Como ocurre en cada encuentro entre la máxima autoridad eclesiástica del Mundo y algún mandatario nacional, el Papa Francisco y Alberto Fernández intercambiaron sus respectivos regalos protocolares durante el encuentro pactado en la gira europea del presidente argentino.
Productos alimenticios, una medalla y una estatuilla desde un lado y una copia de la última encíclica y un mosaico desde el otro fueron los obsequios intercambiados entre Francisco y Fernández, durante un encuentro que pareció buscar formalidad entre dos personas que habían mantenido una amistad en el pasado.
Durante la cita llevada a cabo en el Aula Paulo VI, ubicada a unos pocos metros de Santa Marta, el presidente de la Argentina le obsequió al máximo pontífice productos orgánicos de miel y de la cocina del Papa Francisco de jóvenes recuperados de adicciones de los hogares de la villa 3, una medalla por el aniversario de Malvinas, una estola de la Basílica de San José de Flores y estatuilla de San José (réplica de la que está en la basílica) con una estampita de Lujan, una colección de la Divina comedia traducida y un libro biográfico de Enrique Santos Discépolo.
Por su lado, el Papa Francisco le entregó una copia de su tercera encíclica “Fratelli Tutti” (Todos hermanos) y un mosaico que representa al hombre y la mujer que responden a la invitación del Señor en el Génesis y cultivan la tierra, cuidándola. La inscripción, sobre un lateral del objeto, reza: “Que el fruto de la tierra y del trabajo del hombre se convierta en alimento para la vida eterna”.
La tercera encíclica obsequiada por Francisco fue publicada por el Vaticano el último 3 de octubre en el Convento de San Francisco de Asís. Durante el acto, llevado a cabo en el Aula Nueva del Sínodo, el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, detalló que el máximo pontífice puso de relieve que “la fraternidad no es una moda que se desarrolla en el tiempo, si no la manifestación de actos concretos”.
El título elegido para esa encíclica se basó en un intento del Papa de construir “un mundo más justo y fraterno en sus relaciones cotidianas, en la vida social, en la política y en las instituciones”, especialmente mientras la comunidad mundial atraviesa una pandemia nunca vista a lo largo del último siglo.
De hecho, ese extenso documento reflexionó a lo largo de sus ocho capítulos sobre cómo la emergencia sanitaria mundial ha servido para demostrar que “nadie se salva solo” y que ha llegado el momento de que “soñemos como una única humanidad” en la que somos “todos hermanos”.
El presidente argentino llegó al Vaticano a bordo de un auto negro e ingresó por una calle lateral a la Basílica de San Pedro a las 4.52, hora argentina (9.52 de Europa central) y la audiencia comenzó a las 5 (10 hs. locales) y duró unos 35 minutos.
Junto al Presidente llegaron la primera dama Fabiola Yáñez, el canciller Felipe Sola, el ministro de Economía, Martín Guzmán, y los secretarios Guillermo Oliveri (Culto), Gustavo Béliz (Asuntos Estratégicos), Julio Vitobello (General de la Presidencia) y Juan Pablo Biondi (Medios y Comunicación).
Fue el primer encuentro entre ambos desde que en la Argentina se aprobara la ley de legalización del aborto. Durante la charla, el Papa y el presidente analizaron la situación del Mundo ante la pandemia, debatieron sobre la estrategia de negociación del país con el FMI ante la deuda contraída y destacaron la importancia del acuerdo del Cambio Climático de París.
Luego de la cita personal, Fernández y el canciller Felipe Solá mantuvieron un encuentro de unos 40 minutos por separado junto al cardenal Pietro Parolin, secretario general del Vaticano, para resolver asuntos diplomáticos en común. De ese encuentro también participaron Oliveri y el secretario de Relaciones con los Estados del Vaticano, monseñor Paul Richard Gallagher.
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