mean agua bendita en este país”.
Y agregó: “He tenido una trayectoria intachable y ahora de lo único de lo que me pueden preguntar es de esto. Por dios, que cada uno mire para adentro. Tengo enormes cuestiones por las que me tengo que enorgullecer a lo largo de mi vida. He dedicado mi vida a ayudar a la gente, a organizarla, a sentirme orgullosa de que la gente me diga ‘gracias a usted pude salvar a mi hijo’ y ahora tengo que vivir así. Quiero salir con la frente en alta, quiero seguir trabajando, quiero tener voz, quiero seguir ocupándome de las cosas que me ocupé que me hacían tan feliz. Yo era feliz saliendo por los barrios, ayudando a la gente, no me lo impidan. No me tapen la boca”.
Sobre por qué accedió a recibir la vacuna, la ex senadora explicó: “Hay cosas que suceden sin que tengas tiempo de medir. Cuando a vos de pronto en un rato, que pueden haber sido dos horas como máximo, estas tranquila en tu casa, tomando mate con tus hijas, y de pronto se da esa situación y entendes que un ex presidente, un hombre que va a cumplir 80 años, no te parece mal. Estaba preocupado por mi salud, la mujer que tiene un riñón, Epoc, a punto de operarse de la columna vertebral, faltaban veinte días, con miedo real al coronavirus, no recapacité. Pero si tuve tiempo de recapacitar que a mis hijas no les correspondía. Cuando me dicen que el frasco se abre y a la media hora la vacuna pierde el efecto y yo digo ‘por qué no se la dan’ recuerdo la contestación de Costa: ‘No, porque yo acabo de salir del coronavirus”. Y fue un acto sin pensarlo (que se la dieran sus hijas)”.
Luego, la dirigente insistió con que ahora debe vivir atenta a los cuestionamientos y reprochó que no se la reconociera por sus acciones pasadas: “Si ustedes consideran que cometí un error, lo cometí. Yo no lo siento así. Con mis hijas se dio así la situación, pero basta por Dios, porque tengo demasiados hechos en mi vida por los cuales me siento orgullosa. Este país se ha encargado de destruir imágenes de personajes 200 veces más importantes que yo. Se han tenido que ir del país y volver en el cajón de muertos para ser reconocidos. Yo soy una hormiga. Este país destruye las peores cosas de la gente y se ensaña con algo porque hay que marcar lo malo, pero nunca reconocer lo bueno que pudo haber hecho”.
Y sentenció: “Alguna vez reconocerán que Duhalde sacó al país adelante de la peor crisis que tuvo, pero se van a quedar con esto que dijo. Y siempre es así, es buscarle el pelo a la leche. Así es imposible que el país salga adelante, si no reconocemos lo bueno y lo malo”.
“Este tema a mí me afectó de una manera muy particular. Nunca me había pasado. Me afectó de tal manera que por mucho tiempo no me atrevía...vivo en Lomas de Zamora en un barrio normal, sentía el afecto de mis amigos, de la gente que me conoce, que me quiere, que sabe como soy. Pero no me atrevía a ir a la carnicería, a la verdulería, al almacén. decía ‘cómo me mirará el almacenero’ y me costó vencer eso hasta que dije ‘no puede ser que me encierre de esta manera, que no me atreva a enfrentar esta situación’”, contó Duhalde sobre lo que vivió, aunque después advirtió que finalmente retomó su vida.
“Salí a la calle y toda la gente muy bien. No he sentido nunca nada porque la gente me conoce, sabe quién soy. Puedo andar por mi barrio tranquilamente porque la gente sabe qué valores tengo. Y sabe que cualquier ser humano debe haber cometido algún error. Gracias a Dios la gente que me conoce sabe cómo soy, cómo pienso y cómo trabajo y no he tenido y ningún problema”, completó.
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