En un cambio abrupto de su política exterior, Alberto Fernández instruyó al canciller Felipe Solá que Argentina votara a favor de crear una comisión en Naciones Unidas para investigar las presuntas violaciones a los derechos humanos cometidas por Israel cuando enfrentó los múltiples ataques terroristas ejecutados por Hamas desde la Franja de Gaza. Ocurre en un momento crítico para Buenos Aires, que necesita del aval internacional en la negociación con el FMI y el Club de París y mientras padece la escasez de vacunas.
La instrucción presidencial impactó en la Casa Blanca, el Palacio Eliseo y la Cancillería de Alemania, que observaban a Alberto Fernández como un líder regional que tenía una posición equidistante frente al conflicto en Medio Oriente. Fue una mirada errónea de su agenda exterior: Argentina votó a favor de Hamas junto a Rusia, China, Venezuela, Cuba y México.
La decisión geopolítica de Balcarce 50, que carga el peso de la investigación sobre Israel y elude los cuestionamientos directos a las operaciones terroristas de Hamas, ya no es un hecho aislado en la agenda diplomática del gobierno kirchnerista. Hace dos meses, Argentina se retiró del Grupo Lima y se allanó en una denuncia internacional que demostraba la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela.
Alberto Fernández cree que Israel reaccionó de manera asimétrica contra los ataques de Hamas y tuvo en cuenta la posición política de Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU. Antes de la votación a favor del grupo terrorista que administra la Franja de Gaza, Bachelet aseguró que los misiles lanzados por Israel para defenderse de Hamas podían constituir un crimen de guerra castigado por la carta de las Naciones Unidas.
Solá conoce muy poco de Medio Oriente. “Gaza se parece a La Matanza, y los judíos son más inteligentes y tienen más armamentos que los palestinos. Por eso nosotros creemos que los ataques de Israel a Gaza son desproporcionados”, aseguró el canciller en París durante la gira europea que compartió con Alberto Fernández.
En este contexto, ante su ausencia de conocimiento histórico y académico, al principio se evaluó en la Casa Rosada que Solá había cometido otra gaffe diplomática. Pero una consulta directa a Olivos desplazó la toma de decisión desde el ministro al propio Presidente.
—¿Solá habló de la votación con Alberto Fernández? —preguntó Infobae.
—Permanentemente se habla del tema. La votación se alinea con nuestra agenda internacional —contestó un miembro del Gabinete que viajó a Israel con el jefe de Estado.
—La alta comisionada Bachelet avaló el proyecto de creación de la comisión investigadora contra Israel. ¿Alberto Fernández habló con ella antes de dar la instrucción a Solá?
—Nosotros siempre votamos lo que haga Bachelet.
La posición de Alberto Fernández frente al conflicto de Medio Oriente sorprendió a Washington, París, Roma, Berlín y Tel Aviv. El Presidente durante sus giras internacionales se mostró alejado de las posiciones más intransigentes del kirchnerismo duro, que siempre jugaron al lado de Hamas y alineados con Vladimir Putin, Xi Jinping, Nicolás Maduro y el régimen cubano.
Sin dudas, con su apoyo a la comisión investigadora contra Israel, Alberto Fernández ha quedado en una falsa escuadra con respecto a Joseph Biden, Emmanuel Macron, Marido Draghi, Ángela Merkel y Benjamin Netanyahu, que rechazaron o se abstuvieron frente a la movida diplomática que empujó Bachelet en beneficio de una organización terrorista que opera con fondos e inteligencia de Siria y Rusia.
El movimiento geopolítico de Alberto Fernández puede complicar la negociación de la deuda externa, en un tablero internacional que siempre conecta decisiones de organismos multilaterales con posturas diplomáticas de países de Occidente que defienden a Israel frente a las agresiones terroristas apoyadas por China, Rusia, Venezuela y Cuba.
Estados Unidos tiene la mayoría en el board del Fondo Monetario Internacional. Sin ese apoyo, Argentina puede caer en default. Hamas y Gaza no votan en el FMI.
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