Alberto Fernández y Sergio Massa protagonizaron ayer un cónclave de tres horas en Olivos para definir la agenda geopolítica que ejecutará el titular de la Cámara de Diputados durante su próximo viaje a Washington y New York. El Presidente ya dialogó con Joseph Biden y en la Casa Blanca conocen su estrategia de política exterior, pero aprovechará la visita de Massa para ratificar su intención de profundizar las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos.
Si Massa cumple con todos los objetivos planificados en la reunión a solas con Alberto Fernández, no debería extrañar que regrese a Buenos Aires con una fecha tentativa de visita oficial del Presidente a DC para conocer a Biden y los principales secretarios de la administración demócrata.
El jefe de Estado considera clave la gira oficial de Massa y puso a su disposición al canciller Felipe Solá y al ministro de Economía, Martín Guzmán, que elaboraron dos informes distintos para el titular de la Cámara Baja que llegará a Washington en seis días.
El ministro Guzmán acercó un dossier con la última información clasificada respecto a la negociación con la deuda externa, mientras que el canciller Solá preparó un documento reservado que aborda la balanza comercial, las inversiones de Estados Unidos en la Argentina y el conflicto comercial por las exportaciones de biocombustible.
Alberto Fernández aprovechará la agenda de Massa para ratificar en Washington y Wall Street que honrará la deuda de 44.000 millones de dólares heredada de Mauricio Macri. Y en este sentido, el titular de Diputados explicará a asesores de la Casa Blanca, lobistas de DC, legisladores demócratas, empresarios de los Estados Unidos y banqueros de Manhattan, que Argentina negociará duró con el FMI y después cumplirá las condiciones acordadas para obtener el crédito de Facilidades Extendidas.
Massa iniciará su gira con una cena ofrecida por Juan González, asesor especial de Joseph Biden para América Latina. La comida privada será el próximo domingo en Washington, y Alberto Fernández le pidió a Massa que abordará con González los siguientes temas:
1. El sentido multilateral de la política exterior de la Argentina. Eso significa -desde la perspectiva presidencial- que la Casa Rosada pretende mantener relaciones diplomáticas con todos los países del planeta, y que no adecuará su agenda geopolítica a la propia agenda del Departamento de Estado.
2. La intención de pagar la deuda externa y la necesidad del apoyo de los Estados Unidos para cerrar un acuerdo sustentable con el Fondo Monetario Internacional y el Club de París.
3. La decisión del Gobierno de apoyar las iniciativas de la Casa Blanca respecto al Tratado de París y el Cambio Climático.
4. La continuidad de las relaciones diplomáticas con Israel, pese al voto a favor de la creación de una comisión de Derechos Humanos que beneficia al grupo terrorista Hamas.
5. La decisión política de Alberto Fernández de liderar una agenda regional para profundizar la integración en América Latina.
6. La predisposición de la Argentina de acompañar la agenda sanitaria de la Casa Blanca respecto a la crisis del COVID-19
Jorge Arguello, embajador argentino en Estados Unidos, trabajó a destajo para cerrar la agenda de Massa en DC. El titular de Diputados será recibido en el Capitolio por Gregory Meeks, a cargo de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, y por Bob Menéndez, su par en Senadores.
Massa tiene buenas relaciones con Meeks y Menéndez, dos legisladores con muchísima influencia en el Congreso de los Estados Unidos. Sin el consentimiento de Meeks y Menéndez, el Congreso argentino no tendría juega político en la Colina de Washington.
En estos encuentros con Meeks y Menéndez, acorde a los conversado ayer con Alberto Fernández en Olivos, el titular de la Cámara baja hará hincapié en la agenda multilateral del gobierno, en la ausencia de dependencia geopolítica de Argentina respecto a China y Rusia, en la predisposición presidencial de apoyar una salida democrática al populismo de Venezuela y en la intención política de profundizar las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
En Washington y New York, Massa mantendrá reuniones con poderosos representantes de la comunidad judía en Estados Unidos. Alberto Fernández ya reiteró por canales diplomáticos que su decisión de apoyar al grupo terrorista Hamas en la ONU no significó desconocer al Estado de Israel o iniciar una campaña de persecución de los judíos en la Argentina.
Pese a estas consideraciones del Presidente, en Israel y Estados Unidos cayó muy mal que Argentina votara a favor de la organización fundamentalista que opera con misiles desde la Franja de Gaza. Y Massa deberá esforzarse para convencer a Dina Siegel y Jason Isaacson -miembros prominentes del American Jewish Committee- y a Jack Rosen, titular del American Jewish Congress, que Alberto Fernández respeta la integridad regional de Israel y que su voto en la ONU sólo fue una expresión realista de su agenda multilateral.
Ya en New York, en la tarde del 17 de junio, Massa coronará su gira con una reunión a solas con Bill Clinton. El expresidente demócrata aún influye en Washington y es muy escuchado entre los banqueros más poderosos de Wall Street.
Clinton fue big fan de Mauricio Macri, y ahora puede hacer lobby a favor de Alberto Fernández. Un profesional de la política.
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