A última hora del pasado jueves el Capitán de Pesca Rubén Meloni cobro notoriedad al ser el primer capitán de un buque civil que invocando el artículo 131 de la ley de la navegación 20094 decidió tomar muelle en el puerto de Comodoro Rivadavia, a pesar de que las autoridades locales le habían negado el ingreso al estuario local al considerar que la nave era un peligro sanitario para la población.
La extrema decisión que Meloni se vio obligado a adoptar se produjo luego de que el propietario de la embarcación, Carlos Villarreal, realizara ingentes gestiones para lograr que las autoridades portuarias y municipales se apiadaran de la situación y autorizaran el ingreso de la nave a puerto a efectos de separar a los pocos tripulantes sanos (8 sobre 30) y le dieran asistencia sanitaria adecuada a los dos marinos que presentaban severo compromiso respiratorio.
Ante la negativa rotunda recibida, Villarreal realizó la correspondiente exposición ante la Prefectura Naval Argentina y deslindo toda responsabilidad por la vida de sus empleados en las autoridades provinciales, municipales y portuarias correspondientes.
A las 1:10 del viernes, Meloni, a pesar de estar padeciendo él mismo los síntomas de la enfermedad, con un cuadro febril y casi sin voz, logró dar las ordenes correspondientes a su menguada tripulación y atracar su buque con seguridad en el muelle comercial de Comodoro Rivadavia, declarándose en emergencia. No solo arribaron ambulancias a su encuentro, sino también personal policial para notificarlo del inicio de actuaciones sumarias que presagian la apertura de un expediente judicial.
Si bien la odisea marítima había concluido, las autoridades locales no vieron con buenos ojos la decisión del experimentado marino y dispusieron un confinamiento riguroso de la embarcación, autorizando el traslado a un nosocomio local de los dos tripulantes en estado más delicado e impidiendo al resto trasladarse a un centro de aislamiento con condiciones de habitabilidad mediamente aptas. Los tripulantes no contagiados se encuentran ahora compartiendo un espacio reducido con los contagiados por lo que, según los especialistas consultados, “el contagio masivo es inminente”.
En este punto de la grave situación sanitaria a bordo, desde la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca se ha emitido un duro comunicado en el que, entre otras cosas, se señala: “Se ha resuelto decretar un cese total de actividades de la flota pesquera nacional a partir del próximo 17 de mayo como consecuencia del trato inhumano que están recibiendo los tripulantes del buque ‘Mishima Maru 8′ Matrícula 01275, quienes se encuentran atravesando un brote de COVID-19 estando impedidos de desembarcar y sin recibir la atención médica requerida por algunos compañeros en virtud de los síntomas propios de la enfermedad”.
En otro párrafo del comunicado, los pescadores agremiados agregan: “La actitud desaprensiva de las autoridades de la ciudad de Comodoro Rivadavia queda demostrada al negársele a la empresa armadora el traslado de los tripulantes que no requieran hospitalización a un alojamiento adecuado para transitar la enfermedad a pesar que la misma se ofreció a pagar la totalidad de los gastos en que se deba incurrir”.
Respecto al inicio de actuaciones sumariales al capitán por parte de la Prefectura Naval, el sindicato sostiene: “Se han iniciado actuaciones contra el capitán por su supuesta entrada a puerto sin autorización cuando en realidad el marino solo hizo uso de sus facultades ante el agravamiento de la situación sanitaria de su tripulación”.
Finalmente, el comunicado reitera el reclamo nunca respondido por la Ministra de Salud, Carla Vizzotti, relacionado con la vacunación al personal embarcado ante la imposibilidad de realizar el trabajo a bordo en condiciones seguras frente a la pandemia COVID-19.
Un protocolo sanitario que no funcionó
Infobae consulto a especialistas del sector marítimo respecto a la cada vez mayor incidencia de la enfermedad entre el personal embarcado y terrestre del sector, como así también por las severas fallas que presentan los protocolos elaborados en forma conjunta por los Ministerios de Salud y Transporte, obteniendo como respuesta la siguiente explicación: “Cuando empezó la pandemia, las autoridades sanitarias fueron francamente descuidadas con todo lo relacionado con el control de puertos y buques. El detonante fue la verdadera bomba epidemiológica desatada en el puerto de Ushuaia en circunstancias en las que el buque Coral Princess tocó puerto y se permitió el desembarco de una gran cantidad de pasajeros portadores del virus”.
Asimismo, amplían: “Una vez que se tomó conciencia de la gravedad de la situación, se establecieron protocolos de aislamiento previo al embarque de tripulantes (burbuja) y se dispuso la prohibición de bajar en puertos de escala a las tripulaciones nacionales y extranjeras, pero de alguna manera se producen a diario contaminaciones a bordo y en tierra”.
“Lo que las autoridades sanitarias no llegan a entender es que aislar fuera de puerto a un buque contagiado es realmente algo que denota una ignorancia e irresponsabilidad supinas. La tripulación de un barco está compuesta por profesionales de distintas especialidades y todos en su conjunto son necesarios para poner la nave en movimiento y operarla. Si un capitán es obligado a fondear y observa cómo día tras día sus tripulantes van siendo afectados por la enfermedad, se llega a un punto en el que de ser necesario entrar a puerto quizás ya no tenga la mano de obra disponible para hacerlo, lo que sería catastrófico para esa tripulación enferma que requiere ayuda inmediata”, remarcan.
A partir de la aparición de distintas vacunas, la Organización Marítima Internacional y la Organización Mundial de la Salud dictaminaron que los trabajadores del transporte, en general, y los marinos, en particular, deberían ser inoculados para minimizar los riesgos de catástrofes sanitarias. Ginés González García, primero, y Carla Vizzotti, en la actualidad, se resisten a cumplir esta indicación al considerar que los marinos deben ser vacunados de acuerdo a su franja de edad y no al riesgo al que se exponen.
En el resto de la actividad
En forma coincidente con la medida que paralizará la actividad pesquera a partir del próximo lunes, los gremios que representan al personal embarcado que tripula buques de carga y de transporte de combustible como así también barcos remolcadores fluviales y marítimos, dejarán de prestar servicios en las próximas horas y por idénticos motivos.
Por su parte, los prácticos y pilotos, responsables del asesoramiento a los capitanes de buques de distintos países que transitan por canales argentinos o que amarran a puertos nacionales, evalúan medidas de protesta ante la creciente ola de contagios a bordo de las naves que ingresan o sacan de los puertos y la falta de respuestas de Vizzotti a sus también reiterados reclamos.
Todos los trabajadores marítimos, fluviales y pesqueros han sido declarados como esenciales en los sucesivos decretos presidenciales en virtud de ser los buques el medio de entrada y salida del 95% del comercio exterior argentino y por ser además la pesca una actividad estratégica que aporta más de U$S 2.000 millones anuales a las arcas de la nación.
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