“Cambió que vimos que la situación epidemiológica, los casos, no aflojaban, y no queríamos dar un mensaje contradictorio aunque la organización de la Copa no implicaba un riesgo sanitario”. Así explicó a Infobae el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, la decisión final del Gobierno de renunciar a organizar la Copa América, el torneo de selecciones de fútbol más importante del continente, a solo 13 días de su inicio.
Breve repaso de los últimos 10 días para entender el derrotero de este campeonato fallido que parece no terminar de tomar forma definitiva, aunque en la mañana de hoy se resolvió que se dispute en Brasil. ¿Cómo cayó esta designación en Casa Rosada?: “La verdad, es una cuestión de negocios. Los dos países estamos muy mal en temas sanitarios”, señaló un importante funcionario a este medio. Otro dirigente agregó: “Cada país tiene derecho a tomar una decisión según su política sanitaria. Argentina respeta la decisión de los países hermanos. No vamos a entrar en polémica”.
El 21 de mayo, Colombia pidió a la Conmebol una postergación por la delicada situación política y social que atraviesa el país, algo que Conmebol rechazó, por lo que el gobierno de Iván Duque se retiró de la organización.
En paralelo, Argentina avanzaba en la firme convicción de mantener su sede, inclusive analizó la posibilidad de ser el único organizador a pesar del complejo escenario sanitario de la pandemia del conoravirus en el país y los primeros cuestionamientos que llegaban, inclusive de gobiernos cercanos al oficialismo como la provincia de Buenos Aires. “Nos van a pegar mucho, ¿cómo lo explicás cuando pedís que todos hagan un esfuerzo?”, advirtió un dirigente bonaerense en aquel momento.
El argumento oficial para seguir adelante era que al no haber público en los estadios, el riesgo epidemiológico era nulo. Un conjunto de dos mil personas en total, entre delegaciones, directivos y periodistas, en un marco de protocolos estrictos y burbujas controladas por las autoridades de cada distrito, según señaló un funcionario a este medio. Así se lo planteó Alberto Fernández al presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, el pasado miércoles 26, cuando se reunieron en Casa Rosada. Todos los escenarios estaban abiertos, y de la conversación participaron también el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el presidente de Diputados, Sergio Massa, y Lammens.
Un día después, el jueves 27, Argentina registró 41.080 casos de coronavirus en un lapso de 24 horas, el número más alto para un día desde que empezó la pandemia. Y 551 muertes. A partir de esos datos, sumados al contexto de restricciones sanitarias por el DNU presidencial, que venció hoy, pero que implicó la vuelta a las clases virtuales en las escuelas y el cierre de numerosos comercios en todo el país, el Gobierno comenzó a evaluar la posibilidad de no realizar el torneo.
Ayer, domingo, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, dio un indicio al señalar que no estaba segura en un 100% la organización del torneo en el país. Horas después, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, avanzó un paso más. “Estuve conversando hoy con el Presidente sobre la situación sanitaria de todas las jurisdicciones y en particular de Buenos Aires, Tucumán, Mendoza, Córdoba y Santa Fe. Siendo coherentes con el cuidado de la salud, vemos que es muy difícil que se juegue la Copa América”, señaló en C5N. Minutos después, llegó la confirmación oficial de Conmebol.
“El riesgo epidemiológico no existe: eran 10 delegaciones, 900 periodistas, todos en una burbuja, tenían que hacer una semana de cuarentena, no iban a tener contacto con gente de afuera. Pero después de la reunión con Domínguez tuvimos récord de contagios, vimos que no bajaban los casos a pesar de las medidas y nos empezó a parecer que era un mensaje contradictorio”, explicó Lammens a Infobae.
Y agregó: “Tiene que ver con algo simbólico, la importancia de mandar un mensaje contundente, vehemente, y que tiene que llegar con claridad, en términos de cuidados sanitarios. Sobre por qué se demoró o se dilató la decisión, nosotros creíamos que iba a haber un amesetamiento de los casos y eso no sucedió”.
En el Gobierno remarcan que el presidente Alberto Fernández fue el que tomó la decisión, que ayer comunicó a Conmebol que Argentina no iba a organizar el torneo pero pidió plazo hasta hoy para comunicarlo, y que el organismo lo anunció antes “por una cuestión de tiempos internos”.
El propio Alberto Fernández, en un reportaje en Radio 990, planteó otros motivos para fundamentar la decisión: “Lo que me preocupaba es que las sedes elegidas, ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, son sedes en alto riesgo epidemiológico, y pensaba que en muchos de esos lugares, a pesar de la alerta, los gobiernos no respetan mucho esa situación y, por ejemplo, vuelve el dictado de clases. Entonces, frente al riesgo interno que tengo, ¿voy a sumar el riesgo externo?”.
“Es cierto que no era tanta gente, pero con que alguna persona venga infectada la infección se propaga muy rápido; me decían que (los deportistas y las delegaciones) venían vacunados, pero con una vacuna que no está aprobada en el país (Sinovac). El riesgo es muy grande, ayer estuvimos hablando con “Wado” y Santiago (Cafiero). Yo pedí tiempo hasta el lunes (por hoy), pero la Conmebol se adelantó”, amplió el mandatario.
Sobre Brasil, es el sexto país con más contagios diarios en promedio por millón de habitantes entre las 10 naciones que participan del torneo. Y su campaña de vacunación es la tercera en porcentaje de vacunados. Una vez confirmada como sede, el titular de Conmebol, Alejandro Domínguez, agradeció al presidente Jair Bolosnaro: “Gracias por recibir al torneo de selecciones más antiguo del mundo”, y dejó un mensaje para Argentina: “Con seguridad habrá nuevas ocasiones para llevar adelante proyectos en conjunto”.
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