Desde su despacho en la Quinta de Olivos, el presidente Alberto Fernández estuvo monitoreando las primeras 48 horas del confinamiento estricto que su administración decidió implementar en gran parte del país con el objetivo de bajar los niveles de contagio, una de las mayores preocupaciones que tiene desde hace algunas semanas, mientras espera ansioso posibles novedades de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, que viajó a México y a Cuba para interiorizarse en persona sobre el avance de diferentes vacunas contra el coronavirus.
En la soledad de su oficina, el mandatario nacional se metió de lleno en los datos y las cifras que sus asesores le fueron entregando a lo largo del sábado y del domingo, información que refleja el desarrollo que va teniendo hasta el momento la medida que anunció el jueves pasado, ante la escala de los casos de COVID-19 y el alto porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva, que en muchos lugares supera el 80 por ciento.
Si bien se mostró “satisfecho” con los números que señalan una fuerte disminución de la circulación en la vía pública, también reconoció que es demasiado pronto para sacar conclusiones al respecto y le transmitió cautela a su equipo de trabajo.
El jefe de Estado cree que este nuevo aislamiento puede llegar a funcionar como “un martillazo”, una especie de golpe que aplane la curva de infectados y le de aire al Gobierno y al sistema de salud para resistir mientras llegan más dosis para continuar con la campaña de vacunación.
Así se lo comentó a sus allegados, pero así también lo explicó durante una entrevista que brindó este fin de semana al canal CNN en Español: “Esto, lo que hace es que te permite barajar y dar la vuelta, ganar tiempo y bajar el número de contagios”, sostuvo al programa Conecta2.
Sabiendo que cualquier análisis es prematuro, Alberto Fernández se limitó a observar con cierto agrado los informes que recibió sobre la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y en las principales ciudades argentinas.
Por la mañana del domingo, el mandatario nacional tomó su teléfono y conversó con Vizzotti antes de que la ministra abordara el vuelo que, junto a la asesora presidencial, Cecilia Nicolini, la trasladó hasta la capital de México, donde ambas comenzarán una importante gira en busca de nuevas vacunas.
En el distrito federal, las funcionarias llevarán adelante una agitada agenda que comenzará este lunes y estará vinculada al proceso de producción y liberación de las dosis de Oxford-AstraZeneca, que Argentina elabora en forma conjunta con el país norteamericano.
El miércoles, Vizzotti y Nicolini partirán rumbo a La Habana, Cuba, para conocer de primera mano los avances de las vacunas Abdala y Soberana 2, dos de los proyectos que se están desarrollando en esa isla en el marco de la lucha global contra el coronavirus.
Todos estos son temas que lo entusiasman a Alberto Fernández, quien luego de conversar con la titular de la cartera sanitaria también habló con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y resaltó la importancia de los esfuerzos conjuntos que vienen realizando la Argentina y México para la producción de AstraZeneca.
De hecho, fue el propio Presidente el que terminó de cerrar la gira de Vizzotti y Nicolini. Para ultimar los detalles del viaje, se comunicó con su par cubano, Miguel Díaz-Canel, y con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
Si bien conseguir más vacunas sigue siendo uno de los objetivos principales del Gobierno, en la Quinta de Olivos también hubo felicidad por las dosis de AstraZeneca que comenzaron a llegar el domingo y terminarán de hacerlo este lunes por la tarde.
Cuando arriben estas últimas partidas, la Argentina habrá sumado un millón más de estas vacunas a su stock, algo que fue celebrado por el mandatario como un hecho histórico. En la residencia de Olivos hay quienes destacan que nunca antes el país había recibido tantas en tan poco espacio de tiempo.
Con estos nuevos cargamentos, podrá reforzarse la campaña de inmunización que comenzó en diciembre pasado y por la cual hay 8.724.622 de personas que tienen al menos una aplicación y solamente 2.402.495 que completaron el esquema. Para darle más tiempo a este operativo fue que el Poder Ejecutivo decretó nuevamente un aislamiento estricto.
“¿Bajarán los contagios’?”, le preguntaron al Presidente cuando recién estaba finalizando el segundo día del confinamiento. Su respuesta fue contundente: recién dentro de dos semanas se va a poder saber con cierta certeza si esta medida sirvió para disminuir la cantidad de casos y fallecidos por COVID-19 en el país. Con los datos que están disponibles hasta el momento -insistió-, sería muy prematuro sacar una conclusión.
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