(Enviado especial) El presidente Alberto Fernández calificó su encuentro con el papa Francisco como “muy lindo” al salir del hotel que lo hospeda en Roma rumbo al Palacio del Quirinal, donde compartirá un almuerzo con el presidente de Italia, Sergio Mattarella.
“Fue un muy lindo encuentro, hacía un tiempo que no lo veía por lo tanto reencontrarlo fue muy grato para mí”, introdujo ante la consulta de Infobae y de los periodistas que cubren la gira oficial a Europa.
Y continuó: “Hablamos de todos los problemas que aquejan al mundo y que aquejan a la Argentina; como siempre él con su gran predisposición para ayudarnos”.
“Le comenté lo que estábamos haciendo, cómo estábamos avanzando en las negociaciones y como siempre hace, él me expresó su idea de apoyarnos en todo lo que pueda apoyarnos”, completó.
- ¿Lo invitó a la Argentina?
- Siempre lo invito, pero es una decisión de él.
El contacto con la prensa duró menos de 50 segundos. El jefe de Estado partió rápidamente desde el Sofitel ubicado sobre Vía Veneto, a metros de Villa Borghese, rumbo a la comida que también tiene como invitados a todos los integrantes de la comitiva argentina, entre ellos el canciller Felipe Solá, el ministro de Economía Martín Guzmán y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
En una segunda instancia, Fernández irá al Palacio Chigi, donde lo espera el primer ministro Mario Draghi, en una Roma soleada, donde se advierten los signos de la pandemia: hay muy pocas personas por las calles, algo que contrasta con el escenario habitual de una de las capitales más elegidas por turistas de todo el mundo.
El papa Francisco recibió al presidente Alberto Fernández en el Aula Paulo VI, ubicada a pocos metros de Santa Marta. El mandatario argentino arribó en un auto negro e ingresó por una calle lateral a la Basílica de San Pedro a las 4.52 (hora argentina). La audiencia comenzó puntual, a las 5 (hora argentina) y duró 35 minutos.
Al finalizar el encuentro, desde el Vaticano destacaron “las buenas relaciones bilaterales existentes” entre ambos líderes, y la intención de “seguir desarrollando la colaboración en sectores de interés mutuo”.
“También nos centramos en la situación del país, con especial referencia a algunos problemas como la gestión de la emergencia pandémica, la crisis económico-financiera y la lucha contra la pobreza, destacando, en este contexto, el importante aporte que la Iglesia Católica ofrecido y sigue asegurando”, agregaron los voceros eclesiásticos.
Junto al Presidente llegaron la primera dama Fabiola Yáñez, el canciller Felipe Sola, el ministro de Economía, Martín Guzmán, y los secretarios Guillermo Oliveri (Culto), Gustavo Béliz (Asuntos Estratégicos), Julio Vitobello (General de la Presidencia) y Juan Pablo Biondi (Medios y Comunicación).
Alberto Fernández y Francisco estuvieron a solas, y al concluir la audiencia fue el turno del saludo protocolar de la delegación con el Papa, la foto oficial y la entrega de obsequios.
¿Cuáles fueron los regalos entregados? Productos orgánicos de miel y de la cocina del Papa Francisco de jóvenes recuperados de adicciones de los hogares de la villa 3, una medalla por el aniversario de Malvinas, una estola de la Basílica de San José de Flores y estatuilla de San José (réplica de la que está en la basílica) con una estampita de Lujan, una colección de la Divina comedia traducida y un libro biográfico de Discépolo.
El sumo pontífice, por su lado, le entregó una copia de su tercera encíclica, “Fratelli Tutti”, y un mosaico que representa al hombre y la mujer que responden a la invitación del Señor en el Génesis y cultivan la tierra, cuidándola. La inscripción en el lateral dice: “Que el fruto de la tierra y del trabajo del hombre se convierta en alimento para la vida eterna”.
Luego, el Jefe de Estado y su canciller Solá mantuvieron un encuentro por separado -y por unos 40 minutos- con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano, para analizar los temas comunes diplomáticos. Estuvieron presenten también Oliveri y el secretario de Relaciones con los Estados del Vaticano, monseñor Paul Richard Gallagher.